El Profeta Jeremías se dirige a los
israelitas que habían sido deportados y les anuncia el regreso a su
tierra. Esta vuelta en patria es signo del amor infinito de Dios que no
abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio fue una
experiencia muy dura para el pueblo de Israel e hizo que su fe vacilase.
También nosotros podemos vivir a veces algún tipo de exilio, como la
soledad, el sufrimiento, la muerte, que nos hace pensar que estamos
abandonados de Dios. Nos podemos preguntar: ¿Dónde está Dios? El Profeta
Jeremías nos da una respuesta: Dios está cerca de nosotros, es fiel y
hace grandes obras de salvación en aquellos que esperan en él. Dios ama
con un amor sin límites, que ni el pecado puede frenar, y hace que el
corazón del hombre se llene de alegría y consolación. Jesús ha llevado a
plenitud el anuncio del profeta. Su pasión, muerte y resurrección es la
expresión definitiva y más plena del amor misericordioso de Dios, que
nos devuelve del exilio, nos conforta en las adversidades y nos concede
alegría, paz y vida eterna.
Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de
lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica.
Hermanos y hermanas, los animo a no desfallecer ante las dificultades y a
confiar siempre en la fidelidad de Dios. Él, con su misericordia, los
consolará y les hará plenamente felices. Muchas gracias.
Fuente:http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2016/documents/papa-francesco_20160316_udienza-generale.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario