miércoles, 29 de marzo de 2017

“Cuando Dios promete, lleva a cumplimiento aquello que promete. Jamás falta a su palabra”

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del 29 de marzo de 2017

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 29 Mar. 2017).- El papa Francisco ha centrado la catequesis de este miércoles en la virtud de la esperanza, continuando con este tema y añadiendo el de la fe.
A continuación el texto completo:
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La frase de la Carta de San Pablo a los Romanos que hemos apenas escuchado nos ofrece un gran don. De hecho, estamos acostumbrados a reconocer en Abraham a nuestro padre en la fe; hoy el Apóstol nos hace comprender que Abraham es para nosotros padre de la esperanza; no solo padre en la fe, sino también padre en la esperanza. Y esto porque en su historia podemos ya adquirir un anuncio de la Resurrección, de la vida nueva que vence el mal y la misma muerte.
El texto dice que Abraham creyó en Dios “que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen”; y luego precisa: “Su fe no flaqueó, al considerar que su cuerpo estaba como muerto y que también lo estaba el seno de Sara”. Así, esta es la experiencia a la cual estamos llamados a vivir también nosotros. El Dios que se revela a Abraham es el Dios que salva, el Dios que hace salir de la desesperación y de la muerte, el Dios que llama a la vida. En la historia de Abraham todo se convierte en un himno al Dios que libera y regenera, todo se hace profecía.
Y lo hace para nosotros, para nosotros que ahora reconocemos y celebramos el cumplimiento de todo esto en el misterio de la Pascua. Dios de hecho, “resucitó a nuestro Señor Jesús de los muertos “, para que también nosotros podamos pasar en Él de la muerte a la vida. Y de verdad entonces Abraham puede bien llamarse ‘padre de muchos pueblos’, en cuanto resplandece como anuncio de una humanidad nueva – nosotros – rescatada por Cristo del pecado y de la muerte e introducida una vez para siempre en el abrazo del amor de Dios.
A este punto, Pablo nos ayuda a poner en evidencia el vínculo estrecho entre la fe y la esperanza. Él de hecho afirma que Abraham “creyó, esperando contra toda esperanza”. Nuestra esperanza no se apoya en razonamientos, previsiones o cálculos humanos; y se manifiesta ahí donde no hay más esperanza, donde no hay nada más en que esperar, justamente como sucedió con Abraham, ante su muerte inminente y la esterilidad de su mujer Sara. Era el final para ellos, no podían tener hijos y ahí, en esa situación, Abraham cree y tuvo esperanza contra toda esperanza. ¡Y esto es grande!
La gran esperanza hunde sus raíces en la fe, y justamente por esto es capaz de ir más allá de toda esperanza. Sí, porque no se funda en nuestra palabra, sino en la Palabra de Dios. También en este sentido, entonces, estamos llamados a seguir el ejemplo de Abraham, quien, a pesar de la evidencia de una realidad que parece destinada a la muerte, confía en Dios, “plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete”. Me gustaría hacerles una pregunta, ¿verdad?: ¿Nosotros, todos nosotros, estamos convencidos de esto? ¿Estamos convencidos que Dios nos quiere mucho y que todo aquello que nos ha prometido está dispuesto a llevarlo a cumplimiento? Pero Padre, ¿Cuánto debemos pagar por esto?. “Hay un precio: abrir el corazón”. Abran sus corazones y esta fuerza de Dios llevará adelante y hará cosas milagrosas y les enseñará que cosa es la esperanza. Este es el único precio: abrir el corazón a la fe y Él hará el resto.
¡Esta es la paradoja y al mismo tiempo el elemento más fuerte, más alto de nuestra esperanza! Una esperanza fundada en una promesa que del punto de vista humano parece incierta e impredecible, pero que no disminuye ni siquiera ante la muerte, cuando a prometer es el Dios de la Resurrección y de la vida. Esto no lo promete uno cualquiera, ¡no! Quien lo promete, es el Dios de la Resurrección y de la vida.
Queridos hermanos y hermanas, pidamos hoy al Señor la gracia de permanecer instaurados no tanto en nuestras seguridades, en nuestras capacidades, sino en la esperanza que surge de la promesa de Dios, como verdaderos hijos de Abraham. Cuando Dios promete, lleva a cumplimiento aquello que promete. Jamás falta a su palabra.
Y entonces nuestra vida asumirá una luz nueva, en la conciencia de que Quien ha resucitado a su Hijo, resucitará también a nosotros y nos hará de verdad una cosa sola con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe. Todos nosotros creemos.

Hoy estamos todos en la plaza, alabemos al Señor, cantaremos el Padre Nuestro, luego recibiremos la bendición… pero esto pasa. Pero esto, también, es una promesa de esperanza. Si nosotros hoy tenemos el corazón abierto, les aseguro que todos nosotros nos encontraremos en la plaza del Cielo para siempre, que no pasa nunca. Y esta es la promesa de Dios. Y esta es nuestra esperanza, si nosotros abrimos nuestros corazones. Gracias.

domingo, 26 de marzo de 2017

Papa Francisco en el Ángelus 26-3-2017: «Para caminar en la luz hay que abandonar las luces falsas del prejuicio contra los otros y acoger a Jesús»


