miércoles, 30 de diciembre de 2020

Hemos sido amados antes de aprender a amar

 https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-12/audiencia-general-francisco-amados-antes-aprender-amar.html



Ciudad del Vaticano

Roma goza este 30 de diciembre de 2020 de una soleada mañana de invierno. El Papa Francisco ha tenido la acostumbrada Audiencia General en la Biblioteca del Palacio Apostólico. En la catequesis se ha centrado en el tema de la oración de acción de gracias, para ello ha citado el texto del evangelista Lucas: mientras Jesús estaba en camino, se le acercaron diez leprosos que imploran: «¡Jesús, ¡Maestro, ten compasión de nosotros!» (17,13)”.

La lepra: sufrimiento físico y marginación social y religiosa

“Sabemos que, para los enfermos de lepra, al sufrimiento físico se le unía la marginación social y la marginación religiosa. Jesús no rehúye al encuentro con ellos”, afirma el Papa; y aunque en este pasaje no hay contacto físico, Jesús les invita a presentarse donde los sacerdotes (v. 14). A continuación, subraya: “Jesús no dice otra cosa. Ha escuchado su oración, su grito de piedad, y les manda enseguida donde los sacerdotes”.

Lo que ocurre en el camino

Francisco pone en evidencia las situaciones que se dan cuando ellos van en busca de los sacerdotes: lo primero que ocurre: “Los diez se fían, no se quedan hasta el momento de estar curados, no: se fían y van enseguida, y mientras están yendo se curan, los diez”. Segundo, “de ese grupo, solo uno, antes de ir donde los sacerdotes, vuelve atrás a dar las gracias a Jesús y alabar a Dios por la gracia recibida”. En seguida, Jesús hace notar: “ese hombre era un samaritano, una especie de “hereje” para los judíos de la época. Jesús comenta: «¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» (17,18)”.

El Papa muestra que este pasaje, por decirlo de alguna manera, “divide el mundo en dos: quien no da las gracias y quien da las gracias; quien toma todo como si se le debe, y quien acoge todo como don, como gracia”.

Toda situación puede convertirse en acción de gracias

Citando al Catecismo, Francisco dice: «Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias» (n. 2638). Y añade: “La oración de acción de gracias comienza siempre desde aquí: del reconocerse precedidos por la gracia. Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes de que en nuestro corazón surgiera un deseo. Si miramos la vida así, entonces el “gracias” se convierte en el motivo conductor de nuestras jornadas”.

La Eucaristía

“Para nosotros cristianos el dar las gracias ha dado nombre al Sacramento más esencial que hay: la Eucaristía” afirma Francisco, quien añade: “Los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido. Todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida”. Durante la vida, subraya Francisco, “hay personas que nos han mirado con ojos puros, gratuitamente (…) y han hecho surgir en nosotros la gratitud. También la amistad es un don del que estar siempre agradecidos”.

La gratitud crece en el encuentro con Jesús

“Los Evangelios testifican que el paso de Jesús suscita a menudo alegría y alabanza a Dios en aquellos que lo encontraban”, dice Francisco, quien recordando el pasaje de los diez leprosos afirma: “todos estaban felices por haber recuperado la salud, pudiendo así salir de esa interminable cuarentena forzada que les excluía de la comunidad. Pero entre ellos hay uno que a la alegría añade alegría: además de la sanación, se alegra por el encuentro sucedido con Jesús. No solo está libre del mal, sino que ahora también posee la certeza de ser amado”.

Estar en la alegría del encuentro con Jesús

“Cultivemos la alegría (…) tratemos de estar siempre en la alegría del encuentro con Jesús (…) Si estamos en Cristo, ningún pecado y ninguna amenaza nos podrán impedir nunca continuar con alegría el camino, junto a tantos compañeros de viaje” afirma el Papa.

