viernes, 28 de febrero de 2020

Firma del “Llamamiento para una Ética de la Inteligencia Artificial”

Firma del "Llamamiento de Roma" © Pontificia Academia para la Vida
Firma Del "Llamamiento De Roma" © Pontificia Academia Para La Vida

Patrocinado por la Pontificia Academia para la Vida

Firma del “Llamamiento para una Ética de la Inteligencia Artificial”

Patronizado por el Vaticano
(zenit – 28 feb. 2020).- La Academia Pontificia para la Vida, Microsoft, IBM, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Gobierno italiano, firmaron hoy el “Llamamiento para una Ética de la Inteligencia Artificial”, un documento creado para apoyar el enfoque ético de la Inteligencia Artificial, en el marco de la Asamblea Plenaria de dicha Academia, celebrada en el Vaticano del 26 al 28 de febrero de 2020.
Con la firma del “Llamamiento de Roma” (Rome Call), las instituciones líderes en tecnología se proponen “promover un sentido de responsabilidad compartida entre organizaciones, gobiernos e instituciones con el objetivo de asegurar un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico estén al servicio del genio y la creatividad humana y no su sustitución gradual”.
Seis principios
Los primeros signatarios del Llamamiento expresan el deseo de colaborar, en este contexto y a nivel nacional e internacional, para promover la “algor-ética”, es decir, el desarrollo y la utilización de la Inteligencia Artificial de acuerdo con seis principios, que son fundamentales para una buena innovación.
En primer lugar: La “transparencia”, en principio los sistemas de inteligencia artificial deben ser comprensibles. En segundo lugar: “Inclusión”, deben tenerse en cuenta las necesidades de todos los seres humanos para que todos puedan beneficiarse y se pueda ofrecer a todos los individuos las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse, y en tercer lugar: “Responsabilidad”, ya que quienes diseñen y apliquen soluciones de inteligencia artificial deben proceder con responsabilidad y transparencia.
Asimismo, la “imparcialidad” es relevante: no crear ni actuar de acuerdo con prejuicios, salvaguardando así la equidad y la dignidad humanas, así como la “fiabilidad”, pues los sistemas de inteligencia artificial deben poder funcionar de manera fiable, y en sexto lugar, destacan la “Seguridad y privacidad”: los sistemas de inteligencia artificial deben funcionar de manera segura y respetar la privacidad de los usuarios.
Firmantes
Los primeros firmantes han sido Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida (patrocinador de la iniciativa); Dr. Brad Smith, presidente de Microsoft; Dr. John Kelly III, vicepresidente ejecutivo de IBM; Dr. Dongyu Qu, director general de la FAO; y la ministra Paola Pisano por el Gobierno italiano. A la reunión de la mañana asistió el Dr. Davide Sassoli, presidente del Parlamento Europeo.
Después de la ceremonia de firma, monseñor Vincenzo Paglia leyó el discurso dirigido a los participantes por el Papa Francisco, en el que señaló que «la profundidad y la aceleración de las transformaciones de la era digital plantean problemáticas y situaciones inesperadas que desafían al ethos individual y colectivo”, y avala la firma de este Llamamiento, como “un paso importante en esta dirección, con sus tres coordenadas fundamentales que señalan el camino: la ética, la educación y el derecho”.
A este respecto, Mons. Vincenzo Paglia señaló que “la intención del Llamamiento es crear un movimiento que se amplíe e involucre a otros actores: instituciones públicas, ONG, industrias y grupos para producir una dirección en el desarrollo y uso de tecnologías derivadas de la IA. Desde este punto de vista podemos decir que la primera firma de este Llamamiento no es un punto de llegada, sino el comienzo de un compromiso que parece aún más urgente e importante que lo que se ha hecho hasta ahora. Adherirse a esta iniciativa significa para las industrias que firman un compromiso que también tiene una importancia en términos de costos y compromiso industrial en el desarrollo y distribución de sus productos.
Si la Academia se siente llamada a intensificar su compromiso para facilitar el conocimiento y la firma de otros, nada menos, el Llamamiento es un primer paso que preludia a otros. El texto del Llamamiento también se caracteriza por ser un primer intento de formular un conjunto de criterios éticos con referencias comunes de valor, ofreciendo una contribución al desarrollo de un lenguaje común para interpretar lo que es humano”.
“Microsoft se enorgullece de firmar el Llamamiento de Roma para la Ética de la IA, que representa un importante paso adelante en la promoción de un debate reflexivo, respetuoso e inclusivo sobre la relación entre la Inteligencia Artificial y la Ética. El compromiso y el valor que Su Santidad aporta a este diálogo es una inspiración para mí. Agradezco al Pontífice, a la Academia Pontificia para la Vida y a otros representantes de la Santa Sede por el importante anuncio de hoy”, comentó Brad Smith, Presidente de Microsoft.
El vicepresidente de IBM, John Kelly III, comentó: “La inteligencia artificial es una tecnología increíblemente prometedora que puede ayudarnos a hacer que el mundo sea más inteligente, más sano y más próspero. Siempre que, desde el principio, se desarrolle de acuerdo con los intereses y valores humanos”.
El “Llamamiento a la Ética de la IA” en Roma, ha añadido, “nos recuerda que tenemos que pensar cuidadosamente en las necesidades de los que se beneficiarán de la IA e invertir significativamente en las habilidades necesarias. La empresa tendrá más confianza en la IA cuando todo el mundo pueda ver que su desarrollo se basa en principios éticos y que las empresas que se ocupan de ella abordan directamente todas las cuestiones relacionadas con la confianza y la responsabilidad”.

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El Papa opta por una Inteligencia Artificial “al servicio de cada persona humana en su totalidad”

Inteligencia artificial © Solmeglas
Inteligencia Artificial © Solmeglas

Discurso para la Asamblea sobre “algor-ética”

(zenit – 28 feb. 2020).- “La inteligencia artificial», escribe el Papa, “está en el corazón mismo del cambio de época que estamos atravesando”, puesto que, de hecho, “la innovación digital toca todos los aspectos de la vida, tanto personales como sociales”.
Al concluir la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, este viernes, 28 de febrero de 2020, monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, ha leído a los participantes el discurso que el Papa Francisco escribió para la ocasión.
El Pontífice ha recordado el “gran potencial que nos ofrecen las nuevas tecnologías”, puesto que “son un regalo de Dios”, ha recalcado. “Un recurso que puede dar buenos frutos”.
En esta línea, señala que las ciencias biológicas “están haciendo un uso cada vez mayor de los dispositivos puestos a disposición por la ‘inteligencia artificial”, y que dicho desarrollo induce “a cambios profundos en la forma de interpretar y gestionar los seres vivos y las características de la vida humana, que es nuestro compromiso proteger y promover”.
Algor-ética
El concepto de “algor-ética”, en cuyo estudio se ha centrado la Asamblea Plenaria de la Academia Para la Vida, se propone “asegurar una verificación competente y compartida de los procesos mediante los cuales se integran las relaciones entre los seres humanos y las máquinas en nuestra era” para señalar que éste puede ser enriquecido “por los principios de la Doctrina Social de la Iglesia”, a saber, dignidad de la persona, justicia, subsidiariedad y solidaridad, indica Francisco en su mensaje.
Estos son principios de la Doctrina Social que expresan “el compromiso de ponerse al servicio de cada persona humana en su totalidad, sin discriminaciones ni exclusiones” . Y la complejidad del mundo tecnológico – escribe – exige una elaboración ética más articulada para que este compromiso sea verdaderamente incisivo.
Así, añade: La “algor-ética” podrá ser un “puente para que los principios se inscriban concretamente en las tecnologías digitales, a través de un efectivo diálogo transdisciplinario”.
Adormece el pensamiento crítico
El Papa advierte de que en el ámbito socio económico, “los usuarios suelen quedar reducidos a ‘consumidores’, esclavos de intereses privados concentrados en manos de unos pocos”. A partir de los rastros digitales difundidos en Internet –constata– los algoritmos extraen datos que permiten controlar los hábitos mentales y relacionales, con fines comerciales o políticos, a menudo sin nuestro conocimiento.
Se trata de una asimetría por la cual “unos pocos saben todo sobre nosotros, mientras que nosotros no sabemos nada sobre ello”, lo cual “adormece el pensamiento crítico y el ejercicio consciente de la libertad”. El resultado de ello es que las “desigualdades se amplifican inconmensurablemente, el conocimiento y la riqueza se acumulan en pocas manos, con graves riesgos para las sociedades democráticas”.
Por ello, el Papa recuerda la necesidad de “madurar fuertes motivaciones para perseverar en la búsqueda del bien común, incluso cuando no hay un beneficio inmediato que se pueda obtener de ello”.
“Dejarnos interpelar como creyentes”
En otras palabras, resume, “no basta sencillamente con confiar a la sensibilidad moral de quienes investigan y diseñan dispositivos y algoritmos, sino que es necesario crear organismos sociales intermedios que aseguren la representación de la sensibilidad ética de los usuarios y los educadores”.
Manifestando su gratitud a la Academia Pontificia para la vida que ha “favorecido el diálogo entre las disciplinas científicas diferentes” el Sumo Pontífice  asevera que “debemos dejarnos interpelar como creyentes, para que la Palabra y la Tradición de la fe nos ayuden a interpretar los fenómenos de nuestro mundo, identificando caminos de humanización, y por tanto de amorosa evangelización”.

