domingo, 30 de junio de 2024

Dos milagros, uno de curación y otro de resurrección.

 

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PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo, 30 de junio de 2024

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Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

El Evangelio de la liturgia de hoy nos relata dos milagros que parece que están entrelazados entre sí. Mientras que Jesús va a casa de Jairo, uno de los responsables de la sinagoga, porque su hija pequeña está gravemente enferma, por el camino una mujer con hemorroísa le toca la túnica y Él se detiene para sanarla. Mientras tanto, anuncian que la hija de Jairo ha muerto, pero Jesús no se detiene, llega a la casa, va a la habitación de la pequeña, la toma de la mano y la levanta, devolviéndola a la vida (Mc 5,21-43). Dos milagros, uno de curación y otro de resurrección.

Estas dos curaciones se relatan en un único episodio. Ambas suceden a través del contacto físico. De hecho, la mujer toca la túnica de Jesús y Jesús toma de la mano a la pequeña. ¿Por qué motivo es importante “tocar”? porque estas dos mujeres – una porque tiene pérdidas de sangre y la otra porque está muerta – se consideran impuras y por lo tanto con ellas no puede haber contacto físico. Y, en cambio, Jesús se deja tocar y no teme tocar. Jesús se deja tocar y no tiene miedo de tocar. Antes incluso de la curación física, Él desafía una concepción religiosa equivocada, según la cual Dios separa a los puros por un lado y a los impuros por otro. En cambio, Dios no hace esta separación, porque todos somos sus hijos, y la impureza no deriva de alimentos, enfermedades y ni siquiera de la muerte, sino que la impureza viene de un corazón impuro.

Aprendamos esto: frente a los sufrimientos del cuerpo y del espíritu, frente a las heridas del alma, frente a las situaciones que nos abaten e incluso frente al pecado, Dios no nos mantiene a distancia, Dios no se avergüenza de nosotros, Dios no nos juzga; al contrario, Él se acerca para dejarse tocar y para tocarnos y siempre nos levanta de la muerte. Siempre nos toma de la mano para decirnos: ¡Hija, hijo, levántate! (cf. Mc 5,41), ¡Camina, ve hacia delante! “Señor, soy un pecador” – “¡Sigue adelante, yo me hice pecado por ti, para salvarte!” – Pero tú, Señor, no eres un pecador” – “No, pero yo sufrí todas las consecuencias del pecado para salvarte”. ¡Es hermoso esto!

Fijemos en el corazón esta imagen que Jesús nos entrega: Dios es el que te toma de la mano y te levanta, el que se deja tocar por tu dolor y te toca para curarte y darte de nuevo la vida. Él no discrimina a nadie porque ama a todos.

Y entonces podemos preguntarnos: ¿Nosotros creemos que Dios es así? ¿Nos dejamos tocar por el Señor, por su Palabra, por su amor? ¿Entramos en relación con los hermanos ofreciéndoles una mano para levantarse o nos mantenemos a distancia y etiquetamos a las personas en base a nuestros gustos y a nuestras preferencias? Nosotros etiquetamos a las personas. Os hago una pregunta: Dios, el Señor Jesús, ¿etiqueta a las personas? Que cada uno responda. ¿Dios etiqueta a las personas? Y yo, ¿vivo constantemente etiquetando a las personas?

Hermanos y hermanas, miremos al corazón de Dios, para que la Iglesia y la sociedad no excluyan, no excluyan a nadie, para que no traten a nadie como “impuro”, para que cada uno, con su propia historia, sea acogido y amado sin etiquetas, sin prejuicios, para que sea amado sin adjetivos.

Recemos a la Virgen Santa: que Ella que es Madre de la ternura interceda por nosotros y por el mundo entero.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de diversos países.

Saludo en particular a los niños del Círculo misionero “Misyjna Jutrzenka” de Skoczów, en Polonia; y a los fieles de California y de Costa Rica.

Saludo a las monjas Hijas de la Iglesia, que, en estos días, junto a un grupo de laicos, han vivido un peregrinaje sobre los pasos de su fundadora, la Venerable Maria Oliva Bonaldo. Y saludo a los chicos de Gonzaga, en Mantova.