Al final de la catequesis, Francisco pone en evidencia los frutos de la alegría:

“No dejemos de agradecer: si somos portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor, quizá solo un poco, pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza. El mundo tiene necesidad de esperanza y con gratitud, con esta actitud de decir gracias, transmitimos algo de esperanza. Todo está unido y conectado, y cada uno puede hacer su parte allá donde se encuentra. El camino de la felicidad es el que San Pablo ha descrito al final de una de sus cartas: «Oren constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de ustedes. No extingan el Espíritu» (1 Ts 5,17-19)”.

martes, 29 de diciembre de 2020

 


El Papa Francisco aseguró que "toda persona descartada es un hijo de Dios"

29/12/2020 | 11:55 |

El Sumo Pontífice se expresó en la antesala del debate sobre la legalización del aborto en la Cámara Alta.
 

   Antes del comienzo del debate del proyecto de legalización del aborto en el Senado esta tarde, el papa Francisco aseguró hoy que "toda persona descartada es un hijo de Dios"

https://www.lanueva.com/nota/2020-12-29-

domingo, 27 de diciembre de 2020

El Papa recuerda la importancia de hacer las paces en la familia

 

El Papa desde la Biblioteca Apostólica. El Papa desde la Biblioteca Apostólica.   (Vatican Media)

En la Fiesta de la Sagrada Familia, el Papa Francisco invita a seguir el modelo de la familia de Nazaret y da algunos consejos para un ambiente familiar sano: "si discuten, hagan las paces el mismo día, la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa”.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

“La de Nazaret es la familia-modelo en la que todas las familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración”. Con estas palabras ha dado inicio hoy el Papa Francisco a su discurso antes de rezar la oración marina del Ángelus, este domingo 27 de diciembre en el que la Iglesia Católica celebra la Fiesta de la Sagrada Familia. El Papa ha recordado que, a imitación de la Sagrada Familia, “estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza”.

Características para experimentar comunión sincera en la familia

El Pontífice también ha explicado que para que en la familia se pueda experimentar una comunión sincera, se deben dar una serie de características:  convertirse en “una casa de oración”, mantener “afectos profundos y puros”, hacer prevalecer “el perdón sobre las discordias” y en la que “la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios”. “De esta manera – ha puntualizado Francisco – la familia se abre a la alegría que Dios da a todos aquellos que saben dar con alegría”, pero también “halla la energía espiritual para abrirse al exterior, a los demás, al servicio de sus hermanos, a la colaboración para la construcción de un mundo siempre nuevo y mejor; capaz, por tanto, de ser portadora de estímulos positivos; evangelizadora con el ejemplo de vida”.

Consejo del Papa: Nunca terminar la jornada sin hacer las paces

Y hablando de la familias, el Papa una vez más ha expresado algunos de los consejos que siempre da para un ambiente familiar sano. “Es cierto que en cada una de las familias existen problemas, a veces se discute – ha dicho – pero yo les digo una cosa: si discuten en familia no terminen la jornada sin hacer las paces”. El Papa recuerda que es importante hacer las paces en el mismo día, “porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa y no ayuda”.

Así mismo, ha vuelto a enunciar las tres palabras que siempre tienen que prevalecer en una familia: permiso, gracias y disculpa. “Permiso para no ser invasivo en la vida de los demás”, después gracias, gracias de tantas ayudas y servicios que hacemos en la familia, agradecer siempre, pero la gratitud es la sangre del alma noble” y luego “la más difícil de pronunciar: disculpa”. Porque como ha dicho el Papa: “siempre hacemos cosas feas y alguien se puede sentir ofendido”.

Año especial dedicado a la familia: una oportunidad para profundizar el documento Amoris laetitia

Durante el Ángelus, el Santo Padre también ha recordado que la Fiesta hodierna “nos presenta el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica Amoris laetitia” – cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el próximo 19 de marzo – anunciando que habrá un Año de reflexión sobre Amoris laetitia y será una oportunidad para profundizar el contenido documento.

Por último, el Papa ha pedido a la Virgen María “que obtenga a las familias de todo el mundo sentirse cada vez más fascinadas por el ideal evangélico de la Sagrada Familia, de modo que se conviertan en levadura de nueva humanidad y de una solidaridad concreta y universal”.

