jueves, 31 de marzo de 2016

Comienza el Congreso Apostólico europeo de la Misericordia en Roma




Divina Misericordia - RV
31/03/2016 14:12

(RV).- Este año el Congreso Apostólico europeo de la Misericordia se lleva a cabo en Roma, del 31 de marzo hasta el 4 abril. El encuentro recoge la espiritualidad nacida durante el Ministerio Petrino de San Juan Pablo II, quien instituyó el Domingo de la Divina Misericordia, que este año se celebra el 3 de abril. Y precisamente este domingo será el jubileo de los grupos y movimientos devotos de dicha espiritualidad de la misericordia que tiene como referencia la experiencia mística de la santa polaca Faustina Kowalska, canonizada por Juan Pablo II en el año 2000.
Sobre ello, habla para Radio Vaticano el Padre Marcelo Zubía, vicario general de la orden de los Teatinos, quienes tienen a su cargo la Iglesia Santa María de la Valle, donde se están celebrando gran parte de las actividades del congreso.  “El Papa Francisco ha querido establecer este jubileo para recuperar el valor de lo que la Iglesia tienen que ofrecer al mundo de hoy, como impulso a esta Iglesia en salida”.

(MZ-RV)


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AN aprueba por unanimidad acuerdo por exhorto del Papa Francisco

31/03/2016 - 01:12 PM | Nacionales | Este jueves fue aprobado por unanimidad un acuerdo con ocasión del exhorto del Papa Francisco a favor de diálogo y la Paz en Venezuela durante la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Audiencia General del Papa: “Miserere, confiemos en el perdón y la misericordia de Dios”

 Radio Vaticana


Texto y audio completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Terminamos hoy las catequesis sobre la misericordia en el Antiguo Testamento, y lo hacemos meditando el Salmo 51, llamado Miserere. Se trata de una oración penitencial en la cual la súplica de perdón es precedida por la confesión de la culpa y en la cual el orante, dejándose purificar por el amor del Señor, se convierte en una nueva creatura, capaz de obediencia, de firmeza de espíritu, y de alabanza sincera.


El “título” que la antigua tradición judía ha puesto a este Salmo hace referencia al rey David y a su pecado con Betsabé, la mujer de Urías el Hitita. Conocemos bien los hechos. El rey David, llamado por Dios a pastorear el pueblo y a guiarlo por caminos de obediencia a la Ley divina, traiciona su propia misión y, después de haber cometido adulterio con Betsabé, manda asesinar al marido. ¡Un horrible pecado! El profeta Natán le revela su culpa y lo ayuda a reconocerlo. Es el momento de la reconciliación con Dios, en la confesión del propio pecado. ¡Y en esto David ha sido humilde, ha sido grande!


Quien ora con este Salmo está invitado a tener los mismos sentimientos de arrepentimiento y de confianza en Dios que tuvo David cuando se había arrepentido y, a pesar de ser rey, se ha humillado sin tener temor de confesar su culpa y mostrar su propia miseria al Señor, pero convencido de la certeza de su misericordia. ¡Y no era un pecado, una pequeña mentira, aquello que había hecho; había cometido adulterio y un asesinato!
El Salmo inicia con estas palabras de súplica: «¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! – se siente pecador – ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!» (vv. 3-4).


La invocación está dirigida al Dios de misericordia porque, movido por un amor grande como aquel de un padre o de una madre, tenga piedad, es decir, hace una gracia, muestra su favor con benevolencia y comprensión. Es un llamado a Dios, el único que puede liberar del pecado. Son usadas imágenes muy plásticas: borra, lávame, purifícame. Se manifiesta, en esta oración, la verdadera necesidad del hombre: la única cosa de la cual tenemos verdaderamente necesidad en nuestra vida es aquella de ser perdonados, liberados del mal y de sus consecuencias de muerte. Lamentablemente, la vida nos hace experimentar muchas veces estas situaciones; y sobre todo en ellas debemos confiar en la misericordia. Dios es más grande de nuestro pecado. No olvidemos esto: Dios es más grande de nuestro pecado. “Padre yo no lo sé decir, he cometido tantos graves, tantos” Dios es más grande de todos los pecados que nosotros podamos cometer. Dios es más grande de nuestro pecado. ¿Lo decimos juntos? Todos. “¡Dios – todos juntos – es más grande de nuestro pecado! Una vez más: “Dios es más grande de nuestro pecado”. Una vez más: “Dios es más grande de nuestro pecado”. Y su amor es un océano en el cual podemos sumergirnos sin miedo de ser superados: perdonar para Dios significa darnos la certeza que Él no nos abandona jamás. Cualquier cosa podamos reclamarnos, Él es todavía y siempre más grande de todo (Cfr. 1 Jn 3,20) porque Dios es más grande de nuestro pecado.


En este sentido, quien ora con este Salmo busca el perdón, confiesa su propia culpa, pero reconociéndola celebra la justicia y la santidad de Dios. Y luego pide todavía gracia y misericordia. El salmista confía en la bondad de Dios, sabe que el perdón divino es sumamente eficaz, porque crea lo que dice. No esconde el pecado, sino que lo destruye y lo borra; pero lo borra desde la raíz no como hacen en la tintorería cuando llevamos un vestido y borran la mancha. ¡No! Dios borra nuestro pecado desde la raíz, ¡todo! Por eso el penitente se hace puro, toda mancha es eliminada y él ahora es más blanco que la nieve incontaminada. Todos nosotros somos pecadores. ¿Y esto es verdad? Si alguno de ustedes no se siente pecador que alce la mano. Ninguno, ¡eh! Todos lo somos.
Nosotros pecadores, con el perdón, nos hacemos creaturas nuevas, rebosantes de espíritu y llenos de alegría. Ahora una nueva realidad comienza para nosotros: un nuevo corazón, un nuevo espíritu, una nueva vida. Nosotros, pecadores perdonados, que hemos recibido la gracia divina, podemos incluso enseñar a los demás a no pecar más. “Pero Padre, yo soy débil: yo caigo, caigo”, ¡pero si tú caes, levántate! Cuando un niño cae, ¿Qué hace? Levanta la mano a la mamá, al papá para que lo levanten. Hagamos lo mismo. Si tú caes por debilidad en el pecado, levanta la mano: el Señor la toma y te ayudará a levantarte. Esta es la dignidad del perdón de Dios. La dignidad que nos da el perdón de Dios es aquella de levantarnos, ponernos siempre de pie, porque Él ha creado al hombre y a la mujer para estar en pie.


Dice el Salmista: «Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. […] Yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti» (vv. 12.15).
Queridos hermanos y hermanas, el perdón de Dios es aquello de lo cual todos tenemos necesidad, y es el signo más grande de su misericordia. Un don que todo pecador perdonado es llamado a compartir con cada hermano y hermana que encuentra. Todos aquellos que el Señor nos ha puesto a nuestro alrededor, los familiares, los amigos, los compañeros, los parroquianos… todos son, como nosotros, necesitados de la misericordia de Dios. Es bello ser perdonados, pero también tú, si quieres ser perdonado, perdona también tú. ¡Perdona! Que nos conceda el Señor, por intercesión de María, Madre de misericordia, ser testigos de su perdón, que purifica el corazón y transforma la vida. Gracias.
(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)

domingo, 27 de marzo de 2016

Mensaje Pascual del Papa Francisco y bendición urbi et orbi 2016












7K
El Papa saluda a los fieles. Foto: Martha Calderón / ACI Prensa
El Papa saluda a los fieles. Foto: Martha Calderón / ACI Prensa
VATICANO, 27 Mar. 16 / 05:27 am (ACI).- El Papa Francisco presidió esta mañana la Misa de la Pascua de Resurrección  en la Plaza de San Pedro. El Pontífice no tuvo homilía puesto que después leyó su Mensaje Pascual e impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la Basílica.


En él, el Santo Padre, manifestó que “sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida”.
El Pontífice repasó algunos de los conflictos que se viven en la actualidad , como los de Ucrania, Burundi, y Oriente Medio, ofreció su “cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica”, y habló de los cristianos perseguidos.


“Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!”.
A continuación, ACI Prensa comparte con sus lectores el texto completo del mensaje pascual 2016:
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
Jesucristo, encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús es el Señor!









viernes, 25 de marzo de 2016

¡No fue la muerte sino el amor el que nos ha salvado! El Papa Francisco preside la celebración de la Pasión del Señor

El Papa Francisco durante la celebración de la Pasión de Cristo - AP
25/03/2016 17:05

(RV) "Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo, ¡la misericordia!" Lo aseguró el predicador de la Casa Pontificia, p. Raniero Cantalamessa la tarde del Viernes Santo en presencia del Papa Francisco durante la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro, subrayando que el año de la misericordia es "la oportunidad de oro" para sacar a la luz la verdadera imagen del Dios bíblico, que no sólo tiene misericordia, sino que es misericordia. "¡Dios hace justicia, siendo misericordioso! Ésta es la gran revelación", aseguró el fraile capuchino subrayando que la Escritura explica claramente el concepto de ‘justicia de Dios’…  "Cuando se ha manifestado la bondad de Dios y de su amor por los hombres, Él nos ha salvado, no en virtud de las obras de justicia cumplidas por nosotros, sino por su misericordia".


"¿Qué sucedió en la cruz tan importante al punto de justificar este cambio radical en los destinos de la humanidad?", se preguntó más adelante el p. Cantalamessa, recordando que en su libro sobre Jesús de Nazaret, Benedicto XVI escribió: "La injusticia, el mal como realidad no puede simplemente ser ignorada, dejado de lado. Tiene que ser descargado, vencido. Ésta es la verdadera misericordia. Y que ahora, visto que los hombres no son capaces, lo haga el mismo Dios – ésta es la bondad incondicional de Dios". "Dios no se ha contentado de perdonar los pecados del hombre; ha hecho infinitamente más, los ha tomado sobre sí y se los ha endosado".


"Ya en la Edad Media había quien tenía dificultad en creer que Dios exigiese la muerte del Hijo para reconciliar el mundo así. San Bernardo le respondía: ‘No fue la muerte del Hijo que le gustó a Dios, mas bien su voluntad de morir espontáneamente por nosotros’: ‘Non mors placuit sed voluntas sponte morientis’. ¡No fue la muerte por lo tanto, sino el amor el que nos ha salvado!". Más adelante el predicador de la Casa Pontificia se detuvo a meditar sobre el odio y la brutalidad de los ataques terroristas en Bruselas que "nos ayudan a entender la fuerza divina contenida en las últimas palabras de Cristo: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’". "Por grande que sea el odio de los hombres, el amor de Dios ha sido, y será, siempre más fuerte.

 A nosotros está dirigida, en las actuales circunstancias, la exhortación del apóstol Pablo: ‘No te dejes vencer  por el mal antes bien, vence al mal con el bien’". "Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo, ¡la misericordia! La misericordia de Dios por los hombres y de los hombres entre ellos. Esa puede salvar, en particular, la cosa más preciosa y más frágil que hay en este momento, en el mundo, el matrimonio y la familia".

 El p. Cantalamessa finalizó su predicación pidiendo rezar al Padre Celeste, "por los méritos del Hijo tuyo que en la cruz ‘se hizo pecado’ por nosotros", para que haga "caer del corazón de las personas, de las familias y de los pueblos, el deseo de venganza" y nos haga "enamorar de la misericordia".
(RC-RV)

jueves, 24 de marzo de 2016

El Papa en la Misa Crismal: Jesús nos convierte de pobres y ciegos a ministros de misericordia y consolación

2016-03-24 Radio Vaticana


(RV).- La Misericordia de Dios estuvo en el centro de la homilía del Papa Francisco durante la Santa Misa Crismal del Jueves Santo, y lo hizo incidiendo en dos ámbitos en los cuales el Señor excede en su Misericordia: “el del encuentro y el de su perdón que nos hace avergonzarnos y nos da la dignidad”.


Hablando del perdón excesivo del Señor, el Papa Francisco aseguró que tendríamos que mantenernos siempre en esa tensión sana entre una digna vergüenza y una avergonzada dignidad: “actitud de quien por sí mismo busca humillarse y abajarse, pero es capaz de aceptar que el Señor lo ensalce en bien de la misión, sin creérselo”.


El Obispo de Roma recordó que en el Año Jubilar recibimos con avergonzada dignidad  la Misericordia en la carne herida de nuestro Señor Jesucristo y le pedimos que nos lave de todo pecado y nos libre de todo mal; y con la gracia del Espíritu Santo nos comprometemos a comunicar la Misericordia de Dios a todos los hombres, practicando las obras que el Espíritu suscita en cada uno para el bien común de todo el pueblo fiel de Dios.
(MZ-RV)

El Papa Francisco renovó el gesto de Jesús: paz y hermandad, contra traficantes de armas, guerras y terror

El Papa Francisco lavó los pies como Jesús y recordó que todos somos hermanos - EPA
25/03/2016 12:32
En la Misa de la Cena del Señor, dando comienzo al Triduo Pascual del Jubileo de la Misericordia, el Papa destacó dos gestos: Jesús lava los pies y Judas vende a Jesús por dinero

(RV).- Con el mismo gesto de Jesús, que lavó los pies, el Papa Francisco recordó que «todos somos hermanos» y «ello tiene un nombre: paz y amor». Y refiriéndose al «gesto de guerra y destrucción», perpetrado en Bruselas, por quienes no quieren la paz, puso en guardia con firmeza contra los fabricantes y traficantes de armas.
En su homilía, el Sucesor de Pedro destacó que los gestos hablan más que las imágenes y las palabras. E hizo hincapié en la contraposición entre el gesto de amor de Jesús y el de Judas que traiciona al Señor, detrás del cual había otros que no querían la paz.
La celebración tuvo lugar en el Centro de acogida para solicitantes de asilo, CARA, por su sigla en italiano, en Castelnuovo di Porto, a uno 30 kilómetros al norte de Roma.
«Musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos» «todos somos hermanos, de diferentes culturas y religiones y queremos vivir en paz», recemos al Señor «para que esta hermandad se contagie en todo el mundo», reiteró el Santo Padre, que lavó los pies a doce personas, 11 acogidas en el mismo centro y una trabajadora social, de distintas nacionalidades y religiones.

miércoles, 23 de marzo de 2016

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL Miércoles 23 de marzo de 2016 [Multimedia]

El Papa durante el Viernes Santo del año pasado. Foto: Martha Calderón / ACI Prensa

Queridos hermanos y hermanas:Nuestra reflexión de hoy nos introduce en el Triduo Pascual. Tres días intensos que nos hablan de la misericordia de Dios, pues hacen visible hasta dónde puede llegar su amor por nosotros. El Evangelio de san Juan dice: «Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo», los amó hasta el fin. El Triduo Pascual es el memorial de un drama de amor que nos da la certeza que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida.


 El Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies, Jesús nos enseña que la Eucaristía es el amor que se hace servicio.


 El Viernes Santo, llegamos al momento culminante del amor, un amor que quiere abrazar a todos sin excluir a nadie con una entrega absoluta.


 El Sábado Santo, es el día del silencio de Dios, Jesús comparte con toda la humanidad el drama de la muerte, no dejando ningún espacio donde no llegue la misericordia infinita de Dios. En este día, el amor no duda, como María, la primera creyente, ella no dudó, guardó silencio y esperó.


 El amor espera confiado en la palabra del Señor hasta que Cristo resucite esplendente el día de Pascua.



Saludos
Saludo cordialmente a los bulliciosos peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que en estos días santos, acojamos en nuestro corazón la grandeza del amor divino en el misterio de la Muerte y Resurrección del Señor. Gracias.
 



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domingo, 20 de marzo de 2016

“Aprendamos a renunciar por amor y sigamos el camino del servicio”, el Papa el Domingo de Ramos

20/03/2016 11:07

“Agitando las palmas y los ramos de olivo hemos expresado la alabanza y el gozo, el deseo de recibir a Jesús que viene a nosotros". El Papa Francisco este Domingo de Ramos. - REUTERS
Texto y audio completo de la homília del Papa este Domingo de Ramos

«¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» (Cf. Lc 19,38), gritaba la muchedumbre de Jerusalén acogiendo a Jesús. Hemos hecho nuestro aquel entusiasmo, agitando las palmas y los ramos de olivo hemos expresado la alabanza y el gozo, el deseo de recibir a Jesús que viene a nosotros. Del mismo modo que entró en Jerusalén, desea también entrar en nuestras ciudades y en nuestras vidas. Así como lo ha hecho en el Evangelio, cabalgando sobre un simple pollino, viene a nosotros humildemente, pero viene «en el nombre del Señor»: con el poder de su amor divino perdona nuestros pecados y nos reconcilia con el Padre y con nosotros mismos. Jesús está contento de la manifestación popular de afecto de la gente, y ante la protesta de los fariseos para que haga callar a quien lo aclama, responde: «si estos callan, gritarán las piedras» (Lc 19,40).



 Nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo y de la tristeza.
Sin embargo, la Liturgia de hoy nos enseña que el Señor no nos ha salvado con una entrada triunfal o mediante milagros poderosos. El apóstol Pablo, en la segunda lectura, sintetiza con dos verbos el recorrido de la redención: «se despojó» y «se humilló» a sí mismo (Fil 2,7.8). Estos dos verbos nos dicen hasta qué extremo ha llegado el amor de Dios por nosotros. Jesús se despojó de sí mismo: renunció a la gloria de Hijo de Dios y se convirtió en Hijo del hombre, para ser en todo solidario con nosotros pecadores, él que no conoce el pecado. Pero no solamente esto: ha vivido entre nosotros en una «condición de esclavo» (v. 7): no de rey, ni de príncipe, sino de esclavo.


 Se humilló y el abismo de su humillación, que la Semana Santa nos muestra, parece no tener fondo.
El primer gesto de este amor «hasta el extremo» (Jn 13,1) es el lavatorio de los pies. «El Maestro y el Señor» (Jn 13,14) se abaja hasta los pies de los discípulos, como solamente hacían lo siervos. Nos ha enseñado con el ejemplo que nosotros tenemos necesidad de ser alcanzados por su amor, que se vuelca sobre nosotros; no puede ser de otra manera, no podemos amar sin dejarnos amar antes por él, sin experimentar su sorprendente ternura y sin aceptar que el amor verdadero consiste en el servicio concreto.
Pero esto es solamente el inicio. La humillación que sufre Jesús llega al extremo en la Pasión: es vendido por treinta monedas y traicionado por un beso de un discípulo que él había elegido y llamado amigo. Casi todos los otros huyen y lo abandonan; Pedro lo niega tres veces en el patio del templo.


 Humillado en el espíritu con burlas, insultos y salivazos; sufre en el cuerpo violencias atroces, los golpes, los latigazos y la corona de espinas desfiguran su aspecto haciéndolo irreconocible. Sufre también la infamia y la condena inicua de las autoridades, religiosas y políticas: es hecho pecado y reconocido injusto. Pilato lo envía posteriormente a Herodes, y este lo devuelve al gobernador romano; mientras le es negada toda justicia, Jesús experimenta en su propia piel también la indiferencia, pues nadie quiere asumirse la responsabilidad de su destino. Y pienso en tanta gente, en tantos migrantes, en tantos prófugos, en tantos refugiados, a aquellos de los cuales muchos no quieren asumirse la responsabilidad de su destino.



