miércoles, 29 de diciembre de 2021

El Papa Francisco en la audiencia: «ante las adversidades de la vida, ser valientes como José»

 

El Papa Francisco durante la audiencia general de hoy en la sala Pablo VI

El Papa Francisco durante la audiencia general de hoy en la sala Pablo VIAFP


https://www.eldebate.com/religion/20211229/papa-francisco-audiencia-adversidades-vida-valientes-jose.html

Última audiencia del año

El Santo Padre ha hablado de José como un migrante «perseguido y valiente», y ha hecho un fuerte llamamiento por los migrantes, que ha acompañado con una oración al padre adoptivo de JesúsFacebook
En la audiencia general del último miércoles del año, el Papa Francisco habló de san José, al referirse del episodio de la huida a Egipto que narra el Evangelio de Mateo, como un migrante perseguido y valiente. La familia de Nazaret sufrió en primera persona la precariedad, el miedo y el dolor de tener que abandonar su tierra natal, una situación que también hoy deben experimentar muchos hermanos nuestros. Motivo de ello, según el Santo Padre, es «casi siempre» la prepotencia y violencia de los poderosos.
Tras recordar el episodio, el Papa Francisco ha hecho presente las opuestas personalidades del padre adoptivo de Jesús y de Herodes: el uno, premuroso y valiente, el segundo, de una crueldad «despiadada».
«Era un hombre cruel: para resolver los problemas, tenía solamente una receta: matar. Es el símbolo de muchos tiranos de ayer y de hoy; y para ellos, para estos tiranos, la gente no cuenta: cuenta el poder, y si necesitan de espacio de poder, matan a la gente. Esto sucede hoy: no debemos ir a la historia antigua, hoy sucede. Es el hombre que se convierte en lobo para los otros hombres. La historia está llena de personalidades que, viviendo a merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica y realizando actos de violencia inhumanos», ha afirmado el Pontífice.
El Papa Francisco dirigiéndose a los asistentes a la audiencia

El Papa Francisco dirigiéndose a los asistentes a la audienciaAFP

El Santo Padre ha advertido que no solo se vive «en la perspectiva de Herodes», si se convierte en tirano: «De hecho, todos podemos caer en esta actitud, cada vez que tratamos de disipar nuestros miedos con la prepotencia, aunque sea sólo verbal o hecha a base de pequeños abusos realizados para mortificar a los que nos rodean. También nosotros tenemos en el corazón la posibilidad de ser pequeños Herodes».
José «es todo lo contrario a Herodes». En primer lugar, es «un hombre justo» –ha dicho Francisco– mientras que Herodes es un dictador. Pero, además, el padre de Jesús «muestra valor al cumplir la orden del Ángel».
«Cabe imaginar las vicisitudes que tuvo que afrontar durante el largo y peligroso viaje y las dificultades que comportaron la permanencia en un país extranjero, con otro idioma. muchas dificultades. Su valentía surge también en el momento de su regreso, cuando, tranquilizado por el Ángel, supera sus comprensibles temores y se instala con María y Jesús en Nazaret (Mt 2,19-23). Herodes y José son dos personajes opuestos, que reflejan las dos caras de la humanidad de siempre», ha continuado el Santo Padre.
El Santo Padre saluda a algunos asistentes a la audiencia general