Tras rezar a la madre del Cielo, el Santo padre ha dirigido un pensamiento especial "a las familias que en los últimos meses han perdido a un ser querido o han sido juzgadas por las consecuencias de la pandemia", pero también se dirige "a los médicos, enfermeras y todo el personal sanitario, cuyo gran compromiso en primera línea en la lucha contra la propagación del virus ha tenido importantes repercusiones en la vida familiar". Y antes de concluir, a confiado al Señor "todas las familias, especialmente las más probadas por las dificultades de la vida y por las heridas de la incomprensión y la división". 

sábado, 26 de diciembre de 2020

“Al igual que San Esteban, cambiemos la historia”

 

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

Este mediodía el Pontífice ha mostrado la figura de San Esteban, a quien la Iglesia Católica celebra hoy, para invitarnos a seguir su ejemplo valiente de responder al mal con el bien:

“Hoy vemos al testigo de Jesús, san Esteban, que brilla en las tinieblas. Fue acusado falsamente y lapidado brutalmente, pero en las tinieblas del odio hace brillar la luz de Jesús: reza por los que le están matando y los perdona. Es el primer mártir, es decir, testigo, el primero de una gran multitud de hermanos y hermanas que siguen llevando luz a las tinieblas: personas que responden al mal con el bien, que no ceden a la violencia y la mentira, sino que rompen la espiral del odio con la mansedumbre del amor”.

Mostrando este ejemplo, Francisco hoy invita a ser testigos de Cristo y nos dice la clave para serlo: “Imitando a Jesús” y "tomando la luz de Jesús". Al igual que San Esteban, que se hizo diácono, es decir, servidor, y sirvió a los pobres en las mesas, tratando de imitar al Señor todos los días y lo hizo hasta el final.

¿Para qué sirve rezar y perdonar?

El Papa después se ha detenido en una serie de preguntas para hacernos reflexionar: ¿hacen falta realmente estos testimonios de bondad cuando en el mundo se propaga la maldad? ¿Para qué sirve rezar y perdonar? ¿Solo para dar un buen ejemplo?

La respuesta del Pontífice es clara: “No, es mucho más”. El Papa ha recordado la Palabra del día para responder a estas preguntas: “Entre aquellos por los que Esteban rezaba y a los que perdonaban había, dice el texto, «un joven, llamado Saulo» que «aprobaba su muerte». Poco después, por la gracia de Dios, Saulo se convierte y deviene Pablo, el más grande misionero de la historia. Pablo nace por la gracia de Dios, pero a través del perdón de Esteban. Esta es la semilla de su conversión”. “Es una prueba – puntualiza – de que los gestos de amor cambian la historia: incluso los pequeños, ocultos, cotidianos. Porque Dios guía la historia a través del humilde valor de quien reza, ama y perdona”.

Al igual que San Esteban, cambiemos la historia

Este ejemplo de la conversión de Saulo en Pablo es válido también para nosotros. Francisco explica hoy que el Señor “quiere que hagamos de la vida una obra extraordinaria a través de los gestos de todos los días”. Además, recuerda que estamos llamados a ser testigos de Jesús “en el lugar donde vivimos, en familia, en el trabajo, en todas partes”, pero ¿cómo? “aunque solo sea regalando la luz de una sonrisa y huyendo de las sombras de las habladurías y los chismes” dice el Papa y subraya: “si vemos algo que no va bien, en lugar de criticar, chismorrear y quejarnos, recemos por quienes se equivocaron y por esa difícil situación. Y cuando surja una discusión en casa, en lugar de intentar prevalecer, intentemos resolver; y empezar de nuevo cada vez, perdonando a los que nos han ofendido”.

No nos olvidemos que San Esteban, mientras recibía las piedras del odio, devolvía palabras de perdón. “Así cambió la historia” asegura el Papa. Por último, destaca su invitación a rezar hoy por los que sufren persecución por el nombre de Jesús: “Lamentablemente son muchos. Encomendamos a la Virgen estos hermanos y hermanas nuestros, que responden a la opresión con mansedumbre y, como verdaderos testigos de Jesús, vencen el mal con el bien”.