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miércoles, 26 de febrero de 2020

Cuaresma, tiempo para desconectar el celular y conectarse al Evangelio

Audiencia General Audiencia General   (Vatican Media)

En medio del rumor de la mundanidad “nos cuesta escuchar la voz del Señor”, pero en cambio “necesitamos” hablar con Dios “como el pan, más que el pan”. Por eso en la catequesis del miércoles 26 de febrero el Papa exhorta a entrar en el desierto con el Señor y dejar que transforme nuestros corazones para redescubrir lo que verdaderamente importa y reencontrar los rostros de los que están a nuestro lado. Porque la Cuaresma, además, es un viaje de caridad.

Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
Vivimos en un tiempo “contaminado” por demasiada violencia verbal, por palabras ofensivas y dañinas, “inundados de palabras vacías”, y en medio de este rumor “nos cuesta escuchar la voz del Señor”. La Cuaresma, en cambio, “es tiempo para apagar la televisión”, para “desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio”, es tiempo para entrar en el desierto con Jesús, porque “dialogar en silencio con el Señor nos devuelve la vida”. En el Miércoles de Ceniza el Papa Francisco dedicó su catequesis a reflexionar sobre el significado espiritual del desierto, llamando a todos a recorrer el camino cuaresmal a través de la oración, el ayuno y las obras de misericordia.
Imaginemos que estamos en un desierto: nos alejamos de los ruidos, de todo lo que nos rodea habitualmente y nos envuelve un gran silencio. En el desierto hay ausencia de palabras, y así podemos hacer espacio para que el Señor nos hable al corazón: es el lugar de la Palabra de DiosEn el desierto, también nos alejamos de tantas realidades superfluas que nos rodean, aprendemos a “ayunar”, que es renunciar a cosas vanas para ir a lo esencial. Por último, el desierto es un lugar de soledad. Allí podemos encontrar y ayudar a tantos hermanos descartados por la sociedad, tantos hermanos solos que viven en el silencio y en la marginalidad.

Hacer lugar a la Palabra de Dios

En un mundo contaminado por palabras ofensivas que “la red amplifica”, el Papa Francisco invita en esta Cuaresma a hacer “silencio en el corazón”, porque "solamente en el silencio" se puede escuchar la voz de Dios. En medio del rumor de la mundanidad, el  Santo Padre constata la dificultad de escuchar la voz del Señor cuando, en cambio, necesitamos hablar con Dios “como el pan, más que el pan", porque “sólo ante Él salen a la luz las inclinaciones del corazón y caen los dobleces del alma”. 
El camino a través del desierto cuaresmal es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia; para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio; para renunciar a tantas palabras y críticas inútiles para estar más tiempo con el Señor,  y dejar que transforme nuestro corazón.