Hoy se recuerda a los Protomártires romanos. También nosotros vivimos en tiempos de martirio, aún más que en los primeros siglos. En varias partes del mundo tantos hermanos y hermanas nuestros sufren discriminaciones y persecuciones a causa de su fe, fecundando así la Iglesia. Otros se enfrentan a un martirio “con guante blanco”. Apoyémosles y dejémonos inspirar por su testimonio de amor por Cristo.

En este último día de junio, imploremos al Sagrado Corazón de Jesús que toque los corazones de quienes quieren la guerra, para que se conviertan a proyectos de diálogo y de paz.

Hermanos y hermanas, no nos olvidemos de la martirizada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y tantos otros lugares donde se sufre tanto a causa de la guerra.

Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta ponto. Gracias.

 



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sábado, 29 de junio de 2024

SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO

 

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SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Sábado, 29 de junio de 2024

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en el Evangelio Jesús dice a Simón, por Él llamado Pedro: "A ti te daré las llaves del reino de los cielos" (Mt 16,19). Por eso vemos a menudo a San Pedro representado con dos grandes llaves en la mano, como en la estatua de esta plaza. Esas llaves representan el ministerio de autoridad que Jesús le confió para servir a toda la Iglesia. Porque la autoridad es un servicio, y la autoridad que no es servicio es dictadura.

Tengamos cuidado, sin embargo, de comprender bien el significado de esto. Las llaves de Pedro, en efecto, son las llaves de un Reino, que Jesús no describe como una caja fuerte o una caja blindada, sino con otras imágenes: una semilla pequeña, una perla preciosa, un tesoro escondido, un puñado de levadura (cf Mt 13,1-33), es decir, como algo precioso y rico, sí, pero al mismo tiempo pequeño y poco visible. Para alcanzarlo, por tanto, no es necesario accionar mecanismos y cerrojos de seguridad, sino cultivar virtudes como la paciencia, la atención, la constancia, la humildad, el servicio.

Por eso, la misión que Jesús confía a Pedro no consiste en atrancar las puertas de la casa, dejando entrar sólo a unos pocos invitados selectos, sino en ayudar a todos a encontrar el camino de entrada, en fidelidad al Evangelio de Jesús. A todos: todos, todos, todos pueden participar.

Y Pedro lo hará durante toda su vida, fielmente, hasta su martirio, después de haber experimentado por sí mismo, no sin esfuerzo y con muchas caídas, la alegría y la libertad que vienen del encuentro con el Señor. Fue el primero, para abrir la puerta a Jesús, tuvo que convertirse, y entender que la autoridad es un servicio. Y no fue fácil para él. Piensa que, justo después de decirle a Jesús: "Tú eres el Cristo", el Maestro tuvo que reprenderle, porque se negaba a aceptar la profecía de su pasión y su muerte en cruz (cf. Mt 16,21-23).

Pedro recibió las llaves del Reino no porque fuera perfecto -no, es un pecador- sino porque era humilde, honesto y el Padre le había dado una fe franca (cf. Mt 16,17). Por eso, confiando en la misericordia de Dios, pudo sostener y fortalecer, como se le pedía, también a sus hermanos (cf. Lc 22,32).

Hoy podemos preguntarnos: ¿cultivo el deseo de entrar, con la gracia de Dios, en su Reino, y de ser, con su ayuda, su guardián acogedor también para los demás? Y para ello, ¿me dejo "pulir", suavizar, modelar por Jesús y su Espíritu, el Espíritu que habita en nosotros, en cada uno?

Que María, Reina de los Apóstoles, y los santos Pedro y Pablo nos consigan, con sus oraciones, ser unos para otros guía y apoyo para el encuentro con el Señor Jesús.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas.

Saludo a todos los que han venido en la fiesta de los santos Pedro y Pablo, y de modo especial saludo al pueblo de Roma. Hoy quisiera que mi saludo llegara a todos los habitantes de Roma, a todos, junto con mi oración: por las familias, especialmente por las que más luchan; por los ancianos, los que están más solos; por los enfermos, los encarcelados y los que por diversos motivos se encuentran en dificultades. Deseo que cada uno tenga la experiencia de Pedro y Pablo, es decir, que el amor de Jesucristo salva la vida y empuja a darla, empuja a darla con alegría, gratuitamente. ¡La vida no se vende!

Saludo a los Canónigos Regulares de la Inmaculada Concepción, reunidos en Roma para su Capítulo General; y les felicito por la gran infiorata organizada por la "Pro Loco" en la Piazza Pio XII, realizada por maestros floristas de varias partes de Italia. Gracias, ¡muchas gracias! Puedo verlas desde aquí, ¡son preciosas!

Pienso con dolor en nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra: pensemos en todos los pueblos heridos o amenazados por los combates, que Dios los libere y los apoye en su lucha por la paz. Y doy gracias a Dios por la liberación de los dos sacerdotes greco-católicos. ¡Que todos los prisioneros de esta guerra vuelvan pronto a casa! Recemos juntos: que todos los prisioneros vuelvan a casa.

Les deseo a todos unas felices fiestas. Por favor, no olviden rezar por mí. Buen provecho y ¡hasta luego!



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miércoles, 26 de junio de 2024

Catequesis con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas

 

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PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 26 de junio de 2024

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[El siguiente texto también incorpora partes no leídas que se consideran pronunciadas]

Catequesis con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987. El tema de este año es “La evidencia es clara: debemos invertir en prevención”.

San Juan Pablo II afirmó que «el uso indebido de drogas empobrece a todas las comunidades en las que se produce. Disminuye la fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores estimados. Destruye la voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor». [1] Esto es lo que hacen el uso indebido y el consumo de drogas. Pero recordemos, al mismo tiempo, que cada toxicodependiente «trae consigo una historia personal distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en lo posible, sanada y purificada [...] Siguen teniendo, y más que nunca, una dignidad en cuanto personas que son hijos de Dios». [2] Todos tienen una dignidad.

Sin embargo, no podemos ignorar las malvadas intenciones y acciones de los vendedores y traficantes de drogas. ¡Son unos asesinos! El Papa Benedicto XVI utilizó palabras severas durante una visita a una comunidad terapéutica: «Digo a los que comercian con la droga que piensen en el mal que están provocando a una multitud de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales:  Dios les pedirá cuentas de lo que han hecho. No se puede pisotear de esta manera la dignidad humana». [3] Y la droga pisotea la dignidad humana.

Una reducción de la dependencia de las drogas no se consigue liberalizando su consumo – esto es una fantasía -, como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Se liberaliza, y se consume más. Después de haber conocido tantas historias trágicas de toxicodependientes y de sus familias, estoy convencido de que es un deber moral acabar con la producción y el tráfico de estas peligrosas sustancias. ¡Cuántos traficantes de muerte hay – porque los traficantes de drogas son traficantes de muerte -, impulsados por la lógica del poder y del dinero a toda costa! Y esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.

La producción y el tráfico de drogas también tienen un impacto destructivo en nuestra casa común. Por ejemplo, esto se ha hecho cada vez más evidente en la cuenca amazónica.

Otra vía prioritaria para contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es la prevención, que se hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro.

En mis viajes a diversas diócesis y países, pude visitar varias comunidades de recuperación inspiradas por el Evangelio. Son un testimonio fuerte y lleno de esperanza del compromiso de sacerdotes, consagrados y laicos para poner en práctica la parábola del Buen Samaritano. Del mismo modo, me reconfortan los esfuerzos emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas por lo que se refiere al tratamiento de las personas drogodependientes y a la prevención para frenar este flagelo.