El Papa agradece los mensajes recibidos en estos días 

Después del Ángelus, el Santo Padre ha expresado su deseo de que "el ambiente alegre de la Navidad, que hoy se prolonga y aún llena nuestros corazones, despierte en todos el deseo de contemplar a Jesús en el pesebre, y luego servirlo y amarlo en las personas que nos rodean". Además, ha agradecido los mensajes de buenos deseos que ha recibido de Roma y de otras partes del mundo: "Es imposible responder a cada uno, pero aprovecho y expreso ahora mi gratitud, especialmente por el don de la oración, que hacéis por mí y que con gusto os correspondo".


https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-12/angelus-del-papa-al-igual-que-san-esteban-cambiemos-la-historia.html

viernes, 25 de diciembre de 2020

Urbi et Orbi. Papa: “El Niño de Belén conceda fraternidad a la tierra que lo vio nacer”

 


Este 25 de diciembre son varios los deseos de Navidad del Papa Francisco. Su primer deseo: vacunas de protección ante coronavirus para todos. También fraternidad humana y paz para Oriente Medio, cese al fuego para el Cáucaso, stop conflictos armados en África y esperanza para América y Asia. Ante tanto sufrimiento, el Niño Jesús nace para todos: abramos nuestro corazón para acogerle.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

Este mediodía el Papa Francisco ha pronunciado su tradicional Mensaje navideño y ha impartido la Bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) desde el Aula de las Bendiciones y no desde el Balcón central de la Basílica Vaticana como tradicionalmente han hecho todos los Papas a lo largo de la historia. Hoy Francisco ha anunciado un mensaje directo: “Ha nacido un niño” y este Niño, Jesús, ha nacido “para nosotros” pues es el “hijo” que Dios ha dado a toda la familia humana.

El Papa explicando que Jesús nació en un establo, pero envuelto en el amor de la Virgen María y san José y al nacer en la carne, el Hijo de Dios consagró el amor familiar, ha aprovechado para dirigirse a las familias, a las que no pueden reunirse hoy, así como a las que se ven obligadas a quedarse en casa: “Que la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad”.

Estamos todos en la misma barca: ¡Cada persona es mi hermano!

Francisco también ha recordado que en este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia del coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad: “Una fraternidad basada en el amor real, capaz de encontrar al otro que es diferente a mí, de compadecerse de su sufrimiento, de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia, de mi etnia, de mi religión; es diferente a mí pero es mi hermano, es mi hermana”.

Dios nos ofrece esta fraternidad dándonos a su Hijo Jesús, por ello, el deseo del Papa es que el Niño de Belén nos ayude “a ser disponibles, generosos y solidarios, especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica”. “Estamos todos en la misma barca. Cada persona es mi hermano” ha insistido Francisco.

Primer deseo del Papa: Vacunas para todos

Francisco recuerda que en Navidad celebramos la luz de Cristo y hoy en día, en esta época de oscuridad e incertidumbre a causa de la pandemia, “aparecen varias luces de esperanza, como los descubrimientos de vacunas”. “Pero – ha asegurado – para que estas luces iluminen y traigan esperanza a todo el mundo, deben estar disponibles para todos”. “No podemos dejar que los nacionalismos cerrados nos impidan vivir como la verdadera familia humana que somos. Tampoco podemos dejar que el virus del individualismo radical nos supere y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas. No puedo ponerme por delante de los demás, poniendo las leyes del mercado y las patentes de invención por encima de las leyes del amor y la salud de la humanidad”. Es por ello que ha pedido a líderes estatales, empresas e organismos internacionales “que promuevan la cooperación y no la competencia, y que busquen una solución para todos: vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados en todas las regiones del Planeta”.

Deseo de fraternidad y paz para Oriente medio y Mediterráneo Oriental

Otro de los deseos del Papa para esta Navidad 2020 es que este sea el momento propicio “para disolver las tensiones en todo Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental”. Por eso, ha pedido que el Niño Jesús “cure nuevamente las heridas del amado pueblo de Siria”, que desde hace ya un decenio está exhausto por la guerra y sus consecuencias, agravadas aún más por la pandemia, “que lleve consuelo al pueblo iraquí y a todos los que se han comprometido en el camino de la reconciliación, especialmente a los yazidíes”, que han sido duramente golpeados en los últimos años de guerra, y “que porte paz a Libia” y permita que la nueva fase de negociaciones en curso acabe con todas las formas de hostilidad en el país.