Ir a lo esencial

La reflexión del Papa de este miércoles se detiene en las muchas cosas inútiles que rodean nuestras vidas, y en la carrera en la búsqueda de cosas que “parecen necesarias pero en realidad no lo son”. En su lugar, observa cuánto bien nos haría "deshacernos de tantas realidades superfluas, para redescubrir lo que importa, para reencontrar los rostros de los que están a nuestro lado”. Y el ejemplo de esto, señala, "nos lo da Jesús al ayunar":
Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Ayunar no es solamente para adelgazar, ayunar es ir precisamente a lo esencial, es buscar la belleza de una vida más simple.

Caridad hacia los más débiles

El desierto, “lugar de soledad”, explica el Pontífice, nos conduce también a encontrar muchos otros “desiertos”: son las personas solas y abandonadas, los pobres y los ancianos que están a nuestro lado y que viven en el silencio, "marginalizados y descartados". El desierto cuaresmal, afirma el Papa, “es un viaje de caridad hacia los más débiles”.
El desierto nos conduce a aquellos que, silenciados, piden en silencio nuestra ayuda.

Oración, ayuno, obras de misericordia

En el inicio del tiempo de Cuaresma el Papa Francisco hace presente que “en el desierto se abre el camino que nos lleva de la muerte a la vida”. Y es por eso que invita a entrar en el desierto "con coraje", porque saldremos de Él "saboreando la Pascua, la potencia del amor de Dios que renueva la vida": 
Que el Señor nos ayude a entrar en el desierto cuaresmal, que lo sepamos recorrer a través de la oración, el ayuno y las obras de misericordia, para que podamos gustar la Pascua, la fuerza del amor de Dios que hace florecer los desiertos de nuestra vida. 

Saludos a los fieles

Durante sus saludos a los fieles en los distintos idiomas, dirigiéndose a los peregrinos de lengua árabe, el Sumo Pontífice tuvo palabras en particular hacia aquellos provenientes de Irak, a quienes quiso expresar su cercanía y oraciónEn la conclusión de la Audiencia, manifestó nuevamente su cercanía a los enfermos a causa del Coronavirus, a los operadores de salud que cuidan de los enfermos, a las autoridades civiles y a todos los que se están empeñando para asistir a los pacientes y detener el contagio.
Resumen de la catequesis del Papa en español
26 febrero 2020, 09:52

lunes, 24 de febrero de 2020

Misa en Bari: “Amar y perdonar es vivir como vencedores”