A título de ejemplo, destaco la red de la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de Adicciones (PLAPA). El estatuto de esta red reconoce que “la dependencia del alcohol, de las sustancias psicoactivas y otras formas de adicción -pornografía, nuevas tecnologías, etc.- (…) constituye un problema que nos afecta indistintamente, con independencia de la diversidad de geografías y contextos sociales, culturales, religiosos o etarios. A pesar de las diferencias, ... queremos organizarnos como red: compartir las experiencias, el entusiasmo y las dificultades». [4]

Menciono, además, a los obispos de África Austral, que en noviembre de 2023 convocaron una reunión sobre el tema “ Capacitar a los jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Los representantes de los jóvenes presentes en el encuentro reconocieron dicha asamblea como una «piedra miliar significativa orientada hacia una juventud sana y activa en toda la región». También prometieron: «Aceptamos el papel de embajadores y defensores de la lucha contra el consumo de drogas. Pedimos a todos los jóvenes que sean siempre empáticos los unos con los otros». [5]

Queridos hermanos y hermanas, ante la trágica situación de toxicodependencia de millones de personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y el tráfico ilícitos de estas drogas, «no podemos ser indiferentes. El Señor Jesús se ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas. Siguiendo el estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante las situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y traer de vuelta a una vida nueva a quienes caen en la esclavitud de la droga». [6] Y recemos por los criminales que proporcionan drogas a los jóvenes: ¡son criminales, son asesinos! Recemos por su conversión.

En este Día Mundial contra la Droga, como cristianos y comunidades eclesiales, renovemos nuestro compromiso de oración y trabajo contra la droga. ¡Gracias!

 


[1]“ Messaggio ai partecipanti alla Conferenza Internazionale di Vienna sull’abuso e il traffico illecito della droga” (Mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional de Viena sobre el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas - 4 de junio de 1987).

[2]  Discurso a los participantes en el encuentro promovido por la Pontificia Academia de las Ciencias: “Narcóticos: Problemas y soluciones de esta cuestión mundial” (24 de noviembre de 2016).

[3] Discurso a la comunidad “Fazenda da Esperança”, Brasil, 12 de mayo de 2007.

[4] https://adn.celam.org/wp-content/uploads/2023/09/Carta-a-la-Iglesia-de-ALC-PLAPA-14sept2023-CL.pdf.

[5] https://imbisa.africa/2023/11/21/statement-following-the-imbisa-youth-meeting/

[6] Mensaje a los participantes en el 60º Congreso Internacional de Toxicólogos Forenses (26 de agosto de 2023).

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Resumen leído en español por el Santo Padre Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. Para este año se ha elegido el lema “La evidencia es clara: debemos invertir en prevención”.  

Este problema que afecta a una importante porción de la humanidad, sólo puede ser resuelto poniendo fin a la producción de esas sustancias peligrosas, deteniendo la mentalidad malvada de quienes, motivados por la lógica del poder y la ganancia del dinero a cualquier costo, generan tanta violencia, muerte y sufrimiento. Para lograr esto, es necesario una cultura de la prevención, donde se eduque a los jóvenes en los valores que construyen la vida personal y comunitaria. Es muy triste ver a tantos jóvenes arruinados por la droga, es muy difícil, cuando llegan a cierto nivel, volver atrás.

Me consuela ver los grandes esfuerzos que se están realizando, como la Pastoral Latinoamericana y prevención de las Adicciones (PLAPA), entre otros; que han elaborado planes para evitar la esclavitud de las distintas dependencias.

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Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo que son muchos en esta audiencia. Pidámosle a Jesús, nuestro Buen Samaritano, que no seamos indiferentes frente al sufrimiento que las drogas provocan en tantas familias y comunidades. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.



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domingo, 23 de junio de 2024

Para fortalecer la fe de los discípulos y para hacerlos más valientes.

 

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PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo, 23 de junio de 2024

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buen domingo!

Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús en la barca con los discípulos, en el lago de Tiberíades. De repente llega una fuerte tormenta y la barca corre peligro de hundirse. Jesús, que estaba durmiendo, se despierta, amenaza al viento y todo vuelve a la calma (cf. Mc 4,35-41).