 El gentío que apenas unos días antes lo aclamaba, transforma las alabanzas en un grito de acusación, prefiriendo incluso que en lugar de él sea liberado un homicida. Llega de este modo a la muerte en cruz, dolorosa e infamante, reservada a los traidores, a los esclavos y a los peores criminales. La soledad, la difamación y el dolor no son todavía el culmen de su anonadamiento. Para ser en todo solidario con nosotros, experimenta también en la cruz el misterioso abandono del Padre. Sin embargo, en el abandono, ora y confía: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).
Suspendido en el patíbulo, además del escarnio, afronta también la última tentación: la provocación a bajar de la cruz, a vencer el mal con la fuerza, y a mostrar el rostro de un Dios potente e invencible. Jesús en cambio, precisamente aquí, en el culmen del anonadamiento, revela el rostro auténtico de Dios, que es misericordia. Perdona a sus verdugos, abre las puertas del paraíso al ladrón arrepentido y toca el corazón del centurión. Si el misterio del mal es abismal, infinita es la realidad del Amor que lo ha atravesado, llegando hasta el sepulcro y los infiernos, asumiendo todo nuestro dolor para redimirlo, llevando luz donde hay tinieblas, vida donde hay muerte, amor donde hay odio.



Nos pude parecer muy lejano a nosotros el modo de actuar de Dios, que se ha humillado por nosotros, mientras a nosotros nos parece difícil olvidarnos un poco de nosotros mismos. Él renunció a sí mismo por nosotros; ¡Cuánto nos cuesta a nosotros renunciar a alguna cosa por él y por los otros! Pero si queremos seguir al Maestro, más que alegrarnos porque el viene a salvarnos, estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos aprender este camino deteniéndonos en estos días a mirar el Crucifijo, es la “cátedra de Dios”. Los invito en esta semana a mirar frecuentemente esta “cátedra de Dios”, para aprender el amor humilde, que salva y da la vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y de la fama.


 Estamos atraídos por las miles vanas ilusiones del aparentar, olvidándonos de que «el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene» (Gaudium et spes, 35); con su humillación, Jesús nos invita a purificar nuestra vida. Volvamos a él la mirada, pidamos la gracia de entender al menos algo de su anonadación por nosotros;

y así, en silencio, contemplemos el misterio de esta semana. Reconozcámoslo como Señor de esta semana.

Radio Vaticano

miércoles, 16 de marzo de 2016

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL Miércoles 16 de marzo de 2016 [Multimedia]





Queridos hermanos y hermanas
El Profeta Jeremías se dirige a los israelitas que habían sido deportados y les anuncia el regreso a su tierra. Esta vuelta en patria es signo del amor infinito de Dios que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio fue una experiencia muy dura para el pueblo de Israel e hizo que su fe vacilase. También nosotros podemos vivir a veces algún tipo de exilio, como la soledad, el sufrimiento, la muerte, que nos hace pensar que estamos abandonados de Dios. Nos podemos preguntar: ¿Dónde está Dios? El Profeta Jeremías nos da una respuesta: Dios está cerca de nosotros, es fiel y hace grandes obras de salvación en aquellos que esperan en él. Dios ama con un amor sin límites, que ni el pecado puede frenar, y hace que el corazón del hombre se llene de alegría y consolación. Jesús ha llevado a plenitud el anuncio del profeta. Su pasión, muerte y resurrección es la expresión definitiva y más plena del amor misericordioso de Dios, que nos devuelve del exilio, nos conforta en las adversidades y nos concede alegría, paz y vida eterna.


Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Hermanos y hermanas, los animo a no desfallecer ante las dificultades y a confiar siempre en la fidelidad de Dios. Él, con su misericordia, los consolará y les hará plenamente felices. Muchas gracias.

domingo, 13 de marzo de 2016

Regalo del Papa Francisco en el aniversario de su elección, a la hora del Ángelus

El Papa anhela que el Evangelio de Jesús llegue a los corazones 

(RV).- El «Evangelio de la Misericordia de San Lucas», regalado por deseo del Papa Francisco, el V Domingo de Cuaresma, 13 de marzo de 2016, en el tercer aniversario de su elección pontificia. 40.000 ediciones de bolsillo, distribuidas, por deseo del Santo Padre, después de la oración mariana del Ángelus y entregadas en la Plaza de San Pedro, por numerosos voluntarios: abuelos y pequeños.
Entre ellos, algunos miembros del Dispensario Pediátrico de Santa Marta, en el Vaticano,   que desde hace más de 90 años asiste a pequeños pacientes, sin distinción de raza o religión ofreciendo asistencia médica, apoyo psicológico y garantizando las necesidades básicas de los niños y sus familias. Y, entre los abuelos, se sumaron a esta iniciativa grupos de la Diócesis del Papa.