El Papa también ha pedido fraternidad para la tierra que vio nacer al Niño de Belén: “que los israelíes y los palestinos puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo” y que la estrella que iluminó la noche de Navidad sirva de guía y aliento al pueblo del Líbano “para que, en las dificultades que enfrenta, con el apoyo de la Comunidad internacional no pierda la esperanza”.

Y como no, en el día en que la Palabra de Dios se hace niño, el Pontífice también nos pide dirigir nuestra mirada a tantos niños que en todo el mundo, especialmente en Siria, Irak y Yemen, están pagando todavía el alto precio de la guerra: “Que sus rostros conmuevan las conciencias de las personas de buena voluntad, de modo que se puedan abordar las causas de los conflictos y se trabaje con valentía para construir un futuro de paz”.

Deseo de cese al fuego en el Cáucaso

El tercer deseo del Santo Padre es por el cese al fuego en la región el Cáucaso: “que el Hijo del Altísimo apoye el compromiso de la comunidad internacional y de los países involucrados de mantener el cese del fuego en el Alto Karabaj, como también en las regiones orientales de Ucrania, y a favorecer el diálogo como única vía que conduce a la paz y a la reconciliación”.

Que terminen los conflictos armados en África

La mirada de Francisco en esta Navidad también se dirige hacia África, para la que pide “que el Divino Niño alivie el sufrimiento de las poblaciones de Burkina Faso, de Malí y de Níger, laceradas por una grave crisis humanitaria, en cuya base se encuentran extremismos y conflictos armados, pero también la pandemia y otros desastres naturales; que haga cesar la violencia en Etiopía, donde, a causa de los enfrentamientos, muchas personas se ven obligadas a huir; que consuele a los habitantes de la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, víctimas de la violencia del terrorismo internacional; y aliente a los responsables de Sudán del Sur, Nigeria y Camerún a que prosigan el camino de fraternidad y diálogo que han emprendido.”

Papa Francisco Mensaje Urbi et orbi para América

Esperanza para América y Asia

El mensaje de Navidad del Papa de este año también recuerda al continente americano, particularmente afectado por el coronavirus, para que “la Palabra eterna del Padre sea fuente de esperanza”. También para que “ayude a superar las recientes tensiones sociales en Chile y a poner fin al sufrimiento del pueblo venezolano”.

Por último, el Obispo de Roma ha pedido que el Rey de los Cielos “proteja a los pueblos azotados por los desastres naturales en el sudeste asiático, especialmente en Filipinas y Vietnam”, donde numerosas tormentas han causado inundaciones con efectos devastadores para las familias que viven en esas tierras. Y pensando en Asia, no se ha podido olvidar del pueblo Rohinyá: “Que Jesús, nacido pobre entre los pobres, lleve esperanza a su sufrimiento”.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Francisco en vigilia de Navidad: "Jesús, el Hijo que me hace hijo"

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-12/papa-francisco-vigilia-navidad-jesus-hijo-que-me-hace-hijo.html

Ciudad del Vaticano

El Papa comenzó la homilía subrayando la alegría y los cambios que la llegada de un hijo genera en las familias: “Es algo extraordinario, que lo cambia todo, que pone en movimiento energías impensables y nos hace superar la fatiga, la incomodidad y las noches de insomnio, porque trae una felicidad indescriptible, ante la cual ya nada pesa”.

Seguidamente, hizo el paralelo con la celebración del nacimiento del niño Jesús: “el nacimiento de Jesús es la novedad que cada año nos permite nacer interiormente de nuevo y encontrar en Él la fuerza para afrontar cada prueba”, afirma el Papa. A continuación, el Papa puso en evidencia que la palabra ‘para’ se repite varias veces en los textos bíblicos que se leen el día de hoy y profundiza en ello:

¿Pero qué significa este para nosotros? Que el Hijo de Dios, el bendito por naturaleza, viene a hacernos hijos bendecidos por gracia. Sí, Dios viene al mundo como hijo para hacernos hijos de Dios. ¡Qué regalo tan maravilloso! Hoy Dios nos asombra y nos dice a cada uno: “Tú eres una maravilla”. Hermana, hermano, no te desanimes. ¿Estás tentado de sentirte fuera de lugar? Dios te dice: “No, ¡tú eres mi hijo!”. ¿Tienes la sensación de no lograrlo, miedo de no estar a la altura, temor de no salir del túnel de la prueba? Dios te dice: “Ten valor, yo estoy contigo”. No te lo dice con palabras, sino haciéndote hijo como tú y por ti, para recordarte cuál es el punto de partida para que empieces de nuevo: reconocerte como hijo de Dios, como hija de Dios.

