sábado, 9 de mayo de 2020

la Iglesia va adelante entre los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo.




Por un lado - dijo el Papa - está el Espíritu Santo que hace crecer a la Iglesia, pero por otro lado está el espíritu maligno que trata de destruir la Iglesia: siempre es así, se va adelante, pero luego viene el enemigo para destruir. Cuánta fatiga, cuánto martirio en este crecimiento. Está siempre esta lucha. Por un lado, la Palabra de Dios que hace crecer y por otro la persecución. El instrumento del diablo para destruir la proclamación del Evangelio es la envidia, es la envidia, los celos del diablo. Es la rabia del diablo que destruye, siempre quiere destruir. Viendo esta lucha, es válida para nosotros esa hermosa expresión: la Iglesia va adelante entre los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo. Es así: hay siempre una lucha. El Espíritu Santo crea la armonía de la Iglesia y el espíritu maligno destruye, hasta hoy. Los poderes temporales son un instrumento de esta envidia. El poder del mundo contra el poder de Dios. Detrás del poder está el dinero. La verdad es silenciada desde la mañana de la Resurrección a través del poder temporal y el dinero. La confianza del cristiano - concluyó el Papa - está en Jesucristo y el Espíritu Santo, no en el poder temporal y el dinero.

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