Pero en realidad él no se despierta, ¡lo despiertan ellos! Con tanto miedo, son los discípulos los que despiertan a Jesús. La noche anterior, Jesús mismo había dicho a los discípulos que subieran a la barca y cruzaran el lago. Tenían experiencia, eran pescadores y ése era su ambiente de vida; pero una tormenta podía ponerles en dificultades. Parece que Jesús quiere ponerlos a prueba. Sin embargo, no los deja solos, se queda con ellos en la barca, tranquilo, incluso durmiendo. Y cuando estalla la tormenta, con su presencia los tranquiliza, los anima, los incita a tener más fe y los acompaña más allá del peligro. Pero podemos hacernos esta pregunta: ¿Por qué Jesús actúa así?

Para fortalecer la fe de los discípulos y para hacerlos más valientes. En efecto, salen de esta experiencia más conscientes del poder de Jesús y de su presencia en medio de ellos y, por tanto, más fuertes y dispuestos a afrontar los obstáculos y las dificultades, incluido el miedo a aventurarse a proclamar el Evangelio. Habiendo superado esta prueba con Él, sabrán afrontar muchas otras, incluso hasta la cruz y el martirio, para llevar el Evangelio a todos los pueblos.

Y Jesús hace lo mismo con nosotros, particularmente en la Eucaristía: nos reúne en torno a Sí, nos da su Palabra, nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre, y luego nos invita a ponernos en camino, a transmitir a todos lo que hemos oído y a compartir con todos lo que hemos recibido, en la vida cotidiana, incluso cuando es difícil. Jesús no nos ahorra las contrariedades, pero sin abandonarnos nunca, nos ayuda a afrontarlas. Nos vuelve valientes. Así también nosotros, superándolas con su ayuda, aprendemos cada vez más a aferrarnos a Él, a confiar en su poder, que va mucho más allá de nuestras capacidades, a superar incertidumbres y hesitaciones, cerrazones y prejuicios, con valentía y grandeza de corazón, para decir a todos que el Reino de los Cielos está presente, está aquí, y que con Jesús a nuestro lado podemos hacerlo crecer juntos más allá de todas las barreras.

Preguntémonos entonces: en tiempos de prueba, ¿soy capaz de hacer memoria de los momentos de mi vida en los que he experimentado la presencia y la ayuda del Señor? Pensemos: Cuando llega alguna tormenta, ¿me dejo arrollar por la agitación, o me aferro a Él, - hay muchas tormentas interiores - para encontrar la calma y la paz en la oración, en el silencio, en la escucha de la Palabra, en la adoración y en el compartir fraterno de la fe?

Que la Virgen María, que aceptó la voluntad de Dios con humildad y valentía, nos conceda, en los momentos difíciles, la serenidad del abandono en Él.
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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de varios países.

Saludo en particular a los fieles de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y a los de Bari. Saludo a los participantes en la manifestación "Elegimos la vida", al coro "Edelweiss" de la Sección Alpina de Bassano del Grappa y a los ciclistas de Bollate que han venido en bicicleta.

Seguimos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina e Israel. Miro la bandera de Israel... Hoy la he visto en el balcón de su casa cuando venía de la Iglesia de los Santi Quaranta Martiri... ¡es una llamada a la paz! ¡Recemos por la paz! Palestina, Gaza, en el norte del Congo... ¡Recemos por la paz! Y paz en la atormentada Ucrania, que tanto sufre, ¡que haya paz! Que el Espíritu Santo ilumine la mente de los gobernantes, les infunda sabiduría y sentido de la responsabilidad, para evitar cualquier acción o palabra que alimente la confrontación y, en su lugar, apuntar decididamente a una solución pacífica de los conflictos. Se necesita negociación. 

Anteayer falleció el padre Manuel Blanco, franciscano que vivió durante cuarenta y cuatro años en la iglesia Santi Quaranta Martiri e San Pasquale Baylon de Roma. Fue superior, confesor y hombre de consejo. Al recordarlo, quisiera hacer memoria de tantos hermanos franciscanos, confesores, predicadores, que honraron y honran a la Iglesia de Roma. ¡Gracias a todos ellos!

Y a todos les deseo un buen domingo. Por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!



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miércoles, 19 de junio de 2024

El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza.

