La beata Teresa de Calcuta será canonizada el próximo 4 de septiembre en una ceremonia que presidirá el papa Francisco y que se celebrará en la Plaza de san Pedro, confirmó el Vaticano.
Texto completo de la meditación del Papa Francisco en Asís
2016-08-04
Queridos hermanos y hermanas
Quisiera
recordar hoy, ante todo, las palabras que, según la antigua tradición,
san Francisco pronunció justamente aquí ante todo el pueblo y los
obispos: «Quiero enviaros a todos al paraíso». ¿Qué cosa más hermosa
podía pedir el Poverello de Asís, si no el don de la salvación, de la
vida eterna con Dios y de la alegría sin fin, que Jesús obtuvo para
nosotros con su muerte y resurrección?
El
paraíso, después de todo, ¿qué es sino ese misterio de amor que nos une
por siempre con Dios para contemplarlo sin fin? La Iglesia profesa desde
siempre esta fe cuando dice creer en la comunión de los santos. Jamás
estamos solos cuando vivimos la fe; nos hacen compañía los santos y los
beatos, y también las personas queridas que han vivido con sencillez y
alegría la fe, y la han testimoniado con su vida. Hay un nexo invisible,
pero no por eso menos real, que nos hace ser «un solo cuerpo», en
virtud del único Bautismo recibido, animados por «un solo Espíritu» (cf.
Ef 4,4). Quizás san Francisco, cuando pedía al Papa Honorio III la
gracia de la indulgencia para quienes venían a la Porciúncula, pensaba
en estas palabras de Jesús a sus discípulos: «En la casa de mi Padre hay
muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a
prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros» (Jn 14,2-3).
La
vía maestra es ciertamente la del perdón, que se debe recorrer para
lograr ese puesto en el paraíso. Y aquí, en la Porciúncula, todo habla
de perdón. Qué gran regalo nos ha hecho el Señor enseñándonos a perdonar
para experimentar en carne propia la misericordia del Padre. Hemos
escuchado hace unos instantes la parábola con la que Jesús nos enseña a
perdonar (cf. Mt 18,21-35).
¿Por qué debemos
perdonar a una persona que nos ha hecho mal? Porque nosotros somos los
primeros que hemos sido perdonados, e infinitamente más. La parábola nos
dice justamente esto: como Dios nos perdona, así también nosotros
debemos perdonar a quien nos hace mal. Exactamente como en la oración
que Jesús nos enseñó, el Padre Nuestro, cuando decimos: «Perdona
nuestros pecados como también nosotros perdonamos a todo el que nos debe
algo» (Mt 6,12). Las deudas son nuestros pecados ante Dios, y nuestros
deudores son aquellos que nosotros debemos perdonar.
Cada
uno de nosotros podría ser ese siervo de la parábola que tiene que
pagar una gran deuda, pero es tan grande que jamás podría lograrlo.
También nosotros, cuando en el confesionario nos ponemos de rodillas
ante el sacerdote, repetimos simplemente el mismo gesto del siervo.
Decimos: «Señor, ten paciencia conmigo». En efecto, sabemos bien que
estamos llenos de defectos y recaemos frecuentemente en los mismos
pecados. Sin embargo, Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada
vez que se lo pedimos. Es un perdón pleno, total, con el que nos da la
certeza de que, aun cuando podemos recaer en los mismos pecados, él
tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos. Como el rey de la
parábola, Dios se apiada, prueba un sentimiento de piedad junto con el
de la ternura: es una expresión para indicar su misericordia para con
nosotros. Nuestro Padre se apiada siempre cuando estamos arrepentidos, y
nos manda a casa con el corazón tranquilo y sereno, diciéndonos que nos
ha liberado y perdonado todo. El perdón de Dios no conoce límites; va
más allá de nuestra imaginación y alcanza a quien reconoce, en el íntimo
del corazón, haberse equivocado y quiere volver a él. Dios mira el
corazón que pide ser perdonado.
El problema,
desgraciadamente, surge cuando nosotros nos ponemos a confrontarnos con
nuestro hermano que nos ha hecho una pequeña injusticia. La reacción que
hemos escuchado en la parábola es muy expresiva: «Págame lo que me
debes» (Mt 18,28). En esta escena encontramos todo el drama de nuestras
relaciones humanas. Cuando estamos nosotros en deuda con los demás,
pretendemos la misericordia; en cambio cuando estamos en crédito,
invocamos la justicia. Esta no es la reacción del discípulo de Cristo ni
puede ser el estilo de vida de los cristianos. Jesús nos enseña a
perdonar, y a hacerlo sin límites: «No te digo hasta siete veces, sino
hasta setenta veces siete» (v. 22).
Así pues,
lo que nos propone es el amor del Padre, no nuestra pretensión de
justicia. En efecto, limitarnos a lo justo, no nos mostraría como
discípulos de Cristo, que han obtenido misericordia a los pies de la
cruz sólo en virtud del amor del Hijo de Dios. No olvidemos, las
palabras severas con las que se concluye la parábola: «Lo mismo hará con
vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano» (v. 35).
Queridos hermanos y hermanas:
el perdón del que nos habla san Francisco se ha hecho «cauce» aquí en
la Porciúncula, y continúa a «generar paraíso» todavía después de ocho
siglos. En este Año Santo de la Misericordia, es todavía más evidente
cómo la vía del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el
mundo. Ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es
una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir. El mundo necesita el
perdón; demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el
odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los
demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz.
Pedimos a san Francisco que interceda por nosotros, para que jamás
renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de
misericordia.
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3/8/2016El Papa Francisco presidió este miércoles la Audiencia General de los miércoles luego de una pausa de un mes y tras haber participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2016. El Pontífice destacó pasajes de su reciente visita a Polonia para recordar a Europa que no tendrá futuro sin sus valores fundamentales y que este mundo en guerra necesita el signo de esperanza de la fraternidad.
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