 www.caminocatolico.org/.../papa-francisco/21292-papa-francisco-en-el-angelus-26-3...
 El texto completo de las palabras del Papa es el siguiente:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el centro del Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma se encuentran Jesús y un hombre ciego de nacimiento (cfr Jn 9,1-41).  Cristo le restituye la vista y obra este milagro con un tipo de rito simbólico: primero mezcló la tierra con la saliva y la untó en los ojos al ciego; luego le ordena ir a lavarse a la piscina de Siloé. Aquel hombre va, se lava, y readquiere la vista. Era un ciego de nacimiento.  Con este milagro Jesús se manifiesta y se manifiesta a nosotros como luz del mundo; y el ciego de nacimiento representa a cada uno de nosotros, que hemos sido creados para conocer a Dios, pero que por causa del pecado somos como ciegos, tenemos necesidad de una luz nueva; todos tenemos necesidad de una luz nueva: aquella de la fe, que Jesús nos ha donado.
De hecho aquel ciego del Evangelio adquiriendo la vista se abre al misterio de Cristo. Jesús le pregunta «¿Crees tú en el Hijo del hombre?». «Y quien es, Señor, para que crea en él?», respondió el ciego sanado (v. 36). «Lo estás viendo: el que te está hablando» (v. 37). «¡Creo, Señor!» y se prostró ante él.
Este episodio nos induce a reflexionar sobre nuestra fe, nuestra fe en Cristo, el Hijo de Dios, y al mismo tiempo se refiere también al Bautismo, que es el primer Sacramento de la fe: el Sacramento que nos hace “venir hacia la luz”, mediante el renacer del agua y del Espíritu Santo; así como sucede al ciego de nacimiento, al cual se abrieron los ojos después de haberse lavado en el agua de la piscina de Siloé. El ciego de nacimiento sanado nos representa cuando no nos damos cuenta que Jesús es la luz, es «la luz del mundo», cuando miramos hacia otra parte, cuando preferimos fiarnos de pequeñas luces, cuando tambaleamos en la oscuridad.
El hecho de que aquel ciego no tenga un nombre nos ayuda a reflejarnos con nuestro rostro y nuestro nombre en su historia. También nosotros hemos sido “iluminados” por Cristo en el Bautismo, y por lo tanto estamos llamados a comportarnos como hijos de la luz. Y comportarnos como hijos de la luz exige un cambio radical de mentalidad, una capacidad de juzgar hombres y cosas según otra escala de valores, que viene de Dios. El sacramento del Bautismo, de hecho, exige una elección de vivir como hijos de la luz y caminar en la luz.  Si ahora les preguntase: “¿Creen que Jesús es el Hijo de Dios? ¿Creen que les puede cambiar el corazón? ¿Creen que puede hacer ver la realidad como la ve Él, y no como la vemos nosotros? ¿Creen que Él es luz, que nos da la verdadera luz?” ¿Qué cosa responderían? Cada uno responda en su corazón.
¿Qué cosa significa tener la verdadera luz? ¿Qué cosa significa caminar en la luz? Significa ante todo abandonar las luces falsas: la luz fría y fatua del prejuicio contra los otros, porque el prejuicio distorsiona la realidad y nos carga de animadversión contra aquellos que juzgamos sin misericordia y condenamos sin apelación. Eh… esto es pan de todos los días ¿eh? Cuando se habla mal de los otros, se camina no en la luz: se camina en las sombras.  Otra luz falsa, porque es seductora y ambigua, es aquella del interés personal: si evaluamos a hombres y cosas en base al criterio de nuestra conveniencia, de nuestra satisfacción, de nuestro prestigio, no actuamos con la verdad en las relaciones y en las situaciones. Si andamos por este camino del buscar sólo el interés personal, caminamos en las sombras.
Que la Virgen Santa, que fue la primera en acoger a Jesús, luz del mundo, nos obtenga la gracia de acoger de nuevo en esta Cuaresma la luz de la fe, redescubriendo el don inestimable del Bautismo, que todos hemos recibido. Y que esta nueva iluminación se transforme, nos transforme en las actitudes y en las acciones, para ser también nosotros, a partir de nuestra pobreza, de nuestras pequeñeces, portadores de un rayo de la luz de Cristo.


sábado, 25 de marzo de 2017

¿Cómo crecer en amistad con Jesús? El Papa propone 3 claves y un hilo conductor



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El Papa Francisco en su llegada al estadio San Siro en Milán. Captura Youtube CTV
El Papa Francisco en su llegada al estadio San Siro en Milán. Captura Youtube CTV
MILÁN, 25 Mar. 17 / 01:30 pm (ACI).- En medio de un gran ambiente de fiesta en el encuentro que sostuvo con unos 45 mil confirmandos, que estaban acompañados por sus padres, padrinos y catequistas, el Papa Francisco propuso este sábado en Milán tres claves para crecer en la amistad con Jesús, que están unidas por un hilo conductor que es la oración.
Las claves que propuso el Papa son las siguientes:

1.- Los abuelos
El Papa insistió una vez más en la necesidad de contar en la vida cotidiana con los abuelos, pues a pesar de que “son viejos” o “no saben usar la computadora ni el celular”, sí pueden ayudar a crecer en la amistad con Jesús.
“Los abuelos me han hablado normalmente de las cosas de la vida. Un abuelo me ha enseñado como con trabajo Jesús aprendió un oficio. Cuando yo veía a un abuelo, pensaba en Jesús. El otro abuelo me decía que nunca fuera a dormir sin decir una palabra a Jesús”.
“La abuela me enseñó a rezar, también mamá, también la otra abuela”, continuó el Santo Padre. “Los abuelos tienen la sabiduría de la vida. Con esa sabiduría nos enseñan a ir más cerca de Jesús. Un consejo, hablen con los abuelos, háganles todas las preguntas que quieren. Escúchenlos, hablen con ellos. Es importante en este tiempo hacerlo, ¿han entendido?

2.- Jugar con los amigos
“Me ayudó mucho jugar con los amigos porque jugar es bueno, jugar es sentir la alegría del juego con los amigos, sin insultarnos. Pensar que así jugaba Jesús. Les pregunto, ¿Jesús jugaba o no? Pero era Dios, ¿Dios podía jugar? Sí, Jesús jugaba”.
Francisco resaltó que “a nosotros nos hace bien jugar con los amigos porque cuando el juego es limpio se aprende a respetar a los otros, se aprende a hacer el equipo, a trabajar todos juntos y esto nos une a Jesús”.

3.- La parroquia 
“Una tercera cosa que me ayudó fue la parroquia, ir al oratorio. Esto es importante. ¿A ustedes les gusta ir a la parroquia? ¿Les gustar ir a misa?”, cuestionó el Papa, a lo que los muchachos respondieron algunos “sí” y otros “no”.
“Estas tres cosas les harán crecer en la amistad con Jesús: hablar con los abuelos, jugar con los amigos e ir a la parroquia, porque con estas tres cosas tú rezarás más”.

Y la oración, concluyó el Santo Padre, “es el hilo que une las tres cosas”.


viernes, 24 de marzo de 2017

70º aniversario del Centro católico de cooperación con la l’UNESCO: mensaje del papa Francisco

El Santo Padre elogia su contribución a la Unesco respetando la gran tradición cristiana
(ZENIT – Roma, 23 Mar. 2017).- El papa Francisco ha animado a rechazar el miedo, la violencia, el cierre y a elegir la “hermandad” en un mensaje por el 70 aniversario del Centro Internacional Católica para la Cooperación con la UNESCO (CCIC), fundada en 1947.
El ICAC ha organizado en esta ocasión un foro internacional con el título: “¿Qué mundo queremos construir juntos?” que se realizó en la Casa de la UNESCO en París (Francia), este jueves, 23 de de marzo de 2017, en cooperación con la Misión Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO y con el patrocinio de la UNESCO y la Comisión nacional francesa para la UNESCO.
Allí monseñor Francesco Follo, Observador Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO, leyó el mensaje del papa Francisco.
En el mensaje enviado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin a Christine Roche, presidente del ICAC, el papa Francisco felicita y agradece al ICAC que ha ofrecido durante 70 años, en fidelidad a la gran tradición cristiana, una gran contribución a la labor de la UNESCO en defensa de la dignidad humana, la paz en el mundo, y para estimular la renovación de la humanidad”.
“El tema elegido para este Foro se unió a una de las preocupaciones del Papa. Como escribe en su Mensaje para la Jornada Mundial de la paz el 1º de enero de 2017, “una ética de la fraternidad y la convivencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse en la lógica del miedo, la violencia y el cierre, pero en la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero “(n.5). ”
Francisco anima a una iniciativa que contribuye a la construcción de una “civilización del amor”: “El Papa, por tanto, da la bienvenida a la organización de este foro, que tiene como objetivo promover una reflexión sobre los valores universales de la libertad , la justicia y la paz.
“Confiando vuestra reflexión al Señor, que ha venido para juntar a la humanidad en una sola familia, el Papa hace un llamamiento a usted ya todos los participantes en este foro la bendición del Señor”, dice el mensaje firmado por el cardenal Parolin .
El cardenal Oscar Andrés Rodriguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) ha citado repetidamente la encíclica Populorum progressio, de Pablo VI, que sigue siendo siempre actual. Y centró su discurso la alfabetización y la educación.