 

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PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 19 de junio de 2024

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[El siguiente texto también incorpora partes no leídas que se consideran pronunciadas]

Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza. 
4. El Espíritu enseña a la Esposa a rezar. Los Salmos, una sinfonía de oración en la Biblia

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En preparación del próximo Jubileo, les he invitado a dedicar el año 2024 «a una gran “sinfonía” de oración» [1]. Con la catequesis de hoy, quisiera recordarles que la Iglesia ya tiene una sinfonía de oración cuyo compositor es el Espíritu Santo, y es el Libro de los Salmos.

Como en toda sinfonía, en ella hay varios “movimientos”, es decir, varios tipos de oración: alabanza, acción de gracias, súplica, lamento, narración, reflexión sapiencial y otros, tanto en forma personal como en forma coral de todo el pueblo. Estos son los cantos que el Espíritu mismo ha puesto en labios de la Esposa, su Iglesia. Todos los libros de la Biblia, como recordé la vez pasada, están inspirados por el Espíritu Santo, pero el Libro de los Salmos también lo está en el sentido de que está lleno de inspiración poética.

Los salmos han ocupado un lugar privilegiado en el Nuevo Testamento. De hecho, ha habido y sigue habiendo ediciones que contienen el Nuevo Testamento y los Salmos juntos. Tengo sobre mi mesa una edición ucraniana, que me enviaron, de este Nuevo Testamento con los Salmos; era de un soldado que murió en la guerra. Y él rezaba en el frente con este libro.

No todos los salmos – y no todo de cada salmo - puede ser repetido y hecho propio por los cristianos y menos aún por el ser humano moderno. Reflejan, a veces, una situación histórica y una mentalidad religiosa que ya no son las nuestras. Esto no significa que no sean inspirados, sino que en ciertos aspectos están ligados a una época y a una etapa provisional de la revelación, como ocurre también con gran parte de la legislación antigua.

Lo que más recomienda los salmos a nuestra acogida es que fueron la oración de Jesús, de María, de los Apóstoles y de todas las generaciones cristianas que nos precedieron. Cuando los recitamos, Dios los escucha con esa gran “orquestación” que es la comunión de los santos. Jesús, según la Carta a los Hebreos, entra en el mundo con un versículo de un salmo en el corazón: “He aquí que vengo, oh Dios, a hacer tu voluntad” (cf. Hb 10,7; Sal 40,9); y deja el mundo, según el Evangelio de Lucas, con otro verso en los labios: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23,46; cf. Sal 31,6).    

El uso de los salmos en el Nuevo Testamento es seguido por el de los Padres y de toda la Iglesia, que hace de ellos un elemento fijo en la celebración de la Misa y la Liturgia de las Horas. «Toda la Sagrada Escritura divina exhala la bondad de Dios– escribe San Ambrosio –, pero sobre todo lo hace el dulce libro de los salmos» [2]. El dulce libro de los salmos. Me pregunto: ¿rezan a veces con salmos? Tomen la Biblia o el Nuevo Testamento y recen un salmo. Por ejemplo, cuando están un poco tristes porque han pecado, ¿rezan el salmo 51? Hay muchos salmos que nos ayudan a seguir adelante. Tomen la costumbre de rezar los salmos. Les aseguro que al final serán felices.

Pero no podemos únicamente vivir del legado del pasado: es necesario que hagamos de los salmos nuestra oración.  Se ha escrito que, en cierto sentido, debemos convertirnos nosotros mismos en ‘autores’ de los salmos, haciéndolos nuestros y rezando con ellos [3]. Si hay algunos salmos, o simplemente versículos, que hablan a nuestro corazón, es bueno repetirlos y rezarlos durante el día. Los salmos son oraciones "para todas las estaciones": no hay estado de ánimo o necesidad que no encuentre en ellos las mejores palabras para convertirlos en oración. A diferencia de todas las demás oraciones, los salmos no pierden su eficacia a fuerza de repetirlos; al contrario, la aumentan. ¿Por qué? Porque están inspirados por Dios y "espiran" Dios, cada vez que se leen con fe.