El Papa subraya que: “Este es el corazón indestructible de nuestra esperanza, el núcleo candente que sostiene la existencia: más allá de nuestras cualidades y de nuestros defectos, más fuerte que las heridas y los fracasos del pasado, que los miedos y la preocupación por el futuro, se encuentra esta verdad: somos hijos amados. Y el amor de Dios por nosotros no depende y no dependerá nunca de nosotros: es amor gratuito, pura gracia”.

El Padre nos ha dado a su Hijo

“El Padre no nos ha dado algo, sino a su mismo Hijo unigénito, que es toda su alegría”, dice Francisco y contrasta la generosidad de Dios con nuestra respuesta: “si miramos la ingratitud del hombre hacia Dios y la injusticia hacia tantos de nuestros hermanos, surge una duda: ¿Ha hecho bien el Señor en darnos tanto, hace bien en seguir confiando en nosotros? ¿No nos sobrevalora? Sí, nos sobrevalora, y lo hace porque nos ama hasta el extremo (…) Él es así, tan diferente a nosotros. Siempre nos ama, más de lo que nosotros mismos seríamos capaces de amarnos”, insiste el Papa, quien a continuación afirma: “Sólo el amor de Jesús transforma la vida, sana las heridas más profundas y nos libera de los círculos viciosos de la insatisfacción, de la ira y de la lamentación”.

El Rey que nace en medio de la pobreza

Francisco se pregunta: “¿Por qué nació en la noche, sin alojamiento digno, en la pobreza y el rechazo, cuando merecía nacer como el rey más grande en el más hermoso de los palacios? ¿Por qué?” A esto responde: “El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura”.

Dios hace cosas grandes de nuestra pobreza

El Papa detiene su mirada sobre el pesebre, sobre el lugar donde Jesús reposa, justo después de nacer y dice: “Puso toda nuestra salvación en el pesebre de un establo y no tiene miedo a nuestra pobreza. ¡Dejemos que su misericordia transforme nuestras miserias!”

Jesús nace para nosotros

Francisco invita a fijar la mirada en ¿para quién nace Jesús? La primera respuesta es para los pastores, que identifican en aquel niño la presencia de Dios. El Papa, mirándonos a nosotros, dice:

Este signo, el Niño en el pesebre, es también para nosotros, para guiarnos en la vida. En Belén, que significa “Casa del Pan”, Dios está en un pesebre, recordándonos que lo necesitamos para vivir, como el pan para comer. Necesitamos dejarnos atravesar por su amor gratuito, incansable, concreto. Cuántas veces en cambio, hambrientos de entretenimiento, éxito y mundanidad, alimentamos nuestras vidas con comidas que no sacian y dejan un vacío dentro. El Señor, por boca del profeta Isaías, se lamenta de que mientras el buey y el asno conocen su pesebre, nosotros, su pueblo, no lo conocemos a Él, fuente de nuestra vida (cf. Is 1,2-3).

Es verdad, afirma Francisco: “insaciables de poseer, nos lanzamos a tantos pesebres de vanidad, olvidando el pesebre de Belén. Ese pesebre, pobre en todo y rico de amor, nos enseña que el alimento de la vida es dejarse amar por Dios y amar a los demás”.

Dios nació niño para alentarnos a cuidar de los demás

“Dios nació niño para alentarnos a cuidar de los demás. Su llanto tierno nos hace comprender lo inútiles que son nuestros muchos caprichos. Su amor indefenso, que nos desarma, nos recuerda que el tiempo que tenemos no es para autocompadecernos, sino para consolar las lágrimas de los que sufren”, subraya Francisco, y añade: “Dios viene a habitar entre nosotros, pobre y necesitado, para decirnos que sirviendo a los pobres lo amaremos. Desde esta noche, como escribió una poetisa, «la residencia de Dios está junto a mí. La decoración es el amor» (E. Dickinson, Poems, XVII)”.