jueves, 23 de marzo de 2017

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia general

La esperanza cristiana no es optimismo, no se funda en nuestras capacidades sino en Dios y en la fidelidad de su amor
Audiencia 22 marzo 2017 (Osservatore © Romano)
Audiencia 22 marzo 2017 (Osservatore © Romano)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco retomó en la audiencia de este miércoles el tema de la esperanza cristiana. A continuación el texto completo.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Desde hace algunas semanas el Apóstol Pablo nos está ayudando a comprender mejor en que cosa consiste la esperanza cristiana. Y hemos dicho que no era un optimismo, no: era otra cosa. Y el Apóstol nos ayuda a entender que cosa es esto. Hoy lo hace uniéndola a dos actitudes aún más importantes para nuestra vida y nuestra experiencia de fe: la ‘perseverancia’ y la ‘consolación’. En el pasaje de la Carta a los Romanos que hemos apenas escuchado son citados dos veces: la primera en relación a las Escrituras y luego a Dios mismo. ¿Cuál es su significado más profundo, más verdadero? Y ¿En qué modo iluminan la realidad de la esperanza? Estas dos actitudes: la perseverancia y la consolación.
La perseverancia podríamos definirla también como paciencia: es la capacidad de soportar, llevar sobre los hombros, soportar, de permanecer fieles, incluso cuando el peso parece hacerse demasiado grande, insostenible, y estamos tentados de juzgar negativamente y de abandonar todo y a todos. La consolación, en cambio, es la gracia de saber acoger y mostrar en toda situación, incluso en aquellas marcadas por la desilusión y el sufrimiento, la presencia y la acción compasiva de Dios. Ahora, San Pablo nos recuerda que la perseverancia y la consolación nos son transmitidas de modo particular por las Escrituras (v. 4), es decir, por la Biblia. De hecho, la Palabra de Dios, en primer lugar, nos lleva a dirigir la mirada a Jesús, a conocerlo mejor y a conformarnos a Él, a asemejarnos siempre más a Él. En segundo lugar, la Palabra nos revela que el Señor es de verdad ‘el Dios de la constancia y del consuelo’, que permanece siempre fiel a su amor por nosotros, es decir, que es perseverante en el amor con nosotros, no se cansa de amarnos, ¡no!, es perseverante: ¡siempre nos ama!, y también se preocupa por nosotros, curando nuestras heridas con la caricia de su bondad y de su misericordia, es decir, nos consuela. Tampoco, se cansa de consolarnos.
En esta perspectiva, se comprende también la afirmación inicial del Apóstol: ‘Nosotros, los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos’.’Esta expresión «nosotros, los que somos fuertes’ podría parecer arrogante, pero en la lógica del Evangelio sabemos que no es así, es más, es justamente lo contrario porque nuestra fuerza no viene de nosotros, sino del Señor.
Quien experimenta en su propia vida el amor fiel de Dios y su consolación está en grado, es más, en el deber de estar cerca de los hermanos más débiles y hacerse cargo de sus fragilidades. Si nosotros estamos cerca al Señor, tendremos esta fortaleza para estar cerca a los más débiles, a los más necesitados y consolarlos y darles fuerza. Esto es lo que significa.
Esto nosotros podemos hacerlo sin auto-complacencia, sino sintiéndose simplemente como un canal que transmite los dones del Señor; y así se convierte concretamente en un sembrador de esperanza. Es esto lo que el Señor nos pide a nosotros, con esa fortaleza y esa capacidad de consolar y ser sembradores de esperanza. Y hoy, se necesita sembrar esperanza, ¿Verdad? No es fácil.
El fruto de este estilo de vida no es una comunidad en la cual algunos son de ‘serie A’, es decir, los fuertes, y otros de ‘serie B’, es decir, los débiles. El fruto en cambio es, como dice Pablo, “tener los mismos sentimientos unos hacia otros a ejemplo de Cristo Jesús”. La Palabra de Dios alimenta una esperanza que se traduce concretamente en el compartir, en el servicio recíproco.
Porque incluso quien es ‘fuerte’ se encuentra antes o después con la experiencia de la fragilidad y de la necesidad de la consolación de los demás; y viceversa en la debilidad se puede siempre ofrecer una sonrisa o una mano al hermano en dificultad. Y así se vuelve una comunidad que “con un solo corazón y una sola voz, glorifica a Dios”.
Pero todo esto es posible si se pone al centro a Cristo, su Palabra, porque Él es el ‘fuerte’, Él es quien nos da la fortaleza, quien nos da la paciencia, quien nos da la esperanza, quien nos da la consolación. Él es el ‘hermano fuerte’ que cuida de cada uno de nosotros: todos de hecho tenemos necesidad de ser llevados en los hombros del Buen Pastor y de sentirnos acogidos en su mirada tierna y solícita.
Queridos amigos, jamás agradeceremos suficientemente a Dios por el don de su Palabra, que se hace presente en las Escrituras. Es allí que el Padre de nuestro Señor Jesucristo se revela como ‘Dios de la perseverancia y de la consolación’.
Y es ahí que nos hacemos conscientes de como nuestra esperanza no se funda en nuestras capacidades y en nuestras fuerzas, sino en el fundamento de Dios y en la fidelidad de su amor, es decir, en la fuerza de Dios y en la consolación de Dios. Gracias”.

lunes, 20 de marzo de 2017

Como la Samaritana, encontrarse con Jesús de corazón a corazón (traducción completa)