Si nos sentimos oprimidos por el remordimiento y la culpa, porque somos pecadores, podemos repetir con David: «Ten piedad de mí, oh Dios, en tu amor; / en tu gran misericordia» (Sal 51,3), el salmo 51. Si queremos expresar un fuerte vínculo personal con Dios, decimos: «Oh Dios, tú eres mi Dios, / desde el alba te busco, / mi alma tiene sed de ti, / mi carne te anhela / en una tierra seca, sedienta y sin agua», salmo 63 (Sal 63,2). No es por casualidad que la liturgia ha incluido este salmo en las laudes de los domingos y de las solemnidades. Y si nos asaltan el miedo y la angustia, esas maravillosas palabras del salmo 23 vienen en nuestro socorro: «El Señor es mi pastor [...]. Aunque pase por valle tenebroso, / no temo ningún mal» (Sal 23,1.4).

Los salmos nos permiten no empobrecer nuestra oración reduciéndola sólo a peticiones, a un continuo “dame, danos…”. Aprendemos del Padre Nuestro, que antes de pedir “el pan de cada día” dice: “Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad”. Los salmos nos ayudan a abrirnos a una oración menos egocéntrica: una oración de alabanza, de bendición, de acción de gracias; y también nos ayudan a convertirnos en la voz de toda la creación, haciéndola partícipe de nuestra alabanza.

Hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo, que dio a la Iglesia Esposa las palabras para rezar a su divino Esposo, nos ayude a hacerlas resonar hoy en la Iglesia y a hacer de este año preparatorio del Jubileo una verdadera sinfonía de oración. ¡Gracias!


[1] Carta a S.E. Mons. Fisichella para el Jubileo 2025 (11 de febrero de 2022).

[2] Comentarios sobre los Salmos I, 4, 7: CSEL 64,4-7.

[3] Giovanni Cassiano, Conlationes, X,11: SCh 54, 92-93.

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Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo que hay argentinos aquí, los saludo. Pidámosle al Espíritu Santo que nos enseñe a orar con los salmos, que son una bella sinfonía de oración. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
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Resumen leído en español por el Santo Padre Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

En nuestra catequesis de hoy presentamos al Espíritu Santo como el “compositor” de una sinfonía de oración que ha sido donada a la Iglesia. Esta bella sinfonía son los salmos, con los que nos dirigimos al Señor para alabarlo, agradecerle, suplicarle y compartirle nuestro sufrimiento; en una palabra, con ellos rezamos, a veces en comunidad, otras en la intimidad. Los salmos han sido la oración de Jesús y María, de los apóstoles y de todos los cristianos que nos han precedido. Esto, y el hecho de que tengan un lugar privilegiado en la liturgia, nos habla de la importancia que tienen para nosotros los creyentes.

Los salmos no son algo del pasado, se actualizan cuando los hacemos nuestra propia oración. Les aconsejo que cuando un salmo, o un versículo de un salmo, les llegue al corazón, lo conserven, lo repitan durante un día. Para cada una de las situaciones que nos tocan experimentar en la vida, encontraremos siempre un salmo que nos dará una respuesta.
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Llamamiento

Mañana se celebra el Día Mundial del Refugiado, promovido por las Naciones Unidad. Que sea una oportunidad para dirigir una mirada atenta y fraternal a todos aquellos que están obligados a huir de sus hogares en busca de paz y de seguridad. Todos estamos llamados a acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas. Rezo para que los Estados trabajen para garantizar condiciones humanas a los refugiados, y a facilitar los procesos de integración.



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domingo, 16 de junio de 2024

EL Reino de Dios a través de la imagen de la semilla

 

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PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo, 16 de junio 2024

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Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

Hoy el Evangelio de la liturgia nos habla del Reino de Dios a través de la imagen de la semilla (cf. Mc 4,26-34). Varias veces Jesús usa esta similitud (cf. Mt 13,1-23; Mc 4,1-20; Lc 8,4-15), y hoy lo hace invitándonos a reflexionar en particular sobre una actitud importante vinculada con la imagen de la semilla y la actitud es la espera confiada.