El Obispo de Roma concluyó la homilía uniendo su voz a la voz de tantas conciencias que esperan en el Niño Jesús: “Un hijo se nos ha dado. Eres tú, Jesús, el Hijo que me hace hijo. Me amas como soy, no como yo me sueño. Al abrazarte, Niño del pesebre, abrazo de nuevo mi vida. Acogiéndote, Pan de vida, también yo quiero entregar mi vida. Tú que me salvas, enséñame a servir. Tú que no me dejas solo, ayúdame a consolar a tus hermanos, porque porque sabes que a partir de esta noche, todos son mis hermanos.”.

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MIsa de la noche de Navidad

miércoles, 23 de diciembre de 2020

"Pidamos la gracia del estupor contemplando el pesebre"


El Papa Francisco ofrece algunos puntos de reflexión en preparación a la celebración de la Navidad: “no es una fiesta sentimental o consumista, rica de regalos pero pobre de fe cristiana”. También ha invitado a contemplar el pesebre y seguir el camino de la ternura que nos muestra Jesús.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

Como cada miércoles, esta mañana el Pontífice ha celebrado su Audiencia General y ha pronunciado una catequesis propia para este tiempo en el que nos encontramos, ofreciendo algunos puntos para prepararse a la celebración de la Navidad. El primer punto de reflexión ha sido el consumismo que ha secuestrado la Navidad: “Es importante que no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista, rica de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana. Por tanto, es necesario frenar una cierta mentalidad mundana, incapaz de captar el núcleo incandescente de nuestra fe”. Francisco, insiste en que el cristiano “sabe que la Navidad es un evento decisivo, un fuego perenne que Dios ha encendido en el mundo, y no puede ser confundido con las cosas efímeras” de hecho – dice – incluso quien no cree “percibe la fascinación de esta festividad”.

Por otro lado recuerda que la Navidad también nos invita a reflexionar, por una parte, sobre la dramaticidad de la historia, “en la cual los hombres, heridos por el pecado, van incesantemente a la búsqueda de verdad, de misericordia, de redención”; y, por otro lado, sobre la bondad de Dios, “que ha venido a nuestro encuentro para comunicarnos la Verdad que salva y hacernos partícipes de su amistad y de su vida”.

Además, continúa el Papa: “Dios no nos ha mirado desde arriba, no ha pasado de largo, no ha sentido asco por nuestra miseria, no se ha revestido con un cuerpo aparente, sino que ha asumido plenamente nuestra naturaleza y nuestra condición humana. No ha dejado nada fuera, excepto el pecado: toda la humanidad está en Él” y esto – señala – “es esencial para comprender la fe cristiana”.

Dejarse llevar por el estupor de como ha venido nuestro Salvador al mundo

Al final de su catequesis, Francisco ha insistido en la importancia de reflexionar delante del pesebre: “el pesebre es una catequesis de aquella realidad, de aquello que ha sucedido en aquel año, aquel día, que hemos escuchado en el Evangelio”. En este sentido, el Pontífice ha invitado a retomar la Carta Apostólica que escribió el año pasado “Admirabile signum” (Signo admirable) y siguiendo las huellas de San Francisco de Asís, nos convirtamos un poco en niños y permanezcamos contemplando la escena de la Natividad, para dejar que renazca en nosotros el estupor por la forma “maravillosa” en la que Dios ha querido venir al mundo. De hecho – subraya – “pidamos la gracia del estupor”, pues esto “hará renacer en nosotros la ternura”, esa que “solo nos puede traer Dios” y que hoy “necesitamos”: “¡tenemos tanta necesidad de caricias humanas, delante de tantas miserias!” ha exclamado Francisco.