“Este Evangelio es para todos nosotros!”, ángelus 19 marzo 2017
Angelus, 19/03/2017, captura CTV
Angelus, 19/03/2017, captura CTV
(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 19 de marzo del 2017).
Palabras del papa Francisco antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio del tercer domingo de cuaresma nos presenta el diálogo de Jesús con la Samaritana (cf. Jn 4,5-42). El encuentro tiene lugar cuando Jesús atraviesa Samaría, región entre Judea y Galilea, habitada por gente que los judíos despreciaban, porque los consideraban cismáticos y herejes. Sin embargo este pueblo será justamente uno de los primeros en adherirse a la predicación cristiana de los apóstoles.
Mientras que los discípulos van de pueblo en pueblo para proveerse de comida, Jesús se queda junto a un pozo y pide de beber a una mujer, que venía a sacar agua. Y comienzan un diálogo.
“Cómo un judío se digna pedir agua a una mujer samaritana?” Jesús responde: “ Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva”, un agua que apaga toda sed, y se convierte en fuente inagotable en el corazón de quien la bebe (vv. 10-14).
Ir al pozo a por agua es enojoso y fastidioso: Estaría bien tener a disposición una fuente de la brote agua! Pero Jesús habla de una fuente diferente. Cuando la mujer se da cuenta de que el hombre con quién habla es un profeta, ella le confiesa su vida  y le hace preguntas religiosas.
Su sed de cariño y de una vida plena que no ha tenido con sus cinco maridos, al contrario ha tenido experiencias decepcionantes y de engaños. Por eso la mujer está impactada por el respeto que Jesús tiene por ella cuando le habla de la verdadera fe como de una relación con Dios Padre “en espíritu y verdad”, entonces ella tienen la intuición de que este hombre podría ser el Mesías, y Jesús – cosa rarísima – le confirma: “ Yo soy, el que te está hablando” (v. 26 ). El dice ser el Mesías a una mujer que había tenido una vida desordenada.
Queridos hermanos, el agua que da la vida eterna ha sido derramada en nuestros corazones el día de nuestro bautismo: Dios nos ha transformado y colmado de su gracia.
Pero puede ser que este gran don lo hayamos olvidado o reducido a algo administrativo: y quizás estemos en busca de “pozos” cuyas aguas no quitan la sed. Cuando nosotros olvidamos la verdadera agua, vamos en busca de pozos cuyas aguas no están limpias. Entonces este Evangelio es justo para nosotros! No solamente para la Samaritana, para nosotros.
Algunos de nosotros ya le conocemos, pero puede ser que aún no lo hayamos encontrado personalmente. Sabemos quién es Jesús, pero puede ser que no lo hayamos encontrado personalmente hablando con él y no le hemos reconocido como nuestro Salvador.
Este tiempo de cuaresma es una buena ocasión para acercarnos a él encontrándole en la oración, en un diálogo de corazón a corazón: hablar con él, escucharle. Es una buena ocasión para ver su rostro, tanto en el rostro de un hermano o de una hermana que sufre. De esta manera, podemos renovar en nosotros la gracia del bautismo, refrescándonos en la fuente de la Palabra de Dios, y de su Espíritu Santo. Y así descubrir también la alegría de ser artesanos de reconciliación e instrumentos de paz en la vida cotidiana.
Que la Virgen María nos ayude a beber constantemente de la gracia, a ser esta agua que brota de la roca que es Cristo Salvador, para que podamos profesar nuestra fe con convicción y anunciar con alegría las maravillas del amor de Dios misericordioso y fuente de todo bien.
Ave María….
Traducción de ZENIT, Raquel Anillo Gonzalez

jueves, 16 de marzo de 2017

Papa Francisco: No cerremos nuestro corazón ante los pobres


El Santo Padre Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta.
16/03/2017 13:20
 
(RV).-. Debemos estar atentos a no tomar el camino que del pecado lleva a la corrupción. Es la admonición que hizo el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Papa se inspiró en el Evangelio del día – de San Lucas – en el que el Señor relata la parábola del rico y el pobre Lázaro para subrayar que también hoy debemos estar atentos para no encerrarnos en nosotros mismos, ignorando a los pobres y a los sin techo de nuestras ciudades.
“Escruta, Dios, mi corazón. Mira si recorro el camino de la mentira y guíame por el camino de la vida”. El Papa desarrolló su homilía a partir de las palabras de la Antífona y del Salmo 1, para poner de manifiesto que “el  hombre que confía en el hombre, se apoya en la carne, es decir, en las cosas que él puede gestionar, en la vanidad,  en el orgullo, en las riquezas”, a partir de lo cual se produce un “alejamiento del Señor”. Francisco se refirió a “la fecundidad del hombre que confía en el Señor, y a la esterilidad del hombre que confía en sí mismo”, en el poder y en las riquezas. “Este camino  – dijo  – es un camino peligroso, es un camino resbaladizo, cuando sólo me fío de mi corazón: porque él es traidor, es peligroso”.
El que vive en las riquezas no ve al pobre, el pecado se vuelve corrupción
“Cuando una persona vive en un ambiente cerrado – añadió el Papa – respira el aire propio de sus bienes, de su satisfacción, de la vanidad, de sentirse seguro, confiando sólo en sí mismo, con lo cual pierde la orientación, pierde la brújula e ignora dónde están los límites”. Es precisamente lo que sucede al rico del que habla el Evangelio de Lucas, que transcurría su vida haciendo fiestas e ignorando al pobre que estaba en la puerta de su casa:
“Él sabía quién era aquel pobre. Lo sabía. Porque después, cuando habla con el Padre Abraham, dice: “Pero, envíame a Lázaro”. Incuso ¡sabía cómo se llamaba! Pero no le importaba. ¿Era un hombre pecador? Sí. Pero del pecado se puede ir hacia atrás: se pide perdón y el Señor perdona. Pero el corazón lo ha llevado por un camino de muerte hasta el punto de que no se puede volver atrás. Hay un punto, hay un momento, hay un límite del que difícilmente se vuelve atrás: es cuando el pecado se transforma en corrupción. Y éste no era un pecador, era un corrupto. Porque sabía de las tantas miserias, pero él se sentía feliz allí y no le importaba nada”.
¿Qué sentimos en el corazón cuando vemos a un sin techo por la calle?
“Maldito el hombre que confía en sí mismo, que confía en su corazón, subrayó el Pontífice aludiendo al Salmo 1.  Nada es más peligroso que el corazón, y difícilmente se cura. Cuando tú conoces aquel camino de enfermedad, difícilmente te curarás”. Y se preguntó:
“¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por el camino y vemos a un sin techo, veamos a niños solos que piden limosna? ‘No, pero estos son de aquella etnia que roba…’. ¿Sigo adelante, hago así? Los sin techo, los pobres, los abandonados, incluso los sin techo bien vestidos, porque no tienen dinero para pagar el alquiler, porque no tienen trabajo… ¿Qué cosa siento yo? Esto forma parte del panorama, del paisaje de una ciudad, como una estatua, la parada del autobús, la oficina del correo ¿Y también los sin techo son parte de la ciudad? ¿Esto es normal? Estén atentos. Estemos atentos. Cuando estas cosas resuenan en nuestro corazón como normales  – ‘pero sí, la vida es así… y yo como, bebo, y para quitarme un poco de sentido de culpa doy una oferta y voy adelante’ – el camino no va bien”.
Si el pecador se arrepiente vuelve para atrás, en cambio el corrupto está cerrado en sí mismo
El Obispo de Roma reafirmó la necesidad de darnos cuenta, cuando vamos por el camino “resbaladizo del pecado a la corrupción”. “¿Qué siento yo – se preguntó  – cuando en el telediario” veo que “cayó una bomba allá, sobre un hospital y murieron tantos niños”? ¿Rezo una oración y después sigo viviendo como si nada? “¿Entra en mi corazón esto”, o “soy como este rico para el cual el drama de Lázaro, del que tenían más piedad los perros, jamás entró en mi corazón?” Si así fuera, estaría en un camino que conduce “del pecado a la corrupción”:
“Por esta razón pidamos al Señor: ‘Escruta, oh Señor, mi corazón. Mira si mi camino está equivocado, si yo estoy en un camino resbaladizo del pecado a la corrupción, del que no se puede volver atrás’. Habitualmente, el pecador, si se arrepiente, vuelve hacia atrás; el corrupto, difícilmente, porque está encerrado en sí mismo. Que la oración sea hoy: ‘Escruta, Señor, mi corazón’. ‘Y hazme comprender en qué camino estoy, por cuál camino estoy yendo’”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