En efecto, en la siembra, por buena y abundante que sea la simiente que esparce el agricultor y por bien que prepare la tierra, las plantas no brotan inmediatamente: ¡hace falta tiempo y hace falta paciencia! Por ello, es necesario que después de sembrar este sepa esperar con confianza, para permitir a las semillas que se abran en el momento preciso y a los brotes que germinen en la tierra y crezcan, lo suficientemente fuertes como para asegurar, al final, una cosecha abundante (cf. vv. 28-29). Debajo de la tierra ya se está produciendo el milagro (cf. v. 27), hay un enorme desarrollo, pero es invisible, se necesita paciencia y, mientras tanto, es necesario seguir cuidando las tierras labrantías, regarlas y mantenerlas limpias, a pesar de que en la superficie parezca que no sucede nada.

También el Reino de Dios es así. El Señor deposita en nosotros las semillas de su Palabra y de su gracia, semillas buenas y abundantes, y después, sin dejar de acompañarnos, espera con paciencia. El Señor sigue cuidándonos, con la confianza de un Padre, pero nos da tiempo – el Señor es paciente –   para que las semillas se abran, crezcan y se desarrollen hasta dar fruto de buenas obras. Y esto porque quiere que en su campo no se pierda nada, que todo llegue a la plena maduración; quiere que todos nosotros podamos crecer como espigas cargadas de grano.

No solo. Haciendo así, el Señor nos da un ejemplo: nos enseña también a nosotros a sembrar con confianza el Evangelio allí donde estemos y después a esperar que la semilla plantada crezca y dé fruto en nosotros y en los demás, sin desanimarnos y sin dejar de apoyarnos y ayudarnos unos a otros, incluso allí donde, a pesar de los esfuerzos, nos parece que no se ven resultados inmediatos. A menudo, de hecho, también entre nosotros, más allá de las apariencias, el milagro está ya en marcha y a su debido tiempo dará frutos abundantes.

Por ello, podemos preguntarnos: ¿Yo dejo sembrar en mí la Palabra? ¿A su vez, siembro con confianza la Palabra de Dios en los ambientes en los que vivo? ¿Soy paciente a la hora de esperar, o me desanimo porque no veo inmediatamente los resultados? Y, ¿sé confiar todo serenamente al Señor, al tiempo que doy lo mejor de mí para anunciar el Evangelio?

Que la Virgen María, que acogió e hizo crecer en su interior la semilla de la Palabra, nos ayude a ser sembradores generosos y confiados del Evangelio.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Cracovia fue beatificado Michele Rapacz, sacerdote y mártir, pastor según el corazón de Cristo, fiel y generoso testigo del Evangelio que experimentó tanto la persecución nazista como la soviética, y respondió con el ofrecimiento de su vida. ¡Un aplauso para el nuevo beato!

Continúan llegando noticias dolorosas de enfrentamientos y masacres que se han producido en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Dirijo mi llamamiento a las Autoridades nacionales y a la Comunidad internacional, para que se haga todo lo posible para detener la violencia y por la salvaguardia de la vida de los civiles. Entre las víctimas, muchos son cristianos asesinados in odium fidei. Son mártires. Su sacrificio es una semilla que germina y da fruto y nos enseña a testimoniar el Evangelio con valentía y coherencia.

No dejemos de rezar por la paz en Ucrania, en Tierra Santa, en Sudán, Myanmar y en todos los lugares en los que se sufre por la guerra.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, saludo a los fieles procedentes de Líbano, Egipto y España; a los estudiantes de la “London Oratory School”; a los de la diócesis de Opole en Polonia y a los de Budapest-Albertfalva; a los participantes del Fórum Europeo de los Laicos, sobre el tema “Fe, arte y sinodalidad”; y al grupo de madres de la comunidad católica congoleña de Roma. ¡Estas madres cantan bien! Me gustaría escucharos cantar otra vez.

Saludo a los fieles de Carini, Catania, Siracusa y Messina; a los muchachos de la Comunión y de la Confirmación de Mestrino, a los confirmandos de Castelsardo (Sassari), de Bolgare (Bérgamo) y de Camin (Padua); y finalmente, un pensamiento de gratitud para los donantes de sangre, que acaban de celebrar su Jornada nacional.

Os saludo a todos vosotros y deseo a todos un feliz domingo. por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.



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