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Misa En Santa Marta, 13 Marzo 2020 © Vatican Media
Al pueblo de Dios
(zenit – 13 marzo 2020).- “En estos días nos unimos a los enfermos, a las familias, que sufren esta pandemia. Y también me gustaría rezar hoy por los pastores que deben acompañar al pueblo de Dios en esta crisis: que el Señor les dé fuerza y también la capacidad de elegir los mejores medios para ayudar”.
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A continuación, sigue la transcripción de la homilía del Papa realizada por la edición italiana de Vatican News.
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Homilía del Santo Padre
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Este es el pueblo de Dios. El Señor eligió a esa gente, hay una elección de esa gente. Son el pueblo de la elección. También hay una promesa: “Continúa. Tu eres mi pueblo”, una promesa hecha a Abraham. Y también hay una alianza con el pueblo en Sinaí. El pueblo debe custodiar en la memoria la elección, que es un pueblo elegido, la promesa de mirar hacia adelante con esperanza y la alianza para vivir cada día la fidelidad. Pero en esta parábola sucede que, cuando llegó el momento de cosechar los frutos, esta gente había olvidado que no eran los amos: “Los campesinos tomaron a los sirvientes, a uno lo golpearon, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. Luego envió otros sirvientes, más numerosos, pero los trataron de la misma manera”. Ciertamente Jesús muestra aquí – está hablando con los doctores de la ley – cómo los doctores de la ley trataron a los profetas. “Finalmente les envió a su propio hijo”, pensando que tendrían respeto por su hijo. “Pero los campesinos, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero’. ¡Vamos, matémoslo y tendremos su herencia!”.
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Este es el gran pecado. Es el pecado de olvidar que Dios se ha hecho don para nosotros, que Dios nos ha dado esto como un don y, olvidándolo, convertirse en maestros. Y la promesa no es ya promesa, la elección no es ya elección: “El pacto debe ser interpretado según mi opinión, ideologizado”. Aquí, en esta actitud, veo quizás el comienzo, en el Evangelio, del clericalismo, que es una perversión, que siempre niega la elección gratuita de Dios, la alianza gratuita de Dios, la promesa gratuita de Dios. Olvida la gratuidad de la revelación, olvida que Dios se manifestó como don, se ha hecho don para nosotros y debemos darlo, hacerlo ver a los demás como don, no como nuestra posesión.
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Traducción de zenit
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