jueves, 3 de septiembre de 2020

No habrá una nueva relación con la naturaleza, sin un nuevo ser humano

 3 DE SEPTIEMBRE, 2020

  • CIUDAD DEL VATICANO (AICA)
Francisco recibió hoy a un grupo de laicos franceses comprometidos con el tema de Laudato si'.

“Mediante la curación del corazón humano es como se puede esperar curar al mundo de su malestar social y ambiental”, expresó el papa Francisco en el discurso entregado esta mañana al grupo de expertos que colaboran con la Conferencia de Obispos de Francia sobre el tema de Laudato si', a los que recibió en el Palacio Apostólico.

El pontífice dio la bienvenida al grupo de laicos comprometidos con la causa ecológica y felicitó la iniciativa de la Conferencia Episcopal Francesa de hacerlos participar de este encuentro y de las reflexiones de los obispos franceses sobre la encíclica Laudato si’.

“Somos parte de una sola familia humana, llamada a vivir en una casa común de la que constatamos, juntos, la inquietante degradación”, comienza afirmando el pontífice en su discurso.

Francisco destacó cómo “la crisis sanitaria que atraviesa actualmente la humanidad nos recuerda nuestra fragilidad. Comprendemos hasta qué punto estamos ligados unos a otros, inseridos en un mundo cuyo devenir compartimos, y que maltratarlo no puede por menos que acarrear graves consecuencias, no sólo ambientales, sino también sociales y humanas”.

Ante esta situación el Papa se alegra de que “la toma de conciencia de la urgencia de la situación se haga sentir en todas partes, de que el tema de la ecología cale cada vez más en las formas de pensar en todos los ámbitos y empiece a influir en las decisiones políticas y económicas, aunque quede mucho por hacer y sigamos siendo testigos de demasiada lentitud e incluso de retrocesos”. 

Al respecto el pontífice destaca que “por su parte, la Iglesia Católica quiere participar plenamente en el compromiso de la protección de la casa común”. 

“No tiene soluciones preestablecidas que proponer -advirtió- y no ignora las dificultades de las cuestiones técnicas, económicas y políticas que están en juego, ni todos los esfuerzos que este compromiso conlleva. Pero quiere actuar concretamente donde sea posible, y sobre todo quiere formar conciencias para favorecer una conversión ecológica profunda y duradera, que es la única que puede responder a los importantes desafíos que enfrentamos”.

Y añadió el pontífice que “las convicciones de fe ofrecen a los cristianos una gran motivación para la protección de la naturaleza, así como de los hermanos más frágiles”.

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