El Papa Francisco En Su Visita Pastoral A Bari © Vatican Media

El único extremismo cristiano

(zenit – 23 febrero 2020).- “Amar y perdonar es vivir como vencedores”, dijo el Papa Francisco mientras celebraba la Misa en Bari, en el sur de Italia, el 23 de febrero de 2020. “Es el único extremismo cristiano”, añadió y la mayor revolución de la historia: el amor.
Homilía del Papa Francisco
Jesús cita la antigua ley: “Ojo por ojo, diente por diente” (cf. Mt 5,38; Ex 21,24). Sabemos lo que significaba: a quien te quita algo, le quitarás lo mismo. En realidad, era un gran progreso, porque evitaba represalias peores: si alguien te ha hecho daño, le pagarás con la misma medida, no podrás hacerle algo peor. Que las controversias terminaran con un empate era ya un paso adelante. Sin embargo, Jesús va más allá, mucho más lejos: “Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia” (Mt 5,39). Pero, ¿cómo, Señor? Si alguien piensa mal de mí, si alguno me lastima, ¿no puedo pagarle con la misma moneda? “No”, dice Jesús. Nada de violencia, ninguna violencia.
Podríamos pensar que esta enseñanza de Jesús esconde una estrategia: al final, el malvado se dará por vencido. Pero no es este el motivo por el que Jesús pide que amemos incluso a los que nos hacen daño. Entonces, ¿cuál es la razón? Que el Padre, nuestro Padre, ama siempre a todos, aun cuando no es correspondido. Él “hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos” (v. 45). Y hoy, en la primera lectura, nos dice: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”  (Lv 19,2); en otras palabras: “Vivid como yo, buscad lo que yo busco”. Así lo hizo Jesús. No señaló con el dedo a los que lo condenaron injustamente y lo mataron de manera cruel, sino que les abrió los brazos en la cruz. Y perdonó a quienes lo crucificaron (cf. Lc 23,33-34).
Entonces, si queremos ser discípulos de Cristo, si queremos llamarnos cristianos, este es el camino. Amados por Dios, estamos llamados a amar; perdonados, a perdonar; tocados por el amor, a dar amor sin esperar a que comiencen los otros; salvados gratuitamente, a no buscar ningún beneficio en el bien que hacemos. Tú podrías decir: “¡Pero Jesús exagera! Incluso dice: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (Mt 5,44); habla así para llamar la atención, aunque tal vez en realidad no quiera decir eso”. En cambio, sí. Jesús aquí no usa paradojas, ni giros de palabras; es directo y claro. Cita la antigua ley y dice solemnemente: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos”. Son palabras intencionadas, precisas.
Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Esta es la novedad cristiana. Es la diferencia cristiana. Rezar y amar: esto es lo que debemos hacer; y no sólo por los que nos aman, por los amigos, por nuestra gente. Porque el amor de Jesús no conoce límites ni barreras. El Señor nos pide la valentía de un amor sin cálculos. Porque la medida de Jesús es el amor sin medida. ¡Cuántas veces hemos descuidado lo que nos pide, actuando como todos los demás! Sin embargo, el mandamiento del amor no es una simple provocación, sino es el espíritu del Evangelio. Sobre el amor hacia todos no aceptamos excusas, no predicamos una cómoda prudencia. El Señor no fue prudente, no hizo concesiones, nos pide el extremismo de la caridad. Este es el único extremismo cristiano: el del amor.
Amad a vuestros enemigos. Nos haría bien repetirnos a nosotros mismos estas palabras y aplicarlas a las personas que nos tratan mal, que nos molestan, que nos cuesta aceptar, que nos quitan la serenidad. Amad a vuestros enemigos. Nos haría bien preguntarnos también: “¿Qué me preocupa en la vida: mis enemigos, quien me aborrece, o amar?”. No te preocupes de la maldad de los demás, o del que piensa mal de ti. En cambio, comienza a transformar tu corazón por amor a Jesús. Porque quien ama a Dios no tiene enemigos en el corazón. El culto a Dios es lo opuesto a la cultura del odio. Y la cultura del odio se combate enfrentando el culto a la lamentación. ¡Cuántas veces nos quejamos por lo que no recibimos, por lo que está mal! Jesús sabe que muchas cosas están mal, que siempre habrá alguien que no nos quiera, e incluso alguien que nos perseguirá. Pero nos pide sólo que recemos y amemos. Esta es la revolución de Jesús, la más grande de la historia: la que pasa del odio al amor por el enemigo, del culto a la lamentación a la cultura del don. ¡Si pertenecemos a Jesús, este es el camino!
Sin embargo, podrías objetar: “Sí, comprendo la grandeza del ideal, pero la vida es otra cosa. Si amo y perdono, no sobrevivo en este mundo, donde prevalece la lógica de la fuerza y donde parece que todos piensan sólo en sí mismos”. Pero, entonces, ¿la lógica de Jesús es un fracaso? A los ojos del mundo Él es un perdedor, pero a los ojos de Dios es un ganador. En la segunda lectura, san Pablo nos recordaba: «Que nadie se engañe […]. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios» (1 Co 3,18-19). Dios ve más allá. Él sabe cómo ganar. Sabe que el mal sólo se puede vencer con el bien. Nos salvó así: no con la espada, sino con la cruz. Amar y perdonar es vivir como ganadores. En cambio, perderíamos si defendiéramos la fe con la fuerza. El Señor también nos repetiría a nosotros las palabras que dijo a Pedro en Getsemaní: «Mete la espada en la vaina» (Jn 18,11). En los Getsemaní de hoy, en nuestro mundo indiferente e injusto, donde parecería que se asiste a la agonía de la esperanza, el cristiano no puede comportarse como aquellos discípulos, que primero tomaron la espada y luego huyeron. No, la solución no es desenvainar la espada contra alguien, ni tampoco huir de los tiempos que nos toca vivir. La única solución es el camino de Jesús: el amor activo, el amor humilde, el amor “hasta el extremo” (Jn 13,1).
Queridos hermanos y hermanas: Hoy Jesús, con su amor sin límites, levanta el estandarte de nuestra humanidad. Podríamos preguntarnos, al fin de cuentas: “Y nosotros, ¿lo lograremos?”. Si la meta fuera imposible, el Señor no nos hubiera pedido que la alcanzáramos. Pero, solos es difícil; es una gracia que debemos implorar. Se necesita pedir a Dios la fuerza para amar, decirle  “Señor, ayúdame a amar, enséñame a perdonar. Solo no puedo hacerlo, te necesito”. Y también pedirle la gracia de ver a los demás no como obstáculos y complicaciones, sino como hermanos y hermanas a quienes amar. Con mucha frecuencia le pedimos ayuda y gracias para nosotros mismos, pero qué poco le imploramos para que sepamos amar. No le rogamos lo suficiente para aprender a vivir el espíritu del Evangelio, para ser cristianos de verdad. Sin embargo, “a la tarde te examinarán en el amor” (S. JUAN DE LA CRUZ, Dichos de luz y de amor, 60). Elijamos hoy el amor, aunque cueste, aunque vaya contra corriente. No nos dejemos condicionar por lo que piensan los demás, no nos conformemos con medias tintas. Acojamos el desafío de Jesús, el desafío de la caridad. Así seremos verdaderos cristianos y el mundo será más humano.
© Libreria Editorial Vaticana