El Santo Padre saluda a algunos asistentes a la audiencia generalAFP

Superar las dificultades

Según el Papa Francisco, «es un error común considerar la valentía como la virtud exclusiva del héroe», puesto que, en realidad, «la vida cotidiana de cada persona requiere valor para afrontar las dificultades de cada día».
«En todas las épocas y culturas encontramos hombres y mujeres valientes que, por ser coherentes con sus creencias, han superado todo tipo de dificultades, soportado injusticias, condenas e incluso la muerte. La valentía es sinónimo de fortaleza, que, junto con la justicia, la prudencia y la templanza forma parte del grupo de virtudes humanas conocidas como cardinales». 
La lección que hoy nos deja José –ha concluido el Santo Padre – es la siguiente: la vida siempre nos depara adversidades, es verdad, y ante ellas también podemos sentirnos amenazados, con miedo, pero sacar lo peor de nosotros, (como hace Herodes), no es el modo para superar ciertos momentos, sino actuando como José, que reacciona ante el miedo con la valentía de confiar en la Providencia de Dios.
«Creo que hoy es necesaria una oración por todos los migrantes y por todos los perseguidos y por todos aquellos que son víctimas de circunstancias adversas: ya sea por circunstancias políticas, históricas o personales. Pero, pensemos en tantas personas que son víctimas de las guerras y que quieren huir de su patria y no pueden; pensemos en los migrantes que inician ese camino para ser libres y muchos fallecen en la calle o en el mar; pensemos en Jesús en los brazos de José y María, huyendo, y veamos en él a cada uno de los migrantes de hoy. La migración actual es una realidad a la que no podemos cerrar los ojos. Es un escándalo social para la humanidad».

domingo, 26 de diciembre de 2021

Pasar del "yo" al "tú" y rezar en familia por el don de la paz

 Contemplar con asombro la belleza del misterio de la Sagrada Familia que representa “la historia de la que provenimos”, aunque todo no vaya bien, y aprender cada día más a “ser familia” a pesar de los problemas inesperados, la angustia y el sufrimiento. Fue la invitación del Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical en que pidió a María, esposa de José y madre de Jesús, que proteja a nuestras familias

Vatican News

En el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el domingo después de Navidad, el Papa Francisco rezó a mediodía la oración mariana del Ángelus con los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre explicó que “Dios eligió a una familia humilde y sencilla para venir entre nosotros”. E invitó a “contemplar con asombro la belleza de este misterio”, destacando dos aspectos concretos para nuestras familias:

Dos aspectos concretos para las familias

El primero, dijo Francisco, es “la familia”, que representa “la historia de la que provenimos”. Y con el Evangelio propuesto por la liturgia del día, el Pontífice afirmó que “nos recuerda que Jesús es también hijo de una historia familiar”, tal como “lo vemos viajar a Jerusalén con María y José para la Pascua”; y “luego hace preocupar a su madre y a su padre, que no lo encuentran”; mientras “una vez encontrado, vuelve a casa con ellos” (cf. Lc 2, 41-52). De ahí la afirmación del Obispo de Roma:

“Es hermoso ver a Jesús insertado en la red de afectos familiares, naciendo y creciendo en el abrazo y la preocupación de los suyos. Esto es importante también para nosotros: venimos de una historia entretejida de lazos de amor y la persona que somos hoy nace no tanto de los bienes materiales que hemos disfrutado, sino del amor que hemos recibido”

Después de destacar que “puede que no hayamos nacido en una familia excepcional y sin problemas”, a pesar de los cual “es nuestra historia” y “son nuestras raíces”, Francisco exclamó que “¡si las cortamos, la vida se seca!”, puesto que “Dios no nos creó para ser conductores solitarios, sino para caminar juntos”.

“Démosle las gracias y recemos por nuestras familias. Dios piensa en nosotros y quiere que estemos juntos: agradecidos, unidos, capaces de proteger nuestras raíces”

El segundo aspecto, prosiguió explicando el Papa, es que “aprendemos a ser una familia cada día”. En efecto, el Evangelio nos muestra “que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien”, sino que “hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento”. A lo que añadió que “no existe la Sagrada Familia de las imágenes”.

 

Mientras recordó que María y José, cuando encuentran a Jesús sentado entre los maestros del Templo, que les responde que “debe atender los asuntos de su Padre, no lo entienden”; “necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo”, tal como nos ocurre también a nosotros:

“Cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades. Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones”

Del "yo" al "tú" como enseña la Sagrada Familia

Para hacer esto el Santo Padre invitó a fijarnos en María, “que en el Evangelio de hoy dice a Jesús: ‘Tu padre y yo te buscábamos’. Tu padre y yo; no yo y tu padre: ¡antes del ‘yo’ está el ‘tú’! Para preservar la armonía en la familia, hay que luchar contra la dictadura del ‘yo’".

