Sábado 07 de mayo de 2016
ROMA.-
"Sueño una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino una
invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano.
Sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los
derechos humanos ha sido su última utopía." Con estas palabras, que
evocaron el famoso discurso de Martin Luther King -nueve veces dijo
"sueño una Europa"-, el Papa volvió a sacudir ayer a la dirigencia
política europea por el drama migratorio.
En un momento en el cual
la Unión Europea (UE) no sabe cómo enfrentar la peor crisis de
refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, Francisco llamó a un "nuevo
humanismo europeo", basado en la integración, el diálogo y una economía
social de mercado. Reclamó construir puentes y derribar muros.
"El
tiempo nos enseña que no basta solamente con la integración geográfica
de las personas, sino que el reto es una fuerte integración cultural",
afirmó, en un fuerte discurso que pronunció tras recibir el premio
Carlomagno de Aachen, el más prestigioso de Europa. La distinción fue
otorgada en el pasado a figuras de la estatura de Konrad Adenauer,
Winston Churchill y Juan Pablo II, entre otros. El motivo del galardón
al Papa, que en 2013 viajó a la isla de Lampedusa y hace unas semanas a
Lesbos, fue "su extraordinario compromiso en favor de la paz, de la
comprensión y de la misericordia en una sociedad europea de valores".
Fue
la primera vez que Jorge Bergoglio aceptó recibir una distinción, como
él mismo recordó en febrero pasado en el vuelo que desde México lo llevó
a Roma. Entonces explicó que había decidido hacer una excepción con el
premio Carlomagno debido al momento crítico que atraviesa Europa.
Llamó luego a
aggiornar la
idea de Europa, para que construya "un nuevo humanismo basado en tres
capacidades: la capacidad de integrar, la capacidad de diálogo y la
capacidad de generar".
"La identidad europea es, y siempre ha
sido, una identidad dinámica y multicultural", subrayó. Por otro lado,
destacó que "si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos
es «diálogo»", y destacó el crucial rol de los jóvenes.
"Ellos no
son el futuro de nuestros pueblos, son el presente. Son los que ya hoy
con sus sueños, con sus vidas, están forjando el espíritu europeo. No
podemos pensar en el mañana sin ofrecerles una participación real como
autores de cambio y de transformación. No podemos imaginar Europa sin
hacerlos partícipes y protagonistas de este sueño", dijo el Papa, al
denunciar la alta desocupación que hace que muchos europeos deban
emigrar.
En una nueva denuncia del sistema actual, llamó asimismo a
buscar "nuevos modelos económicos más inclusivos y equitativos,
orientados, no para unos pocos, sino para el beneficio de la gente y de
la sociedad". Y señaló concretamente como solución "la economía social
de mercado", alentada también por sus predecesores.
"Tenemos que
pasar de una economía líquida, que tiende a favorecer la corrupción como
medio para obtener beneficios, a una economía social", señaló.
Francisco cerró un discurso memorable evocando el famoso "I have a dream",
de Martin Luther King.
"Como un hijo que encuentra en la madre Europa
sus raíces de vida y fe, sueño un nuevo humanismo europeo. Sueño una
Europa joven, capaz de ser todavía madre. Sueño una Europa que promueva y
proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con
todos".