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domingo, 23 de febrero de 2020

Francisco a obispos: amar a Dios se opone a la cultura del odio


2020.02.23 Visita pastoral a Bari2020.02.23 Visita pastoral a Bari  (Vatican Media)

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Francisco dirigió un discurso a los obispos del Mediterráneo en el que les animó a continuar anunciando el Evangelio, actualizándolo a las situaciones que viven los diferentes países que comparten el mar Mediterráneo; les llamó a un mayor compromiso por el bien común y a empeñarse en potenciar dinámicas que permitan llegar a la paz.

“Mediterráneo, frontera de paz”

El Papa Francisco comenzó su discurso reconociendo la importancia de esta iniciativa: “la acepté inmediatamente con alegría, viendo en ella la posibilidad de iniciar un proceso de escucha y diálogo, mediante el cual contribuir a la construcción de la paz en esta zona destacada del mundo. Por esta razón, quería estar presente y dar testimonio del valor que tiene el nuevo paradigma de fraternidad y colegialidad, del cual vosotros sois expresión.
Bari, afirma el Papa, es una diócesis que “siempre ha mantenido vivo el diálogo ecuménico e interreligioso, trabajando incansablemente para establecer lazos de estima y de fraternidad mutua”.

El Mediterráneo: lugar de encuentro y de oportunidad para vivir en armonía

El Papa subrayó la historia común que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo por los pueblos mediterráneos. “El Mare nostrum es el lugar físico y espiritual en el que se formó nuestra civilización, como resultado del encuentro de diferentes pueblos”, afirmó. El disfrute de esta región, insistió, solo es posible “viviendo en armonía”.
Esta región del mundo, afirma Francisco, muestra algunos rasgos particulares: “En este epicentro de profundas líneas de ruptura y de conflictos económicos, religiosos, confesionales y políticos, estamos llamados a ofrecer nuestro testimonio de unidad y paz. Lo hacemos a partir de nuestra fe y de la pertenencia a la Iglesia, preguntándonos qué contribución podemos ofrecer, como discípulos del Señor, a todos los hombres y mujeres de la zona mediterránea”.