miércoles, 15 de marzo de 2017

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del 15 de marzo de 2017

¿Cómo hacer que nuestro amor y nuestra caridad no sea hipócrita?
La audiencia general en la plaza de San Pedro
La audiencia general en la plaza de San Pedro
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Como bien sabemos, el gran mandamiento que nos ha dejado el Señor Jesús es aquel de amar: amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente y amar al prójimo como a nosotros mismos (Cfr. Mt 22,37-39). Es decir, estamos llamados al amor, a la caridad y esta es nuestra vocación más alta, nuestra vocación por excelencia; y a esa está relacionada también la alegría de la esperanza cristiana. Quien ama tiene la alegría de la esperanza, de llegar a encontrar el gran amor que es el Señor.
El apóstol Pablo, en el pasaje de la Carta a los Romanos que hemos apenas escuchado, nos pone en guardia: existe el riesgo que nuestra caridad sea hipócrita, que nuestro amor sea hipócrita. Entonces nos debemos preguntar: ¿Cuándo sucede esto, esta hipocresía? Y ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestro amor sea sincero, que nuestra caridad sea auténtica? ¿De no aparentar de hacer caridad o que nuestro amor no sea una telenovela? Amor sincero, fuerte.
La hipocresía puede introducirse por todas partes, también en nuestro modo de amar. Esto se verifica cuando nuestro amor es un amor interesado, motivado por intereses personales; y cuantos amores interesados existen… cuando los servicios caritativos en los cuales parece que nos donamos son realizados para mostrarnos a nosotros mismos o para sentirnos satisfechos: “pero, qué bueno que soy”, ¿no?: esto es hipocresía; o aún más, cuando buscamos cosas que tienen “visibilidad” para hacer alarde de nuestra inteligencia o de nuestras capacidades.
Detrás de todo esto existe una idea falsa, engañosa, la de decir que si amamos es porque nosotros somos buenos; como si la caridad fuera una creación del hombre, un producto de nuestro corazón. La caridad, en cambio, es sobre todo una gracia, un regalo; poder amar es un don de Dios, y debemos pedirlo. Y Él lo da gustoso, si nosotros se lo pedimos.
La caridad es una gracia: no consiste en el hacer ver lo que nosotros somos, sino en aquello que el Señor nos dona y que nosotros libremente acogemos; y no se puede expresar en el encuentro con los demás si antes no es generada en el encuentro con el rostro humilde y misericordioso de Jesús.
Pablo nos invita a reconocer que somos pecadores, y que también nuestro modo de amar está marcado por el pecado. Al mismo tiempo, pero, se hace mensajero de un anuncio nuevo, un anuncio de esperanza: el Señor abre ante nosotros una vía de liberación, una vía de salvación. Es la posibilidad de vivir también nosotros el gran mandamiento del amor, de convertirnos en instrumentos de la caridad de Dios.
Y esto sucede cuando nos dejamos sanar y renovar el corazón por Cristo resucitado. El Señor resucitado que vive entre nosotros, que vive con nosotros es capaz de sanar nuestro corazón: lo hace, si nosotros lo pedimos. Es Él quien nos permite, a pesar de nuestra pequeñez y pobreza, experimentar la compasión del Padre y celebrar las maravillas de su amor.
Y entonces se entiende que todo aquello que podemos vivir y hacer por los hermanos no es otra cosa que la respuesta a lo que Dios ha hecho y continúa a hacer por nosotros.
Es más, es Dios mismo que, habitando en nuestro corazón y en nuestra vida, continúa a hacerse cercano y a servir a todos aquellos que encontramos cada día en nuestro camino, empezando por los últimos y los más necesitados en los cuales Él en primer lugar se reconoce.
Entonces el Apóstol Pablo con estas palabras no quiere reprocharnos, sino mejor dicho animarnos y reavivar en nosotros la esperanza. De hecho, todos tenemos la experiencia de no vivir a plenitud o como deberíamos el mandamiento del amor. Pero también esta es una gracia, porque nos hace comprender que por nosotros mismos no somos capaces de amar verdaderamente: tenemos necesidad de que el Señor renueve continuamente este don en nuestro corazón, a través de la experiencia de su infinita misericordia.
Entonces sí volveremos a apreciar las cosas pequeñas, las cosas sencillas, ordinarias; volveremos a apreciar todas estas cosas pequeñas de todos los días y seremos capaces de amar a los demás como los ama Dios, queriendo su bien, es decir, que sean santos, amigos de Dios; y estaremos contentos por la posibilidad de hacernos cercanos a quien es pobre y humilde, como Jesús hace con cada uno de nosotros cuando nos alejamos de Él, de inclinarnos a los pies de los hermanos, como Él, Buen Samaritano, hace con cada uno de nosotros, con su compasión y su perdón.
Queridos hermanos, lo que el Apóstol Pablo nos ha recordado es el secreto para estar –cito sus palabras– es el secreto para estar “alegres en la esperanza” (Rom 12,12): alegres en la esperanza. La alegría de la esperanza, para que sepamos que en toda circunstancia, incluso en las más adversa, y también a través de nuestros fracasos, el amor de Dios no disminuye. Y entonces, con el corazón visitado y habitado por su gracia y por su fidelidad, vivamos en la gozosa esperanza de intercambiar con los hermanos, en lo poco que podamos, lo mucho que recibimos cada día de Él. Gracias”.

martes, 14 de marzo de 2017

Francisco inicia su quinto año de pontificado. ¡Gracias Santo Padre!

Se entra en el quinto año de pontificado del primer papa llamado Francisco, primer americano, jesuita, proveniente del hemisferio sur y el primero no europeo dese el año 741
(Foto Osservatore @ Romano)
(Foto Osservatore @ Romano)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 13 Mar. 2017).- Al anochecer de cuatro años atrás, tras el humo blanco que salió de la chimenea de la Capilla Sixtina, el carmarlengo papal, Mons. Jean Louis Tauran desde el balcón de la logia de san Pedro dio el esperado anunció: “¡Habemus papam!”.
Despertó así la primera ovación de la multitud que a continuación y por un instante quedó enmudecida tomada por el suspenso, mientras el camarlengo proseguía:  “Eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum Giorgium Marium,  Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Bergoglio, qui sibi nomi imposuit: Franciscum”.
Comienza así con un primer “¡Buona sera” y la misa de inicio el 19 de marzo de 2013, solemnidad de san José, el pontificado de Francisco, primero con ese nombre, el primer jesuita y el primero proveniente del hemisferio sur. Del primer pontífice originario de América y el primero no europeo dese el año 741.
Un pontificado que despertó gran entusiasmo en todo el mundo así como la atención de los periodistas, de un cardenal de Buenos Aires que hasta entonces había siempre tenido una relación difícil con los medios de comunicación, pero que ya siendo Pontífice ha viajado con los corresponsales en las visitas apostólicos, dando ruedas de prensa y respondiendo cara a cara.
Francisco al recibir a los cardenales el 12 de diciembre de 2016, hizo un balance de sus cuatro años de pontificado, precisando entretanto que las reformas, a partir de la Curia, “no se realiza cambiando gente”, sino principalmente “con la conversión de las personas”.
Pero los aspectos nuevos son muchos, demasiados para un artículo, partiendo desde sus homilías cotidianas en la residencia Santa Marta, en donde ha desempolvado algunas verdades olvidadas, muchas veces simples, como ver a Jesús en el prójimo especialmente en el más necesitado, no hablar mal de los otros, retribuir debidamente a los empleados del hogar, o cuando marido y mujer pelean, hacer la paz antes de concluir el día.
Además de los grandes temas y eventos, el primero en 2016 con la encíclica Lumen Fidei, seguida el mismo año por la exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, y como conclusión en el 2016 de los dos sínodos sobre la familia con la exhortación Amoris Laetitia.
Otro tema que ha involucrado a toda la comunidad internacional y con gran repercusión ha sido la carta encíclica Laudato Si‘, sin olvidar la Vultum Dei quarere, sobre la vida contemplativa femenina.
Se suma el Jubileo de la Misericordia convocato oficialmente con la publicación el 11 de abril de 2015 de la bula ‘El rostro misericordioso de Dios’, período que inició 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción y concluyó el 20 de noviembre de 2016.
Además profundizar las reformas iniciadas por Benedicto XVI, de las finanzas del Vaticano y la política de’ tolerancia cero’ hacia la pedofilia.
Se suman los viajes apostólicos y las diversas exhortaciones en las cuales recordó que es satánico matar en nombre de Dios. Un Papa que no deja de sorprender y que nos invita a todos, siempre a cuestionarnos.