Por esta razón Francisco afirmó que “es peligroso cuando, en lugar de escucharnos, nos culpamos de nuestros errores; cuando, en lugar de preocuparnos por los demás, nos centramos en nuestras propias necesidades; cuando, en lugar de hablar, nos aislamos con nuestros teléfonos móviles; cuando nos acusamos unos a otros, repitiendo siempre las mismas frases, escenificando una obra de teatro ya vista en la que cada uno quiere tener razón y al final hay un frío silencio”.

“Repito un consejo: por la noche, después de todo, hagan las paces. Nunca vayan a dormir sin haber hecho las paces, porque si no al día siguiente habrá una ‘guerra fría’. ¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! A veces incluso se llega a la violencia física y moral. Esto rompe la armonía y mata a la familia”

Que María proteja a las familias

Antes de rezar a la Madre de Dios, el Papa Francisco invitó a pasar del "yo" al "tú". Y cada día, pidió, “recen un poco juntos, para pedir a Dios el don de la paz”. A la vez que añadió que nos comprometamos todos, padres, hijos, Iglesia y sociedad civil, para “apoyar, defender y proteger la familia”, con la invocación a “la Virgen María, esposa de José y madre de Jesús”, para que “proteja a nuestras familias”.

sábado, 25 de diciembre de 2021

La Palabra de Dios, que ha creado el mundo y da sentido a la historia y al camino del hombre, se hizo carne y vino a habitar entre nosotros.

 

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MENSAJE URBI ET ORBI
DEL SANTO PADRE FRANCISCO

NAVIDAD 2021

Balcón central de la Basílica Vaticana
Sábado, 25 de diciembre de 2021

[Multimedia]

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Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Navidad!

La Palabra de Dios, que ha creado el mundo y da sentido a la historia y al camino del hombre, se hizo carne y vino a habitar entre nosotros. Apareció como un susurro, como el murmullo de una brisa ligera, para colmar de asombro el corazón de todo hombre y mujer que se abre al misterio.

El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios no quiere tener un monólogo, sino un diálogo. Porque Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es diálogo, eterna e infinita comunión de amor y de vida.

Dios nos mostró el camino del encuentro y del diálogo al venir al mundo en la Persona del Verbo encarnado. Es más, Él mismo encarnó en sí mismo este camino, para que nosotros pudiéramos conocerlo y recorrerlo con confianza y esperanza.

Hermanas, hermanos, «qué sería el mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y a comunidades» (Carta enc. Fratelli tutti, 198). En este tiempo de pandemia nos damos cuenta de esto todavía más. Se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar. También en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos.

En efecto, mientras el anuncio del nacimiento del Salvador, fuente de la verdadera paz, resuena a nuestro alrededor y en el mundo entero, vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos. Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas.

Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados. Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse. Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día.

Recordemos las continuas tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin solución, con consecuencias sociales y políticas cada vez mayores. No nos olvidemos de Belén, el lugar en el que Jesús vio la luz, que vive tiempos difíciles, también a causa de las dificultades económicas provocadas por la pandemia, que impide a los peregrinos llegar a Tierra Santa, con efectos negativos en la vida de la población. Pensemos en el Líbano, que sufre una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes.

Pero he aquí, en medio de la noche, el signo de esperanza. Hoy «el amor que mueve el sol y las otras estrellas» (Paraíso, XXXIII, 145), como dice Dante, se hizo carne. Vino en forma humana, compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia. En el frío de la noche extiende sus pequeños brazos hacia nosotros, está necesitado de todo, pero viene a darnos todo. A Él pidámosle la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica.

Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero. Sostén a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria; consuela al pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país.

Rey de las naciones, ayuda a las autoridades políticas a pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos. Sostén al pueblo de Myanmar, donde la intolerancia y la violencia también golpean frecuentemente a la comunidad cristiana y los lugares de culto, y opacan el rostro pacífico de sus gentes.

Sé luz y sostén para quienes creen y trabajan en favor del encuentro y del diálogo, yendo incluso contra corriente, y no permitas que se propaguen en Ucrania las metástasis de un conflicto gangrenoso.

Príncipe de la Paz, asiste a Etiopía para que vuelva a encontrar el camino de la reconciliación y la paz a través de un debate sincero, que ponga las exigencias de la población en primer lugar. Escucha el grito de los pueblos de la región del Sáhel, que padecen la violencia del terrorismo internacional. Dirige tu mirada a los pueblos de los países del Norte de África que sufren a causa de las divisiones, el desempleo y la desigualdad económica, y alivia los sufrimientos de muchos hermanos y hermanas que sufren por los conflictos internos de Sudán y Sudán del Sur.

Haz que en los corazones de los pueblos del continente americano prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos.

Hijo de Dios, conforta a las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia. Ofrece esperanza a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos. Da consuelo y afecto a los ancianos, sobre todo a los que se encuentran más solos. Concede serenidad y unidad a las familias, lugar primordial para la educación y base del tejido social.

Dios con nosotros, concede salud a los enfermos e inspira a todas las personas de buena voluntad para que encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias. Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres. Recompensa a todos los que demuestran responsabilidad y entrega al hacerse cargo de sus familiares, de los enfermos y de los más débiles.

Niño de Belén, permite que los prisioneros de guerra, civiles y militares, de los conflictos recientes, y quienes están encarcelados por razones políticas puedan volver pronto a sus hogares. No nos dejes indiferentes ante el drama de los emigrantes, de los desplazados y de los refugiados. «Sus ojos nos piden que no miremos a otra parte, que no reneguemos de la humanidad que nos une, que hagamos nuestras sus historias y no olvidemos sus dramas» [1].

Verbo eterno que te has hecho carne, haznos diligentes hacia nuestra casa común, que también sufre por la negligencia con la que frecuentemente la tratamos, y motiva a las autoridades políticas a llegar a acuerdos eficaces para que las próximas generaciones puedan vivir en un ambiente respetuoso para la vida.

Queridos hermanos y hermanas:

Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque «un niño nos ha nacido» (Is 9,5). Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas. Oh Cristo, nacido por nosotros, enséñanos a caminar contigo por los senderos de la paz.

¡Feliz Navidad a todos!

viernes, 24 de diciembre de 2021

En esta Navidad pidamos a Jesús la gracia de la pequeñez

 

En la Misa de Nochebuena, el Santo Padre habló de la pequeñez como el camino elegido por Dios para llegar a nosotros. Y así nosotros debemos acoger y abrazar a Jesús en los pequeños, pobres y últimos. Un llamado también a una dignidad del trabajo que no haga esclavos ni provoque muertes, un llamado a una Iglesia unida, en camino y sinodal.

Alina Tufani - Ciudad del Vaticano

“Dios no cabalga en la grandeza, sino que desciende en la pequeñez”. Esta frase del Papa Francisco en su homilía de la Misa de Nochebuena, celebrada este viernes, 24 de diciembre, en la Basílica de San Pedro, está en el corazón de su mensaje para esta Navidad: pedir a Jesús la gracia de la pequeñez y honrarlo con la acogida y el abrazo a los más pobres y últimos.

Una reflexión la del Santo Padre que, partiendo del anuncio del nacimiento del Mesías, “un niño en la dura pobreza de un pesebre”, pone de relieve el contraste entre la grandeza del emperador César Augusto y el Salvador que nace “donde no hay nada grande”, en pañales y rodeado de pastores: “Allí está Dios, en la pequeñez” – dijo el Papa.