La comunidad cristiana y la transmisión del Evangelio

El Papa insistió a los obispos que “el anuncio del Evangelio no puede separarse del compromiso por el bien común y nos empuja a actuar como perseverantes constructores de la paz. Hoy el área del Mediterráneo está amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como en varios Estados del norte de África, y también entre diferentes grupos étnicos o grupos religiosos y confesionales. Tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis”.
El Papa subrayó la importancia del patrimonio custodiado por las comunidades cristianas, particularmente el relacionado con la piedad popular, de la que afirmó: “la devoción del pueblo es principalmente una expresión de fe sencilla y genuina”.

El objetivo de la sociedad humana es la paz

“La guerra (…) es contraria a la razón”, afirma Francisco porque desvía recursos que pueden servir para las “funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación” y añade: “es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas”. Más adelante en su discurso vuelve a insistir: “La guerra se presenta como el fracaso de todo proyecto humano y divino: basta con visitar un lugar o una ciudad, escenarios de conflicto, para darse cuenta de cómo, a causa del odio, el jardín se convierte en una tierra desolada e inhóspita y el paraíso terreno en un infierno”.
Para Francisco, “La construcción de la paz (…) tiene la justicia como premisa esencial”. Por eso, subraya: “La justicia se ve obstaculizada, además, por la cultura del descarte, que trata a las personas como si fueran cosas, y que genera y aumenta las desigualdades; así que, de modo escandaloso, en las costas del mismo mar viven sociedades de la abundancia y otras en las que muchos luchan por la supervivencia”. En este contexto, el Obispo de Roma resaltó el aporte que cada diócesis y parroquia hace buscando reducir el sufrimiento de muchas personas.

Búsqueda del bien común, el otro nombre de la paz

Citando al académico y político italiano, Giorgio La Pira, el Papa afirmó: “Hay que dejarse guiar por las expectativas de los pobres” en la búsqueda del bien común e insiste: “Este principio —que jamás puede ser identificable en base a cálculos o a razones de conveniencia—, si se toma en serio, permite un cambio antropológico radical, que hace a todos más humanos”; por eso el Santo Padre se pregunta: “¿para qué sirve una sociedad que siempre logra nuevos resultados tecnológicos, pero que se vuelve menos solidaria con quien pasa necesidad?”. Son los que sufren, los más débiles, el criterio para buscar el bien común.
El papa puso en evidencia que esto sucede en el Mediterráneo: “están los que huyen de la guerra o dejan su tierra en busca de una vida humana digna”, así como los jóvenes que parten y dejan sus países.
La retórica del choque de civilizaciones no contribuye a construir la paz, afirmó Francisco: “sólo sirve para justificar la violencia y alimentar el odio. El incumplimiento o, en cualquier caso, la debilidad de la política y el sectarismo son causas del radicalismo y del terrorismo. La comunidad internacional se ha quedado en intervenciones militares, mientras que debería construir instituciones que garanticen la igualdad de oportunidades y lugares donde los ciudadanos tengan la posibilidad de asumir el bien común”.

Acoger al que huye

“No aceptemos nunca que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias”, insistió Francisco, al mismo tiempo que recordó la identidad del Mediterráneo: “tiene una vocación peculiar en este sentido: es el mar del mestizaje, «culturalmente siempre abierto al encuentro, al diálogo y a la inculturación mutua”.

Valor teológico y antropológico del diálogo

“Escuchar al hermano, afirma Francisco, no es solamente un acto de caridad, sino también una forma de disponernos para oír al Espíritu de Dios, quien ciertamente actúa en el otro y habla más allá de las fronteras, donde a menudo estamos tentados a encadenar la verdad”, por eso, insiste: “Es necesario desarrollar una teología de la acogida y del diálogo que reinterprete y vuelva a proponer la enseñanza bíblica”.