El Comunicado de la Limosnería Apostólica recuerda que, como escribió el Papa en la Bula Misericordiae Vultus: «La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona» (n. 12). Y que por ello «es muy importante que los que entregan el don del Papa, que quiere llegar al corazón y la mente de todos sean aquellos que han transmitido la vida y los valores más bellos y grandes a sus hijos y nietos». Y se presentan ahora como sabios anunciadores de la Misericordia del Padre celestial, entregando la herencia más preciosa: ¡el Evangelio de Jesús! 


Con el anhelo de que los hijos y los nietos puedan aprender de los abuelos a ser expertos de Misericordia.
Cómo no recordar que «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso», es la invitación de Jesús, que cita el Evangelista Lucas (6,36) y es el lema del Jubileo extraordinario de la Misericordia.También el 6 de abril de 2014 y el 22 de marzo de 2015 se distribuyó en la Plaza de San Pedro, en la cita para el Ángelus, un Evangelio de bolsillo.
(CdM – RV)

sábado, 12 de marzo de 2016

Una cena con los pobres del Vaticano para celebrar tercer aniversario del Papa Francisco

Este templo custodia desde hace 33 años la cruz original que San Juan Pablo II donó a los jóvenes en ocasión de la primera Jornada Mundial de la Juventud celebrada en 1983.
Esta iniciativa en la que participarán las personas que suelen estar en los alrededores del Vaticano concluirá con una “maratón de oración de 24 horas sin parar”, convocada para dar gracias a Dios por el pontificado del Papa Francisco e invocar la bendición de Dios sobre él y su ministerio petrino.

Se realizará el sábado 12 de marzo a las 10:00 p.m. También habrá adoración eucarística y una 
Misa solemne a las 11:00 p.m.
El domingo 13 a las 12 está prevista la participación en el Ángelus en la Plaza de San Pedro y un rosario recitado por niños que se iniciará a las 2:00 p.m.
Publicado originalmente en ACI Stampa.

lunes, 7 de marzo de 2016

Las preguntas desnudas del Evangelio



2016-03-07 Radio Vaticana


(RV).- Con diez preguntas en preparación a la Pascua, el Papa Francisco y los miembros de la Curia Romana se encuentran realizando los Ejercicios Espirituales, del 6 al 11 de marzo, en la Casa del Divino Maestro de la localidad Ariccia que comenzaron, la tarde del IV Domingo de Cuaresma, con la Adoración Eucarística y el rezo de las Vísperas. El padre Ermes Ronchi, de la Orden de los Siervos de María, dirige la meditación sobre “las preguntas desnudas del Evangelio”.


La primera meditación de este retiro espiritual, de la tarde del primer domingo de marzo fue sobre la pregunta de Jesús: “¿Qué buscan?” (Jn 1, 38), según un pasaje del Evangelio de Juan. Tal como afirmó el Padre servita, la propuesta para estos días es detenerse en escucha ante las preguntas de Dios, no para interrogar al Señor, sino para dejarse interrogar por Él. Y, en lugar de buscar inmediatamente la respuesta, detenerse para vivir bien estas preguntas, “las preguntas desnudas del Evangelio”. Y amar estas preguntas que ya son revelación. Es más, las preguntas son el “otro nombre de la conversión”.


En su meditación de la tarde del 6 de marzo el Padre Ronchi  afirmó que Jesús educa en la fe a través de preguntas más que a través de las palabras. Y de hecho, los cuatro Evangelio ofrecen más de 220 preguntas del Señor. Porque la pregunta – dijo –  es una comunicación no violenta, que no hace callar al otro, sino que relanza el diálogo, implicándolo y, al mismo tiempo, dejándolo libre. También explicó que el mismo Jesús es una pregunta, puesto que su vida y su muerte nos interpelan acerca del sentido último de las cosas y nos interrogan sobre lo que hace feliz la vida siendo, precisamente Él, la respuesta.


