En la Fiesta de Pentecostés, a la hora del Regina Coeli, el Papa dirigió palabras de aliento y cercanía a los pueblos de la región Amazónica “duramente golpeada por la pandemia” de coronavirus. Con una serie de mensajes publicados por la Red Eclesial Panamazónica, representantes de pueblos amazónicos y personas comprometidas en la defensa y apoyo a estos pueblos agradecen al Papa por sus palabras.
Ciudad del Vaticano
El domingo de Pentecostés, tras el rezo mariano del Regina Coeli, el Papa Francisco dirigió un pensamiento especial para los pueblos de la Amazonia, “duramente golpeada por la pandemia”. En sus palabras, Francisco recordó a los muchos contagiados y muertos, “incluso entre los pueblos indígenas, que son particularmente vulnerables”. Pidiendo la intercesión de María, Madre de la Amazonía, el Papa elevó su oración e hizo un apremiante llamamiento:
Después de escuchar las palabras de cercanía del Pontífice y su exhortación a poner siempre la persona en el centro, fueron muchos los que quisieron expresarle su agradecimiento y también su compromiso de seguir acompañando a los pueblos de la Amazonia en la difícil situación que atraviesan a causa de la pandemia, como así también, ante tantas situaciones de “injusticia, violencia y depredación del medio ambiente que siguen atentando contra la vida de las personas”. Así lo informa la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, haciendo eco de los mensajes de agradecimiento al Santo Padre, en una nota titulada “Signos de esperanza”. En Vatican News, compartimos algunos de estos mensajes.
Mensaje fundamental en defensa de la persona
Para el Santo Padre fue el agradecimiento del Arzobispo de Trujillo (Perú) y presidentedel Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Monseñor Miguel Cabrejos, quien después agradecer al Pontífice por su mensaje a la hora del Regina Coeli y por “pensar en la Amazonía y hacer pensar a los demás en esta vasta región de América del Sur”, recordó que “muchísimos indígenas están muriendo por el coronavirus en Perú, Colombia y Brasil".
Agradecemos por su mensaje fundamental en la defensa de la persona. Aprovecho también para agradecerle por el impulso al Organismo Eclesial-Episcopal Panamazónico, que será de mucho beneficio en este tiempo y por todo lo que está pasando en la Amazonía. Gracias, Santo Padre. Me despido con el saludo franciscano de ‘paz y bien’ y pidiendo su bendición apostólica.
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