“La pequeñez es el camino que eligió para llegar a nosotros, para tocarnos el corazón, para salvarnos y reconducirnos hacia lo que es realmente importante.”

Y esta es la primera invitación del Pontífice, la de contemplar ante el pesebre, “más allá de las luces y los adornos”, al Niño Dios, a “Aquel que abraza al universo” pero necesita ser cargado, mimado, arropado:"El Amor infinito tiene un corazón minúsculo, que emite ligeros latidos. La Palabra eterna es infante, es decir, incapaz de hablar. El Pan de vida debe ser alimentado. El Creador del mundo no tiene hogar”.

Jesús nació para servir

El desafío, subrayó el Papa, es saber acoger a ese Dios que viene al mundo pequeño y cuya grandeza se ofrece en la pequeñez. “Dios se revela, pero los hombres no lo entienden”, afirmó el Pontífice, porque “seguimos buscando la grandeza según el mundo” y mientras “Dios se abaja, nosotros queremos subir al pedestal”, mientras pide “humildad, nosotros pretendemos brillar”. Mientras “nosotros pasamos los años persiguiendo el éxito, Dios no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior”, aseguró el Papa, porque “Jesús nació para servir.

“Esto es lo que podemos pedir a Jesús para Navidad: la gracia de la pequeñez. “Señor, enséñanos a amar la pequeñez. Ayúdanos a comprender que es el camino para la verdadera grandeza

 

“Me hice pequeño por ti”

El Santo Padre explicó que acoger la pequeñez es creer que Dios quiere estar en las pequeñas cosas de nuestra vida, habitar las realidades cotidianas, en la casa, la familia, la escuela, el trabajo: “Quiere realizar, en nuestra vida ordinaria, cosas extraordinarias”, afirmó Francisco. Pero además quiere llegar hasta nuestra propia pequeñez, allí donde somos débiles, frágiles, incapaces o fracasados.

“Hermana, hermano, si como en Belén, la oscuridad de la noche te rodea, si adviertes a tu alrededor una fría indiferencia, si las heridas que llevas dentro te gritan: “Cuentas poco, no vales nada, nunca serás amado como anhelas”, esta noche Dios responde. Esta noche te dice: “Te amo tal como eres. Tu pequeñez no me asusta, tus fragilidades no me inquietan. Me hice pequeño por ti. Para ser tu Dios me convertí en tu hermano.”

Jesús cerca de los olvidados de las periferias

Acoger la pequeñez en nuestras vidas significa también, como dijo el Pontífice, “abrazar a Jesús en los pequeños de hoy; es decir, amarlo en los últimos, servirlo en los pobres”, no herir a Dios despreciando a los pobres con la indiferencia: “Cuidemos a Jesús ahora, acariciándolo en los necesitados”.  

Además, Jesús no solo se identificó con los más pobres y humildes, sino que nació rodeado de ellos, pastores entregados a su trabajo y a su grey. “Jesús nace allí, cerca de ellos, cerca de los olvidados de las periferias”, dijo el Papa al aclarar que Jesús “viene a ennoblecer a los excluidos y se revela sobre todo a ellos; no a personajes cultos e importantes, sino a gente pobre que trabaja”. Un llamado entonces a dar dignidad al trabajo del hombre.

“Esta noche, Dios viene a colmar de dignidad la dureza del trabajo. Nos recuerda qué importante es dar dignidad al hombre con el trabajo, pero también dar dignidad al trabajo del hombre, porque el hombre es señor y no esclavo del trabajo. En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo”

Iglesia sinodal, en camino, vayamos a Belén

Por último, en su homilía, el Santo Padre hizo notar que cuando contemplamos a Jesús “todo vuelve a la unidad”, pues en Belén los ricos, los pobres, los pastores, eruditos y magos estaban unidos, porque “todo se recompone cuando en el centro está Jesús”, y eso es lo esencial, volver a Belén, a los orígenes, “a lo esencial de la fe, al primer amor, a la adoración y a la caridad”.

“Contemplemos a los magos que peregrinan y como Iglesia sinodal, en camino, vayamos a Belén, donde Dios está en el hombre y el hombre en Dios; donde el Señor está al centro y es adorado; donde los últimos ocupan el lugar más cercano a Él; donde los pastores y los magos están juntos en una fraternidad más fuerte que cualquier clasificación. Que Dios nos conceda ser una Iglesia adoradora, pobre y fraterna. Esto es lo esencial. Volvamos a Belén.”

Misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro en el Vaticano
Misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro en el Vaticano

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Francisco a Europa: Abramos la puerta de nuestro corazón a los refugiados

 

En la audiencia genera de esta mañana el Papa Francisco volvió a instar con fuerza a la acción compartida para aliviar el drama de los migrantes en la zona del Mediterráneo. En el Aula Pablo VI había algunas de las personas recibidas en Italia tras el último viaje apostólico a Chipre y Grecia: "Asumiremos la responsabilidad como Iglesia en los próximos meses"

Giancarlo La Vella – Ciudad del Vaticano

El Papa Francisco reiteró la necesidad de un compromiso concreto y general para afrontar el fenómeno migratorio, especialmente en la zona del Mar Mediterráneo, que ha vuelto a ser testigo de una nueva tragedia en medio del silencio general. En una semana, más de 160 prófugos se ahogaron en el tramo de mar entre Libia y la isla italiana de Lampedusa. En la audiencia general de esta mañana el Pontífice hizo un nuevo y sentido llamamiento a toda la comunidad internacional

La acogida como responsabilidad compartida

Durante mi viaje a Chipre y Grecia – dijo el Santo Padre –  pude tocar con mis propias manos, una vez más, la humanidad herida de los prófugos y de los migrantes. También he visto cómo sólo unos pocos países europeos están soportando la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en la zona del Mediterráneo, cuando en realidad se trata de una responsabilidad compartida, de la que ningún país puede eximirse".


 

El Papa recordó entonces cómo, "gracias a la generosa apertura de las autoridades italianas", pudo traer a Roma a un grupo de personas que conoció durante su último viaje. "Hoy algunos de ellos están aquí entre nosotros. ¡Bienvenidos!”.


 

Nos ocuparemos de ellos, como Iglesia, en los próximos meses. Es “una pequeña señal", subrayó, "que espero que sirva de estímulo para otros países europeos, para que permitan a su Iglesia local hacerse cargo de otros hermanos y hermanas que necesitan urgentemente ser reubicados".

Abrir una puerta a los migrantes

Otra necesidad destacada por el Papa Francisco fue, tras la acogida, la de la integración de los migrantes.

“Hay muchas Iglesias locales, congregaciones religiosas y organizaciones católicas que están dispuestas a acogerlos y acompañarlos hacia una integración fructífera. ¡Sólo tienen que abrir una puerta!”

domingo, 19 de diciembre de 2021

Como María, levantarse y caminar con prontitud

 


https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-12/el-papa-como-maria-levantarse-y-caminar-con-prontitud.html

Se trata de “los dos movimientos” que hizo la Madre de Dios y “que nos invita también a nosotros” a hacer lo mismo con vistas a la Navidad”, puesto que ella “no piensa a quién pedir ayuda, sino a quién ayudar”, dijo el Santo Padre antes de rezar el Ángelus del cuarto Domingo de Adviento

Vatican News

Al comentar el Evangelio de san Lucas, propuesto por la Liturgia del día, correspondiente al cuarto Domingo de Adviento, que narra la visita de María a Isabel, el Papa Francisco antes de rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro explicó que tras haber recibido el anuncio del ángel, la Virgen no se quedó en su casa, “pensando en lo sucedido y considerando los problemas y los imprevistos, que ciertamente no faltaban”, sino al contrario, lo primero que hizo fue “pensar en quien lo necesita”, en su caso en su pariente Isabel, que era mayor y estaba embarazada.

“María sale de viaje con generosidad, sin dejarse intimidar por los inconvenientes del viaje, respondiendo a un impulso interior que la llama a hacerse cercana y a ayudar”

Y lo hizo “compartiendo su alegría”. Lo hizo donando “a Isabel la alegría de Jesús, la alegría que llevaba en el corazón y en el vientre”, dijo el Papa. “Va donde ella y proclama el Magníficat”.

Dos verbos de movimiento: levantarse y caminar

Además, el Santo Padre destacó que María para hacer esto, tal como se lee en el texto, “se fue con prontitud”. Por esta razón, “en el último tramo del camino del Adviento”, Francisco invitó a dejarnos “guiar por estos dos verbos”.

“Levantarse y caminar con prontitud: son los dos movimientos que María hizo y que nos invita también a nosotros a hacer en vista a la Navidad”

Aprender de María a reaccionar

Francisco invitó a imaginarmos “¡cuántos pensamientos y turbaciones tenía!” la Virgen tras el “anuncio del ángel”, puesto que para ella “se perfilaba un período difícil” con un “embarazo inesperado” que “la exponía a incomprensiones y también a penas severas”.

“Sin embargo, no se desanima, no se desespera, sino que se levanta. No mira hacia abajo, hacia los problemas, sino a lo alto, hacia Dios. Y no piensa a quién pedir ayuda, sino a quién ayudar”

Por esta razón el Santo Padre afirmó que “aprendemos de la Virgen esta forma de reaccionar: levantarse, sobre todo cuando las dificultades amenazan con aplastarnos”.

 

"Levantarnos, para no empantanarnos en los problemas, hundiéndonos en la autocompasión y en una tristeza paralizante". Mientras ante la pregunta de “¿por qué levantarnos?”, el Papa explicó: “Porque Dios es grande y está preparado para levantarnos si nosotros le tendemos la mano”.

"Entonces arrojemos en Él los pensamientos negativos, los miedos que bloquean todo impulso e impiden ir adelante. Y después hagamos como María: ¡miremos a nuestro alrededor y busquemos alguna persona a la que podamos ser de ayuda!".

De ahí la pregunta que deberíamos hacernos, por ejemplo, si ¿hay algún anciano que conozco al que puedo hacer un poco de compañía, un servicio, un favor, una llamada?

“Ayudando a los otros, nos ayudaremos a nosotros mismos a levantarnos de las dificultades”

En cuanto al “segundo movimiento”, “caminar con prontitud”, el Obispo de Roma explicó que no “quiere decir proceder con agitación”, sino “más bien de conducir nuestras jornadas con paso alegre, mirando adelante con confianza, sin arrastrarnos por la desgana, esclavos de las lamentaciones, siempre buscando alguien a quien culpar”.

“Yendo hacia la casa de Isabel, María procede con el paso rápido de quien tiene el corazón y la vida llenos de Dios, llenos de su alegría”

Caminar con prontitud hacia la Navidad

La siguiente pregunta sugerida por Francisco fue: “¿Cómo es mi ‘paso’? ¿Soy propositivo o me quedo en la melancolía?”.

“Si procedemos con el paso cansado de los gruñones o de los chismorreos, no llevaremos a Dios a nadie. Hace mucho bien, sin embargo, cultivar un sano sentido del humor, como hacían, por ejemplo, Santo Tomás Moro o San Felipe Neri”

“No nos olvidemos de que el primer acto de caridad que podemos hacer al prójimo es ofrecerle un rostro sereno y sonriente. Es llevarles la alegría de Jesús, como hizo María con Isabel”, dijo Francisco, antes de invocar a “la Madre de Dios” para que “nos tome de la mano, nos ayude a levantarnos y caminar con prontitud hacia la Navidad!”