El religioso también afirmó que la fe es buscar a “un Dios sensible al corazón, uno que hace feliz el corazón, cuyo nombre es alegría, libertad y plenitud. Y tras recordar que Dios es bello, concepto que hay que anunciar dijo que tal vez el rostro de Dios haya sido empobrecido porque a veces lo hemos reducido a la miseria, relegado a hurgar en el pasado y en el pecado del hombre…
“Todo hombre – concluyó diciendo el Padre Ermes Ronchi – busca a un Dios atrayente. Dios puede morir de aburrimiento en nuestras iglesias. Devolvámosle su rostro solar, un Dios deseable del que gustar y gozar. Será como beber de las fuentes de la luz, en las orillas del infinito. ¿Qué buscan? ¿Por quién caminan? Busco a un Dios deseable – dijo – camino por uno que hace feliz el corazón”.


Las reflexiones del primer lunes de marzo se basan en las preguntas: “¿Por qué tienen miedo, no tienen fe?” (Mc, 4, 40), según el Evangelio de Marcos  y “Ustedes son la sal de la tierra. ¿Pero si la sal pierde sabor, luego será salada con qué?” (Mt, 5, 13), según el Evangelio de Mateo.
Las del martes se basarán en las preguntas: “Pero, ¿quién dicen que soy yo?” (Lc 9, 20); “Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿ves a esta mujer?” (Lc 7, 44), ambas basadas en el Evangelio de Lucas.
Las reflexiones del miércoles se centrarán en: “Jesús dijo a sus discípulos: ¿Cuántos panes tienen?” (Mc 6, 38; Mt 15, 34), tal como se lee en los Evangelios de Marcos y Mateo y “Entonces Jesús se levantó y dijo: mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?” (Jn 8, 10), según se lee en el Evangelio de Juan.


El jueves 10 de marzo, en el quinto día de Ejercicios Espirituales del Papa Francisco y la Curia Romana, basándose en el Evangelio de San Juan, el predicador ofrecerá sus meditaciones sobre el tema: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” (Jn 20, 15), y “Simón, hijo de Juan, ‘¿me amas?”, (Jn 21, 16).
Los Ejercicios Espirituales del Santo Padre y la Curia Romana terminarán el viernes 11 de marzo. El predicador ofrecerá su meditación conclusiva sobre la pregunta propuesta por el Evangelio de San Lucas: “María dijo al ángel: ¿Cómo sucederá esto?” (Lc, 1, 34).
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)

miércoles, 2 de marzo de 2016

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL Miércoles 2 de marzo de 2016 [Multimedia]


  Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la misteriosa relación que existe entre misericordia y corrección divina.
Dios se comporta con nosotros como un padre de familia, que ama a sus hijos, los socorre, los cuida y los perdona. Y que también los educa y corrige cuando se equivocan, para ayudarlos a ser responsables, a crecer en el bien y en la libertad. La relación “padre-hijo” es figura de la alianza entre Dios y su pueblo. Esta relación se fragmenta cuando el hombre rechaza la paternidad de Dios. A causa del pecado, pretende convertir la libertad en autonomía y, dejándose llevar por el orgullo, se contrapone a él y vive en una ilusión de autosuficiencia.
Cuando el pueblo se aleja de Dios, desconfía de él y no le obedece, experimenta entonces la aflicción de la prueba. Dios la permite con vistas a la salvación, para que el pueblo pecador, sintiendo el vacío y la amargura del estar lejos de él, pueda abrirse a la conversión y al perdón. Dios habla amorosamente a la conciencia de sus hijos, para que se arrepientan y se dejen amar de nuevo por él. La salvación siempre es un don gratuito de Dios. Pero supone la decisión de escucharlo y dejarse corregir por él.
La corrección forma parte del camino de la misericordia divina. Dios perdona a su pueblo, siempre deja una puerta abierta a la esperanza, Dios nunca cierra la puerta, y le indica que el camino de la salvación no es el de los sacrificios, sino la práctica del bien y la justicia.

Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor Jesús nos alcance la gracia de acoger el perdón y la misericordia que el Padre ofrece gratuitamente a todos, para que aprendamos a vivir como hijos suyos. Muchas gracias.


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