lunes, 13 de marzo de 2017

Francisco cumple cuatro años de pontificado Lunes 13 Mar 2017 | 12:44 pm

aica.org  |  Nacional  |  Francisco


Ciudad del Vaticano (AICA): Se cumplen hoy, lunes 13 de marzo, cuatro años desde que el cardenal Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, fuera elegido el 266 sucesor de San Pedro. Adoptando el nombre de Francisco se convirtió en el primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia.
Se cumplen hoy, lunes 13 de marzo, cuatro años desde que el cardenal Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, fuera elegido el 266 sucesor de San Pedro. Adoptando el nombre de Francisco se convirtió en el primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia.

Jorge Bergoglio marcó su estilo desde el primer minuto de aquel 13 de marzo de 2013 al presentarse como Obispo de Roma desde la logia del balcón del Vaticano con un simple “buenas noches” e interactuar con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, con quienes realizó una plegaria y pidió que rezaran por él.

Austeridad, tolerancia, cercanía, pero sobre todo misericordia para comprender antes que juzgar, fue el camino de renovación propuesto por el pontífice argentino.

Francisco subrayó en cuatro años de pontificado la necesidad de comprensión hacia el otro y su preocupación por los marginados, el diálogo ecuménico e interreligioso, la reforma de las estructuras de la Curia Romana en la que trabaja con el grupo de cardenales asesores conocido como C9.

En 2016 publicó la encíclica Lumen fidei, seguida el mismo año por la exhortación apostólica, Evangelii gaudium, y como conclusión en el 2016 de los dos sínodos sobre la familia la exhortación Amoris laetitia. Otro tema que involucró a toda la comunidad internacional y con gran repercusión fue la carta encíclica 'Laudato si', sin olvidar la Vultum Dei quaerere, sobre la vida contemplativa femenina.

En abril del 2015 el Santo Padre convocó oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia para que la Iglesia ponga más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia y “seamos misericordiosos como el Padre”. El Año Santo comenzó con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre y concluyó el 20 de noviembre de 2016.

Además profundizar las reformas iniciadas por Benedicto XVI, de las finanzas del Vaticano y la política de “tolerancia cero” hacia la pedofilia.

También entró en la historia de la Iglesia, batiendo el récord de santos canonizados –833 en total–. El récord del pontífice argentino es doble ya que los primeros 815 santos los canonizó en un solo día y en una sola ceremonia, realizada en la Plaza de San Pedro el 12 de mayo de 2013. Canonizó a Juan Pablo II y Juan XXIII, llevando a los altares a dos pontífices del último siglo, y a Teresa de Calcuta y al primer santo argentino el Cura Brochero.

Uno de los momentos más recordados fue su viaje a Lampedusa (Italia) después de la muerte de cientos de inmigrantes que intentaban alcanzar la isla italiana en pateras. Su grito de “vergüenza” por lo ocurrido resonó en todo el mundo. También han sido constantes las visitas a parroquias de las afueras de Roma para mostrar su predilección por las periferias.

Desde el inicio del pontificado, Francisco encontró en las redes sociales un ámbito ideal para comunicarse. Su cuenta de Twitter @pontifex publica en nueve idiomas y suma más de 31 millones de seguidores en total. La iniciativa “El video del papa”, con la que desde enero de 2016 el pontífice convierte en clips de poco más de un minuto de duración las intenciones mensuales de oración, es otro gesto que lo convierte en un Papa que usa el mundo digital para comunicar su mensaje.

Visitó 26 países: Israel, Corea del Sur, Albania, Francia, Turquía, Sri Lanka, Filipinas, Bosnia, Herzegovina, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, Estados Unidos, Kenia, Uganda, la República Centroafricana, Suecia, Georgia, Arerbaiyán, Polonia, Armenia, Grecia y México. Su primer viaje al extranjero lo realizó cinco meses después de haber sido elegido Papa, en julio de 2013, cuando visitó Río de Janeiro (Brasil) para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.+

jueves, 9 de marzo de 2017

Soy un pecador, un hombre que hace lo que puede”, expresó el papa Francisco en una nueva entrevista, concedida en este caso al semanario alemán Die Zeit.

aica.org  |  Nacional  |  Francisco
Francisco: Soy un hombre común que hace lo que puede
Jueves 9 Mar 2017 | 09:54 am

Ciudad del Vaticano (AICA): “No me considero un hombre excepcional. Soy un pecador, un hombre que hace lo que puede”, expresó el papa Francisco en una nueva entrevista, concedida en este caso al semanario alemán Die Zeit. El Santo Padre señaló que “no me hacen justicia con las expectativas y precisó que la idealización de una persona “es una forma sutil de agresión”. Los próximos viajes, los carteles que aparecieron en su contra hace algunas semanas en Roma, la cuestión de la Orden de Malta y la crisis vocacional de la Iglesia son otros de los temas referidos por el pontífice.
En una nueva entrevista, concedida en este caso al semanario alemán Die Zeit, el papa Francisco se refirió a sus próximos viajes, a los carteles que aparecieron en su contra hace algunas semanas en Roma, así como a la cuestión de la Orden de Malta y a la crisis vocacional de la Iglesia. Radio Vaticana ofreció una síntesis de esa entrevista.

Idealizar a las personas es una forma de agresión
“No me considero un hombre excepcional” –afirmó el papa Francisco al responder a la pregunta acerca de si se siente apabullado ante las expectativas que tantas personas han puesto en él–. “Soy un pecador”, “un hombre que hace lo que puede”, “común”. Siento que “no me hacen justicia con las expectativas”, “exageran”. “No se olvide –precisó– que la idealización de una persona es una forma sutil de agresión” y “cuando me idealizan, me siento agredido”.

Comprendo si a alguien no le gusta cómo actúo
El periodista le pregunta si le afectan los ataques que provienen del Vaticano. “No”, responde Francisco: “Desde el momento en que fui elegido Papa no perdí la paz. Comprendo que a alguien no le guste mi modo de actuar, pero lo justifico; hay tantos modos de pensar, es legítimo y también es humano, es una riqueza”.