“Si la pandemia nos ha obligado a estar más distantes, Jesús, en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos. Sigamos este camino”: es la recomendación final del Pontífice en este 23 de diciembre. 

domingo, 20 de diciembre de 2020

El consumismo nos ha secuestrado la Navidad

 


En su reflexión sobre el evangelio de hoy, que relata la anunciación de María, Francisco ha instado a seguir el ejemplo de María, a no “dejar para más tarde” lo que tenemos que hacer, sino a decir “sí” y dar un paso concreto hacia la Navidad. Posteriormente añadió: "El consumismo no está en el pesebre de Belén, allí está la realidad, la pobreza, el amor".

Ciudad del vaticano

El Papa Francisco ha rezado la oración mariana del Ángelus ante cientos de fieles, que se congregaron en la Plaza de San Pedro, este 20 de diciembre, cuarto domingo de Adviento.

El Obispo de Roma, comentando el Evangelio, recordó que el relato bíblico “nos propone una vez más la historia de la Anunciación. "Alégrate- dice el ángel a María- concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús" (Lc 1, 28. 31).

Un momento de alegría y prueba para María

Francisco puntualizó dos elementos: primero, “Parece un anuncio de alegría pura, destinado a hacer feliz a la virgen”. Segundo, “junto con la alegría, estas palabras predicen a María una gran prueba”. Entonces profundiza sobre la razón de la prueba:

Porque en aquel momento estaba "desposada" (v. 27) con José. En una situación como esa, la Ley de Moisés establecía que no debía haber relación ni cohabitación. Por lo tanto, si tenía un hijo, María habría transgredido la Ley, y las penas para las mujeres eran terribles: se preveía la lapidación (cf. Dt 22, 20-21). Ciertamente el mensaje divino habrá colmado el corazón de María de luz y fuerza; sin embargo, se encontró ante una decisión crucial: decir "sí" a Dios, arriesgándolo todo, incluso su vida, o declinar la invitación y seguir con su camino ordinario.

Una aceptación activa, fuerte, que no hace esperar a Dios

La respuesta de María no se hace esperar: "Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38). El papa comenta: María no dice: "Si tiene que hacerse, que se haga..., si no puede ser de otra manera...". No, no expresa una aceptación débil y desganada, sino un deseo fuerte y vivo. No es pasiva, sino activa. Se adhiere a Dios. Es una enamorada dispuesta a servir a su Señor en todo e inmediatamente”.

Postergar nuestra respuesta a Dios

El Papa, refiriéndose a las respuestas que damos a las llamadas del Señor, afirma:

¡Cuántas veces nuestra vida está hecha de postergaciones, incluso nuestra vida espiritual! Sé que me hace bien rezar, pero hoy no tengo tiempo; sé que ayudar a alguien es importante, pero hoy no puedo. Lo haré mañana, es decir, nunca. Hoy, a las puertas de la Navidad, María nos invita a no aplazar, a decir "sí". Todo "sí" cuesta, pero siempre es menos de lo que le costó a ella ese valiente y decidido "sí", ese "hágase en mí según tu palabra" que nos trajo la salvación.

Hora de actuar

Francisco nos anima a que “hagamos algo por los que tienen menos: no el enésimo regalo para nosotros y nuestros amigos, sino para una persona necesitada en la que nadie piensa.  Y otro consejo: para que Jesús nazca en nosotros, vayamos a confesarnos, porque sólo así nuestro corazón se parecerá al de María: libre del mal, acogedor, dispuesto a acoger a Dios”.

El Papa indicó que para que Jesús nazca en nosotros "preparemos nuestros corazones, vamos a la oración, no dejemos que el consumismo nos lleve: "Ah, tengo que comprar regalos, tengo que hacer esto, esto..." Ese frenesí de hacer cosas, cosas, cosas... lo importante es Jesús. Consumismo: el consumismo, hermanos y hermanas, ha secuestrado la Navidad para nosotros. El consumismo no está en el pesebre de Belén: hay realidad, pobreza, amor", insistió el Papa.

"Hágase en mí según tu palabra”. Es la última frase de la Virgen en este último domingo de Adviento, y es la invitación a dar un paso concreto hacia la Navidad. Porque si el nacimiento de Jesús no toca la vida, pasa en vano, afirmó Francisco.