Los extremismos niegan la dignidad del hombre

Francisco afirma que “los extremismos y los fundamentalismos niegan la dignidad del hombre y su libertad religiosa, causando una decadencia moral y alentando una concepción antagónica de las relaciones humanas. Además, es por esta razón que se necesita con urgencia un encuentro más vivo entre las diferentes religiones, impulsado por un respeto sincero y por una apuesta por la paz”.
Contrario a la visión extremista, que excluye al otro, el Papa subraya: “Los que juntos se ensucian las manos para construir la paz y la acogida, ya no podrán combatir por razones de fe, sino que recorrerán los caminos del diálogo respetuoso, de la solidaridad mutua y de la búsqueda de la unidad”.
El Papa se despidió de los obispos animándoles a seguir trabajando, a seguir el ejemplo de Jesús y a reconstruir donde todo pareciera estar destruido: “Esta es la tarea que el Señor os confía para esta amada zona del Mediterráneo: reconstruir los lazos que se han roto, levantar las ciudades destruidas por la violencia, hacer florecer un jardín donde hoy hay terrenos áridos, infundir esperanza a quienes la han perdido y exhortar a los que están encerrados en sí mismos a no temer a su hermano. Que el Señor acompañe vuestros pasos y bendiga vuestra obra de reconciliación y de paz”.
23 febrero 2020, 10:37

viernes, 21 de febrero de 2020

Papa a sacerdotes ortodoxos: Dios es el protagonista del bien que hay en nosotros

Este 21 de febrero, el Papa Francisco recibió a los participantes de la visita de estudio de jóvenes sacerdotes y monjes de las Iglesias Ortodoxas Orientales. Dirigiéndose a ellos les dijo: “cuando nosotros los cristianos de diferentes Iglesias nos visitamos, reunidos en el amor del Señor, tenemos la gracia de intercambiar estos dones. Podemos acoger lo que el Espíritu ha sembrado en el otro como un regalo para nosotros”.

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
"Gracia a vosotros y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo" (2 Cor 1, 2). Con estas palabras el Papa Francisco dio la bienvenida a los participantes de la visita de estudio de jóvenes sacerdotes y monjes de las Iglesias Ortodoxas Orientales, así como saludó al arzobispo Barsamian y al obispo El-Soryani, quienes acompañan a los visitantes. También, a través de ellos, envió saludos a los jefes de las Iglesias Ortodoxas Orientales.

Una visita es siempre un intercambio de regalos

Francisco comenzó su alocución afirmando: “Una visita es siempre un intercambio de regalos”, y la sitúa en el contexto bíblico de la visita de la Virgen María a Isabel: “Cuando la Madre de Dios visitó a Isabel, compartió con ella la alegría por el don de Dios que había recibido. E Isabel, acogiendo el saludo de María, que hizo que su bebé se sacudiera en su vientre, se llenó del don del Espíritu Santo y dio a su prima su bendición (cf. Lc 1,39-42). Como María e Isabel, las Iglesias llevan dentro de sí varios dones del Espíritu, para ser compartidos para el gozo y el bien mutuo”.
El Papa subrayó la importancia de esta visita y afirmó: “su visita no sólo es una oportunidad para profundizar nuestro conocimiento de la Iglesia Católica, sino que también es una oportunidad para nosotros los católicos de acoger el don del Espíritu dentro de ustedes. Su presencia nos permite este intercambio de regalos y es una fuente de alegría”.

Momento de dar gracias por su testimonio

El Papa agradeció la presencia de Dios en los visitantes, y les dijo: “Él (Dios) es el protagonista del bien que hay en nosotros” y añadió: “Les agradezco la gracia que han recibido en su vida y sus tradiciones, los síes de su sacerdocio y su vida monástica, el testimonio de sus Iglesias ortodoxas orientales, Iglesias que han sellado la fe en Cristo con la sangre y que siguen siendo semillas de fe y esperanza incluso en regiones a menudo marcadas, por desgracia, por la violencia y la guerra”.

Alegría de Dios por la fraternidad entre nosotros

El Papa subrayó la importancia de cultivar la fraternidad y dijo: “El Señor está feliz por esto, por la fraternidad entre nosotros”, y añadió: “Que su presencia se convierta en una pequeña semilla fecunda para hacer germinar la comunión visible entre nosotros”. Francisco se despidió de los visitantes, agradeciéndoles su presencia, así como les aseguró su oración por ellos, así como se confió a sus oraciones. Antes de despedirse, les invitó a rezar todos juntos el Padre Nuestro.

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El Papa con jóvenes sacerdotes de las Iglesias Ortodoxas Orientales
21 febrero 2020, 13:22