El romanesco de los carteles y el sentido del humor
Acerca de los carteles en romanesco que lo acusaban de no ser misericordioso, el Papa dice que el dialecto usado “era muy bello”, a la vez que añade que “no lo ha escrito uno de la calle”, sino una persona culta. “Logra reírse de esto”, le dice el periodista. Y el Papa responde que sí, recordando que todos los días reza con la oración de Santo Tomás Moro para pedir el sentido del humor. Y el Señor le “da bastante sentido del humor”.

Orden de Malta
Sobre la vicisitud de la Orden de Malta, el Obispo de Roma explica que había problemas, y que “tal vez” el cardenal Burke “no fue capaz de gestionar, porque él no era el único protagonista”. Por esta razón –explicó– nombré a un delegado capaz de arreglar las cosas, una persona “con un carisma que no tiene el cardenal Burke”. Si bien –observó– que el purpurado sigue siendo el asesor de la Orden.

Crisis vocacional: problema grande
Con respecto a la crisis de vocaciones, el pontífice observó que “es un problema grande” y “grave”. Donde no hay sacerdotes, falta la Eucaristía y “una Iglesia sin la Eucaristía no tiene fuerza. La Iglesia hace la Eucaristía, pero la Eucaristía hace la Iglesia”. Si faltan las vocaciones sacerdotales –dijo– es porque falta la oración.

También está el problema de la baja natalidad. Además, es importante el trabajo con los jóvenes, pero no hay que caer en el proselitismo. En efecto, también es importante hacer una selección, porque si no hay una vocación verdadera, después el pueblo sufrirá. De todos modos –añadió– el “celibato opcional no es la solución”. Mientras la cuestión de los “viri probati” es una posibilidad, pero después hay que precisar los deberes que pueden asumir para las “comunidades aisladas”.

La crisis es para crecer en la fe
Ante la pregunta sobre sus momentos de dificultad, Francisco reafirmó que tuvo “momentos oscuros” y también “momentos vacíos”, que no comprendía. “Incluso situaciones feas” por su culpa, de pecado, que hicieron que se enojara con Dios. “Yo me enojo y ahora –afirmó riendo– me he acostumbrado”; pero el Señor – añadió– “quiere más a los pecadores”. Y después, “la crisis es para crecer en la fe. No se puede crecer sin crisis”. “La crisis es parte de la vida y una fe que no entra en crisis para crecer, generalmente permanece infantil”. También Pedro “tuvo una fea crisis”; renegó a Jesús… “¡y lo hicieron Papa!”.

El periodista le pregunta ¿cómo se vuelve a la fe? “La fe –respondió el Santo Padre– es un don: te la dan. La pido, y Él responde. ¡Antes o después. Pero a veces, debes esperar en una crisis”. Y en cuanto al miedo, dice: “Los miedos cierran las puertas. En cambio, la libertad abre las puertas”.

El hombre es una bondad herida, pero la maldad mata
El hombre ¿es bueno o malo por su naturaleza? “El hombre es imagen de Dios” – responde Francisco– “es bueno”, pero “fue tentado y se ha herido: es una bondad herida”, por tanto, “es débil”. “La maldad es otra cosa, más fea”. Por ejemplo: “Adán no fue malo. Fue débil, fue tentado por el diablo. En cambio, la primera maldad es la del hijo, la de Caín”, que mata no por debilidad, sino “por celos, por envidia, por deseo de poder, es la maldad de las guerras. Es la maldad que hoy encontramos en la gente que mata: mata al otro, la maldad de quien fabrica armas”.

Me hace mal la Iglesia que no es fiel
Se habla de los mafiosos que se hacen el signo de la cruz antes de matar: “Es una enfermedad religiosa” –afirmó el Papa–, y dice que esto lo enfada. Pero se enfada más –añadió– cuando la Iglesia no da testimonio de fidelidad al Evangelio: “eso me hace mal”.

Preocupado por los populismos en Europa
Ante la pregunta sobre los populismos de hoy, el pontífice respondió que se siente preocupado, al menos por los que se ven en Europa. Y subraya que detrás del populismo siempre hay “un mesianismo. Siempre. Y también una justificación”, la de preservar la identidad de un pueblo. En cambio, los grandes políticos de la posguerra en el Viejo Continente “se han imaginado la unidad europea”, “una cosa no populista”, sino “una hermandad de toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Y estos son los grandes líderes que son capaces de llevar adelante el bien del país sin ser ellos el centro. Sin ser un mesías: el populismo es malo, y al final termina mal, como nos lo demuestra el Siglo pasado”.

La tercera guerra mundial a pedazos
El Santo Padre vuelve a hablar de la “tercera guerra mundial a pedazos”. Basta pensar en África, en Ucrania, en Asia, en el drama en Irak, “en la pobre gente que ha sido expulsada”. Es una guerra que “se hace con las armas modernas y hay toda una estructura de fabricantes de armas que ayuda en esto”.

Los próximos viajes internacionales
Por último el papa Francisco explicó al periodista de “Die Zeit” cuáles serán sus próximos viajes. El Papa visitará la India, Bangladesh, Colombia y Fátima, mientras se está estudiando un viaje a Egipto. Querría ir a Sudán del Sur, pero no cree que sea posible. Estaban en programa los dos Estados del Congo, pero con Kabila no cree que pueda ir. Y también a Rusia no puede ir, porque debería ir asimismo a Ucrania.+

miércoles, 8 de marzo de 2017

Miércoles, tercer día de retiro del papa Francisco

Hoy las meditaciones se centran en el proceso romano, la esposa de Pilatos y los sueños de Dios
El Papa llega a la casa de retiros en Ariccia (Fto. Osservatore © Romano)
El Papa llega a la casa de retiros en Ariccia (Fto. Osservatore © Romano)
(ZENIT- Roma, 8 Mar. 2017).- Este miércoles no hubo audiencia general en la plaza de San Pedro, debido a que el papa Francisco se encuentra participando a los ejercicios espirituales con motivo de la cuaresma, en la localidad de Ariccia, situada a unos 30 kilómetros de esta ciudad, en la casa de retiros Divin Maestro.
El retiro del Papa junto a unos 70 colaboradores de la Curia Romana, en la estructura de los Paulinos, inició el domingo 5 por la tarde con la introducción, en la que el sacerdote franciscano Giulio Michelini reflexionó sobre ‘La confesión de Pedro y el camino de Jesús hacia Jerusalén’.
El lunes fueron las dos primeras meditaciones, con el inicio de la Pasión, seguidas por otras dos el martes, sobre la oración en Getsemani, el arresto de Jesús y la traición de Judas. Y hoy se centran en el proceso romano, la esposa de Pilatos y los sueños de Dios.
El programa diario del retiro, inicia a las 7:30 de la mañana, con la santa misa. Una hora después es el desayuno, y a las 9:30 el fraile menor predica la primera meditación.
Después viene almuerzo a las 12:30, y el programa retoma a las 16, con la segunda meditación del día.
Por la tarde, a las 18:00 se cantan las vísperas, seguida por la adoración eucarística.
La jornada del retiro concluye después de la cena programada para las 19:30.
Por esta pausa de reflexión y plegaria, el Santo Padre pidió oraciones después de rezar el angelus el domingo pasado, y en un tweet. El retiro concluye este viernes 10, con la última meditación.

