En
sus palabras en español, resumiendo la catequesis, el Pontífice recordó
que “en la carta a los Romanos, san Pablo nos dice que la esperanza no
defrauda. El motivo es que está fundada sobre el cimiento más sólido que
existe: el amor que Dios nos tiene, y que ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”.
“Por eso –prosiguió Francisco– podemos gloriarnos y alegrarnos,
porque por medio de la fe nos damos cuenta de que Dios siempre está
presente en nuestra vida; de que todo es obra de su amor”.
El Papa añadió que “si con fe acogemos su designio de salvación,
que lleva a cabo a través de su Hijo Jesucristo, entonces estamos en paz
con Dios y experimentamos la libertad”. Quiso precisar entretanto que
“se trata de una paz que se vive aún en medio de preocupaciones,
fracasos y sufrimientos”. Y que “la esperanza es un don que nos ayuda a
experimentar que, incluso en los momentos más duros y difíciles, Dios
nos ama y no nos deja solos ni un instante”.
Al concluir sus palabras saludó a los peregrinos de lengua
española. “En particular a los formadores y alumnos del Seminario
Diocesano de Orihuela-Alicante, acompañados por su Obispo Mons. Jesús
Murgui”.
“Pidamos a María, Madre de misericordia, que interceda por nosotros
–dijo el Papa– para que nos ayudemos mutuamente con el testimonio de
nuestra fe y perseverancia, y crezca así nuestra esperanza. Que el Señor
los bendiga. Muchas gracias”.
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