(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Lo
que nos une es mucho más que lo que nos divide”. Por eso “podemos
continuar con confianza nuestro camino ecuménico, porque sabemos que,
más allá de muchas cuestiones abiertas que todavía nos separan, ya
estamos unidos”. Así lo ha indicado el papa Francisco esta mañana, en el
encuentro con unos mil participantes de un peregrinación ecuménica de
luteranos, que ha viajado desde la región de Lutero en
Alemania y ha terminado en Roma.
Después
de su discurso, el Santo Padre ha respondido a algunas inquietudes que
le han planteados algunos de los presentes. “El proselitismo es el
veneno más fuerte contra el camino ecuménico”, ha asegurado el Papa ante
la pregunta sobre qué hacer para convencer a los que no tienen fe. “La
última cosa que tienes que hacer es ‘decir’. Tú debes vivir como
cristiano elegido, perdonado y en camino. No es lícito convencer de tu
fe”, ha explicado. Al mismo tiempo ha aconsejado “preparar la tierra
para el Espíritu Santo, el que trabaja en los corazones. Él debe decir,
no tú”.
Los
“grandes reformadores de nuestras Iglesias” son los santos, ha
respondido el Papa a otra pregunta. Son “los hombres y las mujeres que
siguen la palabra de Dios y la practican”. Quizá no son teólogos –ha
precisado– pero son gente humilde con el alma inundada de Evangelio.
Finalmente,
un estudiante de teología le ha preguntado al Pontífice qué le gusta y
qué no le gusta de los luteranos. “Me gustan los luteranos buenos, los
que siguen la fe de Jesucristo. No me gustan los católicos tibios y los
luteranos tibios”, ha asegurado. De este modo, ha recordado que “no se
puede ser cristiano sin practicar las bienaventuranza, sin hacer lo que
Jesús nos enseña en Mateo 25”.
Además,
ha querido subrayar una contradicción, de los que quieren defender el
cristianismo en occidente y por otro lado están contra los refugiados y
las otras religiones. Es hipócrita –ha concluido– decirse cristiano y
expulsar a un refugiado, un hambriento, uno que necesita ayuda. “Si yo
me digo cristiano y hago estas cosas, soy un hipócrita”.
El
testimonio que el mundo se espera de nosotros –ha señalado el Papa en
su discurso leído al inicio del encuentro– es sobre todo el de hacer
visible la misericordia que Dios tiene con nosotros a través del
servicio a los más pobres, a los enfermos, a quien ha abandonado la
propia tierra para buscar un futuro mejor para sí y para sus seres
queridos. “Al ponernos al servicio de los más necesitados experimentamos
estar ya unidos: es la misericordiosa de Dios la que nos une”.
El
Santo Padre ha querido dar gracias a Dios porque luteranos y católicos,
“estamos caminando en el camino que va del conflicto a la comunión”.
Tal y como ha recordado el Papa, se ha recorrido ya “una parte
importante del camino”. Y a lo largo de este camino se han encontrado
sentimientos contrastados: “dolor por la división que todavía existe”,
pero también “alegría por la fraternidad ya encontrada”.
La
presencia numerosa y entusiasta de este peregrinación –ha observado el
Papa– es un signo evidente de esta fraternidad, y llena de esperanza de
que se pueda continuar creciendo en la recíproca comprensión. Asimismo,
ha recordado que a finales de este mes viajará a Lund, Suecia, y junto
con la Federación Luterana Mundial recordarán, después de cinco siglos,
el inicio de la reforma de Lutero y darán “gracias al Señor por
cincuenta años de diálogo oficial entre luteranos y católicos”.
Del mismo
modo, el Papa ha explicado que parte esencial de esta conmemoración será
“dirigir nuestra mirada hacia el futuro” para dar un testimonio
cristiano común al mundo de hoy, que “tanta sed tiene de Dios y de su
misericordia”.
Finalmente,
el Pontífice ha invitado a los jóvenes a ser “testigos de
misericordia”. Por eso les ha pedido que mientras los teólogos llevan
adelante el diálogo en el campo doctrinal, ellos continúen buscando “con
insistencia” ocasiones para encontrarse, conocerse mejor, rezar juntos y
ofrecer su ayuda los unos a los otros y a todos los que lo necesitan. Y
así, libres de todo prejuicio y fiándose solo del Evangelio de
Jesucristo que anuncia la paz y la reconciliación, serán “verdaderos
protagonistas de una nueva estación de este camino, que, con la ayuda de
Dios, conducirá a la plena comunión”.
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