martes, 7 de marzo de 2017

El perdón de los pecados y la unidad, temas a meditar en Ejercicios Espirituales del Papa



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Adoración Eucarística durante los Ejercicios Espirituales del Papa. Foto: L'Osservatore Romano
Adoración Eucarística durante los Ejercicios Espirituales del Papa. Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 07 Mar. 17 / 05:20 am (ACI).- El tercer día de Ejercicios Espirituales del Papa Francisco en la Casa Divino Maestro en Ariccia con motivo de la Cuaresma se centró en la meditación “El pan y el cuerpo, el vino y la sangre”.
El franciscano Giulio Michelini, encargado de impartirlos, reflexionó sobre la Última Cena de Jesús. “Estar en la misma mesa quiere decir experimentar la belleza de estar juntos, y recibir eso que ha sido preparado de otros como un acto de amor. El Resucitado mismo, según el evangelista Juan, había preparado el alimento para sus discípulos sobre el lago de Galilea”.
“En la cena de Jesús emerge también este elemento: la entrega de parte de Judas. Pero Jesús, en la noche en que fue traicionado, según la antigua versión de la cena, no retira su don, y da todo lo que le quedaba por dar: su cuerpo y su sangre”.
“El Verbo, el Hijo había ya ofrecido su divinidad (…) y ahora dona su humanidad, es decir, su carne, porque era en esta carne que esa divinidad fue tal. De este modo, Jesús dona todo de sí mismo”.
El P. Michelini propuso 3 preguntas para meditar: la relación con el alimento, la unidad en torno a la cena, y el perdón de los pecados.
“Me pregunto si somos verdaderamente conscientes de que Jesús, derramando su sangre, de verdad, con su propia vida, y no solo con palabras, ha dicho y dado el perdón de Dios”.



miércoles, 1 de marzo de 2017

Catequesis del Papa Francisco sobre la Cuaresma y la esperanza



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El Papa en la Audiencia General. Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa
El Papa en la Audiencia General. Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa
VATICANO, 01 Mar. 17 / 06:23 am (ACI).- Con motivo del inicio de la Cuaresma, el Papa Francisco dedicó la Audiencia General del miércoles a explicar su significado y recordar el paso del pueblo de Israel por el desierto antes de llegar a la Tierra prometida.
“La Cuaresma vive de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo, y nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él. Él es tentado por nosotros, y ha vencido al Tentador por nosotros, pero también nosotros debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas”, explicó durante la catequesis.
A continuación, la catequesis completa del Papa:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!En este día, Miércoles de Ceniza, entramos en el Tiempo litúrgico de la Cuaresma. Y ya que estamos desarrollando el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, hoy quisiera presentarles la Cuaresma como camino de esperanza.
De hecho, esta perspectiva se hace enseguida evidente si pensamos que la Cuaresma ha sido instituida en la Iglesia como tiempo de preparación para la Pascua, y por lo tanto, todo el sentido de este periodo de cuarenta días es iluminado por el misterio pascual hacia el cual está orientado. Podemos imaginar al Señor Resucitado que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos ponemos en camino hacia Él, que es la Luz. Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús Resucitado. La Cuaresma es un periodo de penitencia, también de mortificación, pero no un fin en sí mismo, sino finalizado a hacernos resurgir con Cristo, a renovar nuestra identidad bautismal, es decir, a renacer nuevamente “desde lo alto”, desde el amor de Dios (Cfr. Jn 3,3). Por esto es que la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza.
Para comprender mejor que cosa significa esto, debemos referirnos a la experiencia fundamental del éxodo de los Israelitas de Egipto, narrada en la Biblia en el libro que lleva este nombre: Éxodo. El punto de partida es la condición de esclavitud en Egipto, la opresión, los trabajos forzados. Pero el Señor no se ha olvidado de su pueblo y de su promesa: llama a Moisés y, con brazo poderoso, hace salir a los Israelitas de Egipto y los guía a través del desierto hacia la Tierra de la libertad. Durante este camino de la esclavitud a la libertad, el Señor da a los Israelitas la ley, para educarlos en el amor a Él, el único Señor, y para amarse entre ellos como hermanos. La Escritura muestra que el éxodo es largo y fatigoso: simbólicamente dura 40 años, es decir, el tiempo de vida de una generación. Una generación que, ante las pruebas del camino, es siempre tentada a añorar Egipto y volver atrás. También todos nosotros conocemos la tentación de regresar atrás, todos. Pero el Señor permanece fiel y esta pobre gente, guiada por Moisés, llega a la Tierra prometida. Todo este camino es realizado en la esperanza: la esperanza de alcanzar la Tierra, y justamente en este sentido es un “éxodo”, una salida de la esclavitud a la libertad. Y estos 40 días son también para todos nosotros una salida de la esclavitud del pecado a la libertad, al encuentro del Cristo Resucitado. Cada paso, cada fatiga, cada prueba, cada caída y cada salida, todo tiene sentido solo dentro del designio de salvación de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no el dolor.
La Pascua de Jesús es su éxodo, con el cual Él nos ha abierto la vía para alcanzar la vida plena, eterna y gozosa. Para abrir esta vía, este camino, Jesús ha debido despojarse de su gloria, humillarse, hacerse obediente hasta la muerte y la muerte de cruz. Abrirnos el camino a la vida eterna le ha costado toda su sangre, y gracias a Él nosotros somos salvados de la esclavitud del pecado. Pero esto no quiere decir que Él ha hecho todo y nosotros no debemos hacer nada, que Él ha pasado por medio de la cruz y nosotros “vamos al paraíso en un carruaje”. No, no quiere decir esto. No es así. Nuestra salvación es ciertamente un don suyo, pero, como es una historia de amor, requiere nuestro “si” y nuestra participación en su amor, como nos demuestra nuestra Madre María y después de ella todos los santos.
La Cuaresma vive de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo, y nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él. Él es tentado por nosotros, y ha vencido al Tentador por nosotros, pero también nosotros debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas. Él nos dona el agua viva de su Espíritu, y a nosotros corresponde tomar de su fuente y beber, en los Sacramentos, en la oración, en la adoración; Él es la luz que vence las tinieblas, y a nosotros se nos pide alimentar la pequeña llama que nos ha sido confiada el día de nuestro Bautismo.
En este sentido la Cuaresma es «signo sacramental de nuestra conversión» (Misal Romano, Oración colecta I Dom. de Cuaresma), quien realiza el camino de la Cuaresma esta siempre en el camino de la conversión. Es un signo sacramental de nuestro camino de la esclavitud a la libertad, siempre por renovar. Un camino ciertamente difícil, como es justo que sea, porque el amor es arduo, pero es un camino lleno de esperanza. Es más, diría además: el éxodo cuaresmal es el camino en el cual la esperanza misma se forma. La fatiga de atravesar el desierto – todas las pruebas, las tentaciones, las ilusiones, las visiones… – todo esto vale para forjar una esperanza fuerte, sólida, en el modelo de la Virgen María, que en medio a las tinieblas de la pasión y de la muerte de su Hijo continuó creyendo y esperando en su resurrección, en la victoria del amor de Dios.
Con el corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma. Sintiéndonos parte del pueblo santo de Dios, iniciamos con alegría hoy este camino de esperanza. Gracias.